Miles de trabajadores y trabajadoras de Maracay, Cagua, Villa de Cura, Aragua, Carabobo, Anzoátegui, Bolívar y de todo el país, harán cuentas y recordarán que la noche del 27 de noviembre de 2017 se cumplen 9 años de la Masacre de La Encrucijada, en la que cayeron asesinados nuestros hermanos Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena, incuestionables dirigentes de la clase trabajadora aragueña y venezolana.
En este período el gobierno ha hecho todo lo posible para impedir la investigación del crimen y el castigo a los culpables. Impidió el funcionamiento de la comisión investigadora independiente que los trabajadores impusieron con la huelga general regional en diciembre de 2008, en incluso el propio Chávez apareció públicamente en varias ocasiones dando un espaldarazo a los burócratas sindicales del PSUV que son los principales sospechosos del brutal asesinato.
El asesinato de nuestros compañeros Richard, Luis y Carlos fue un crimen político, un golpe dirigido directamente a la vanguardia obrera más importante del país, que había encabezado la producción bajo autogestión obrera de Sanitarios Maracay, que había puesto en pie en Aragua la única federación regional de la Unión Nacional de Trabajadores con una dirección elegida democráticamente, presidida por Richard Gallardo, y había realizado la primera huelga general regional por la estatización bajo control obrero de Sanitarios Maracay y contra la represión de la Guardia Nacional. Con su método huelgas y piquetes solidarios, de democracia obrera y autonomía respecto del gobierno, C-cura y la UNETE-Aragua eran un poderoso ejemplo para el conjunto de los trabajadores del país, que el gobierno no podía tolerar y por eso fueron asesinados nuestros compañeros.
El PSL y C-cura no renuncian a la batalla contra la impunidad
Han transcurrido nueve largos años y durante todo este tiempo el gobierno impidió que se investigara este crimen de lesa humanidad. De hacerlo se pondrían al descubierto las responsabilidades políticas, intelectuales y materiales de personajes vinculados al PSUV y al gobierno regional y nacional. Investigar y castigar a los resposnasbles también les supondría el gravísimo peligro de desenredar la tupida trama criminal y de hechos atroces contra C-cura y la militancia del Partido Socialismo y Libertad (PSL), que también tuvo que sufrir el asesinato de otros seis camaradas que desempeñaban sus actividades políticas y sindicales en Aragua y Mérida.
Pero por más que el gobierno quiera silenciar e invisibilizar estos asesinatos, los militantes del PSL y C-cura seguimos luchando para derrotar la impunidad con la que el gobierno protege a los asesinos. Batalla que hoy incorpora otras reivindicaciones democráticas como por ejemplo la exigencia de castigo a los autores intelectuales del asesinato del cacique yukpa Sabino Romero, asesinado por policías con la cooperación de militares; la exigencia de aparición con vida del compañero Alcedo Mora quien fue desparecido por denunciar la trama de corrupción en Pdvsa; así como la libertad inmediata de Rodney Álvarez, trabajador de Ferrominera de Orinoco, arbitrariamente preso desde hace seis años por un crimen que todos saben que no cometió, y cuyo verdadero responsable es un militante del PSUV protegido por las autoridades en el estado Bolívar. También seguiremos en la batalla por la libertad incondicional de todos aquellos que han sido privados de la libertad por participar en movilizaciones contra el gobierno
Jamás cesaremos en el empeño de descorrer el velo de la impunidad que ha cubierto a las peores lacras que durante estos años se han disfrazado de supuestos revolucionarios para esquilmar al pueblo, saquear el erario público y cuando ha llegado el caso, no les ha temblado el pulso para ordenar la persecución, el señalamiento, las campañas de desprestigio y de calumnias, el encarcelamiento y hasta el asesinato de los luchadores sociales que les adversan.
Nuestra batalla seguirá siendo por el socialismo con democracia obrera
La experiencia vivida bajo el chavismo y su actual evolución, ha abierto los ojos a miles que se ilusionaron en que supuestamente Chávez o Maduro encabezarían una transformación revolucionaria de Venezuela.
Sin duda, ha sido una larga y dura lección aprendida a sangre y fuego por muchos trabajadores, que desde el asesinato de Richard, Luis y Carlos empezaron a comprender que el gobierno de Chávez no era “obrerista”, democrático y mucho menos socialista. Supieron que con su verbo encendido y su prestigio político, Chávez protegía a su cohorte de aduladores, favorecía con beneficios y privilegios a los corruptos, enrocaba cual fichas de ajedrez en cargos de alto gobierno a los más allegados de su entorno y permitía que con los recursos del Estado floreciera una frondosa capa de nuevos boliburgueses que saquearon al país. Degradación que hoy es mucho más evidente bajo el gobierno de Nicolás Maduro.
Ese necesario y doloroso aprendizaje sobre el verdadero carácter del gobierno se ha acelerado en los últimos años y meses, permitiendo a miles comprender de una buena vez por todas que el discurso del Socialismo del Siglo XXI es la más grande estafa política con la cual hicieron de Venezuela un país invivible, en el que millones de venezolanos somos víctimas del hambre, de la hiperinflación, del desabastecimiento, del recorte sistemático de las libertades políticas, democráticas, la represión; del endeudamiento externo y el entreguismo que con las zonas económicas especiales, el Arco Minero y las empresas mixtas petroleras liquida la soberanía; y en el que los trabajadores han sido sometidos a una brutal sobreexplotación, impuesta por el chavismo. Ese es el verdadero legado de esta experiencia política de las dos últimas décadas.
Por todo lo anterior, desde el PSL y C-cura, mantendremos en alto las banderas de lucha contra la impunidad y en defensa de las libertades democráticas, pero plenamente convencidos que ellas por sí solas no son suficientes si no están estrechamente ligadas a luchar por sacarnos de encima al actual gobierno y su régimen autoritario y totalitario, para reemplazarlo por uno nuevo en el que sean los trabajadores a través de sus genuinas organizaciones quienes gobiernen el país, liberándolo de toda forma de opresión y explotación.
¡Camaradas Richard, Luis y Carlos, hasta el socialismo siempre!
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