Las estadísticas en la agricultura sirven para valorar gobiernos y gestiones políticas

En tiempos de Chávez, durante un viaje a Colombia, nos enteramos del funcionamiento del Observatorio de Agro-Cadenas de los vecinos. Fue un encuentro muy agradable y abierto. Presentaron la idea operativa y estratégica del observatorio, su organización, los insumos de datos que requieren, el tipo de productos que generan, y la data de otros países que deben obtener por diversos medios para poder determinar el comportamiento de otras agriculturas, las brechas en rendimiento, producción, y las expectativas de mercados a lo interno colombiano y con el entorno relevante en el comercio de alimentos. Las sorpresa para quien escribe fue el pequeño grupo encargado de esa organización, dos o tres expertos curtidos en temas de economía y estadísticas agrícolas y un conjunto muy reducido de estudiantes, entre tesistas y contratados que hacen el trabajo de compilación, tabulación y demás rutinas de la investigación. Lo otro que sobresalió fue que el jefe del Observatorio nos mostró la cantidad enorme de información que tenían levantada sobre Venezuela, y nos dijo: No se sorprendan hermanos, no es espionaje, es búsquedas de información estratégica. Sabemos que la agricultura está mejorando en Venezuela. Palabras sabias de evidencias concretas. La Agricultura motivada por la gestión de Chávez confrontada contra la de su predecesor Rafael Caldera, mostraba incrementos sustanciales, con tasas de crecimiento muy altas en rubros sensibles para el país.

Esos datos los conocíamos, los habíamos manejado en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas para evaluar el comportamiento de la gestión política en la agricultura, la primera fase fue comparar la gestión del Comandante Eterno con la de Caldera, como ya se dijo y luego, a partir del 2005, a comparar a Chávez contra Chávez, sin dejar de comprar contra el cierre agrícola de la IV República. Luego, en el Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) se continuó analizando información, lo que se conseguía, porque el Anuario Estadístico Agropecuario había muerto de abandono, y de cuando en cuando conseguimos rendiciones de cuentas (Memorias) de Ministros ante la Asamblea Nacional. Observamos que en el 2010 comienza un declive; en algunos rubros la caída era tenue pero continuada; en otros la caída de la producción fue en picada, atraída por la fuerza de la gravedad, no de la tierra, sino de la vorágine importadora que frenó el impulso que llevaba la agricultura.

La sorpresa fue mayor, cuando asume el Camarada Maduro y se encuentra con una "crisis de estantería" y sin soportes confiables de la producción y sin planes para la recuperación. Un picarazo ministro de la alimentación, le prometió al Presidente que en seis meses la crisis de estantería alimentaria sería controlada y el presidente Maduro le exigió tres meses. Ambos estaban equivocados. No hay respuestas inmediatistas en la agricultura casi siempre y con las raras excepciones de algunos rubros de ciclo corto que responden muy bien a políticas de estímulos por precios y programas especiales, las mejoras requieren plazo más largos; y en este caso han transcurrido cinco años, y todavía hay mora con la crisis de estantería de productos muy vinculados a la alimentación de los venezolanos, a precios adecuados.

De allí en adelante fue cada vez más difícil encontrar cifras e indicadores confiables en la agricultura. Mucho discurso emotivo, indicadores efectistas de volumen de recursos invertidos y número de beneficiarios, sin que se diera un solo número de superficie sembrada, cosechada, rendimientos, producción, etc. Y así, llegamos al día de hoy. No sabemos, al final del ciclo de lluvias, cuánta es la verdadera producción de maíz, hasta dónde ha avanzado la cosecha. Igualmente sucede en arroz, sorgo, soya, leguminosas de grano comestible, papa, etc. En el caso de la caña de azúcar, durante varios años, quedaron muchos tablones sin cosechar y hoy estamos satisfaciendo menos del 25 % de la demanda interna de edulcorantes. Es tanta el hambre de estadísticas, que estamos en el momento de necesidad de un boletín periódico sobre comportamiento de la agricultura, eso sería transparencia y compromiso.

Sin estadísticas lo que se acostumbra es dar discursos, hacer enlaces televisivos para mostrar logros locales importantes (a veces causan mucha emoción porque indican a dónde podemos llegar), bien sea en producción exitosa de semillas, o el comportamiento de una comuna; pero la integralidad de la agricultura como fenómeno de alto valor político es casi imposible valorarla. Nadie habla de fracasos, ni de reducciones de las metas, sino de logros focales. No hay una investigación sistémica sobre el resultado de las gestiones agrícolas en las diferentes cadenas. No disponemos de una sala equivalente a un observatorio que muestre tendencias, que haga análisis, levante documentos para orientar decisiones y correctivos. ¿Para qué? No es necesario, somos tan inteligentes que todo lo llevamos en la memoria o cuando mucho en una chuleta en power point, para impresionar. Además, se usa la información restringida como sistema de gobierno en la agricultura. Quien no sepa que pasa pierde el derecho a opinar. Y tiene que calarse el cuento.

A cada año de la agricultura venezolana desde 1999 se le puede asignar al eje de las X, a manera de ejemplo, los nombres de los Ministros de turno en Agricultura y Tierras, y de Alimentación y al eje de la Y, la producción de maíz o arroz, o cualquiera otro cultivo, el consumo per cápita y el estimado relativo de las importaciones de los rubros. Es la forma más sencilla de conseguir los responsables del descalabro de la agricultura venezolana desde el inicio de la enfermedad del Presidente Chávez hasta el presente.

En el último programa televisivo del año (Sembrando Patria) del Ministro Castro Soteldo, con los dientes tramados, raudo dio algunas cifras de superficie cosechada en 2017; al multiplicar inmediatamente nos percatamos que estamos muy lejos de abastecernos de productos habituales del consumo nacional, como el maíz y el arroz por sólo citar dos ejemplos. Lo demás del programa televisado fueron buenos ejemplos de la agricultura que no debemos promover (intensiva de altos insumos) y de la que debemos promover (sustentable de bajos insumos y de origen nacional), de ambas. Muy poco valor se le atribuyó a la agricultura campesina ¿Cuánto maíz produjeron los campesinos? ¿Cuánto maíz se produjo en comunas? Todo lo que se importa se le carga a la gestión del ministro de turno. Entre otros una suma elevada de semilla híbrida de maíz. Aún así, este ministro aprueba la materia con baja nota (diez y de vaina) por su constante prédica a favor de la agricultura, aunque los resultados todavía tienen un alto rezago.

Cifras por favor, para saber si nos van a ganar la guerra por culpa nuestra.



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Miguel Mora Alviárez

Profesor Titular Jubilado de la UNESR, Asesor Agrícola, ex-asesor de la UBV. Durante más de 15 años estuvo encargado de la Cátedra de Geopolítica Alimentaria, en la UNESR.

 mmora170@yahoo.com

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