El Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Oficina de las Naciones Unidas y otros Organismos Internacionales con sede en Ginebra, embajador Jorge Valero, precisó que "...hoy tenemos una economía mundial global y fragmentada y que ocasiona una volatilidad financiera que contribuye a acentuar más las desigualdades". Durante la exposición que presidió Venezuela, denominada Deuda por el desarrollo: ¿sigue siendo esta una opción válida en esta época de incertidumbre?, realizado en el contexto de la XI Conferencia sobre la Gestión de la Deuda de la Unctad, indicó que "… a lo largo de la historia la deuda ha sido un instrumento para el crecimiento económico de ciertos países. En otros casos, se ha convertido, más bien, en un obstáculo estructural para el desarrollo".
Valero citó los conceptos de Juan Pablo Bohoslavsky, quien es experto independiente de la ONU, sobre las consecuencias de la deuda externa y las obligaciones financieros internacionales conexas de los Estados para el pleno goce de todos los derechos humanos. "...Según Bohoslavsky, el 8% más rico de la población del mundo recibe la mitad del ingreso mundial. En 2015, el 1% más rico de la población mundial poseía más del 50% de la riqueza del mundo, cuando en 2010 era del 44%", precisó. Calificó como "perniciosa" la actividad de entidades comerciales privadas con los llamados "fondos buitres", los cuales mediante artimañas leguleyas y especulativas obligan a países deudores a desviar recursos financieros, menoscabando la posibilidad de que los gobiernos puedan cumplir con sus compromisos en materia de derechos humanos.
Este escribidor sostiene que los llamados "paraísos fiscales" agravan el problema porque permiten a las empresas y personas naturales esconder sus riquezas eludiendo el pago de impuestos. Esa extraterritorialidad (offshore) oculta todas las actividades económicas de los gigantes corporativos eludiendo todas sus obligaciones fiscales. La revista The Economist calcula que en los paraísos fiscales se encuentran 20 trillones de dólares, ubicándose en plazas financieras que controlan estos recursos en el estadounidense estado de Delaware y en Londres. Las islas sirven así como localización legal y de protección en términos de jurisdicción, fiscalidad e información, pero la gestión es realizada por los grandes bancos. Esto representa un gigantesco fraude fiscal contra la humanidad y debería ser considerarse como una violación masiva de los derechos humanos y condenados y confiscados por la ONU para con ese dinero combatir la hambruna mundial. germansaltronpersonal@gmail.com Caracas. Publicado en el diario Correo del Orinoco.