"Siempre parece imposible, hasta que está hecho"
NELSON MANDELA
Esta vez no planeamos encontrarnos en nuestro café, sino más bien en un pequeño kiosco cafecero cerca de la Plaza Bolívar, ya que Anacleto andaba con eso de las compras navideñas de última hora. Allí estaba, puntual como siempre, con un cigarrillo en su mano derecha y un periódico en la izquierda. Apenas me vio, se levantó para saludarme al tiempo que le encargaba al quiosquero que preparara otro marrón. "Epa, camarita… ¿Cómo se siente hoy?" v sin esperar una respuesta continuó: "Yo pensaba que por estos lares las cosas iban a estar diferentes, pero ya ve… hay bastante gente buscando ofertas, ya que la masa no está pa’bollos. Aproveché la esperadita para tantear a la gente, que se acerca a comprar el periódico o a tomar café, respecto a qué esperan para estas navidades y año nuevo. ¡Las respuestas le pueden sorprender tal y como lo hicieron conmigo! Este pueblo es arrecho de verdad y está resteado con eso de lograr que las cosas mejoren. Tienen una fe inmensa que el año que viene será de alegrías y prosperidad y señalan a Omar como el origen de esos sentimientos, en quien, junto a Nicolás, ponen sus esperanzas. Fíjese, camarita, que la mayoría está conteste con eso de que un país no lo construye solamente un gobierno sino que, para lograr un buen resultado, hace falta la participación de todos los ciudadanos de buena fe y le piden a quienes no quieran colaborar que se aparten y dejen trabajar al resto. ¡Ya eso es tremendo comienzo! El comentario general es que si Omar lo logró en San Francisco, ¿por qué no ha de lograrlo en todo el estado? Lo primordial es armar un trabuco, como gabinete regional, que le acompañe en la ejecución de todas las decisiones que se tomen, que se corte el clientelismo grupal y el amiguismo, y que se escuchen los ruidos de la calle. Eso precisamente parece ser lo que Omar tiene entre ceja y ceja, de acuerdo a las declaraciones que ha dado. Como decía Nelson Mandela: ‘Quien conoce de tempestades ve llover y sonríe’. ¡O sea!"
Gente como Francisco, que no se pierde ni uno de mis artículos, me escribe siempre una sarta de improperios, pensando que con eso me ofende y me insulta, sin darse cuenta que, sin importar lo que él piense, los sonidos de las calles son más fuertes que cualquier provocación o epíteto. Ellos son los que originan lo que este humilde escribidor recoge en estos escritos. ¿Cómo callar que en las calles de mi Maracaibo la gente tiene cifradas sus esperanzas en un futuro mejor de la mano de la persona que ellos escogieron como nuevo gobernador? ¿Cómo callar que uno y otro repiten que ahora existe una alianza perfecta nacional-regional-municipal que permitirá que todos los planes y proyectos se concreten trayendo bienestar, prosperidad y tranquilidad a todos por igual? ¿Cómo callar que mucha gente escucha con atención cada una de las palabras que salen de la boca del nuevo gobernador, unos para alentarse y otros para criticarlas?
No hay peor ciego que el que no quiere ver y créanme, el pueblo no es ni está ciego. El pueblo sabe a ciencia cierta quienes son sus verdugos, los verdaderos culpables de la difícil situación por la que toda Venezuela está atravesando, que no deja que los productos de la cesta básica lleguen a la mesa de los miles de hogares venezolanos. Por eso cifra sus esperanzas en quién ya demostró su voluntad y capacidad para enfrentar a los hambreadores del pueblo, a los bachaqueros, a los vendedores de papel moneda, pero sobre todo a los especuladores y acaparadores, allá en San Francisco. Aun retumban en los oídos, de quienes le escuchábamos, sus palabras el día de su proclamación al advertir a los comerciantes inescrupulosos y a los bachaqueros que le quedaban pocas horas para seguir fuñendo al que habita en tierras zulianas. "Les quedan pocas horas, así que vean donde se van a meter y que van a hacer".
Algunos no entienden que reconocer lo que se hace bien estimula, da bríos, incentiva y motiva; algunos no entienden que el maracucho se jugó la dupleta de Omar/Willy con la esperanza que ese dúo nos devuelva la mayor parte, por no decir todo, de aquello que la derecha cipaya criolla nos ha arrebatado sólo por el hecho de no haberle dado nuestro voto para que consumaran su ascensión al poder; algunos no entienden que la mayoría de sus pseudo líderes son unos hipócritas que siempre andan a la caza de lo que la revolución ofrezca, para tratar de adquirirlo de inmediato "porque para eso tengo reales"; algunos no entienden como andan en los autos que vende el gobierno, tienen un apartamento de la GMVV, tienen línea blanca y televisores chinos, reciben su caja de CLAP todos los meses, compran en jornadas de mercal, le atienden la salud en los consultorios de Barrio Adentro y viven hablando pepadas y echándole pestes al gobierno. Recuerden que "majunche que se respete no acepta nada que venga de la revolución". O sea.
Alguien comentó que Omar no es ninguna "papayita". Bueno, eso es lo que espera el pueblo: que tenga mano dura y firme en todo lo que haga, pues la oposición cipaya no se anda con miramientos a la hora de perjudicarnos a todos. Si no miren al célebre desvergonzado de cejota pidiendo a la UE mas sanciones en contra de Venezuela para que no tengamos alimentos ni medicinas y con ello provocar un estallido social que amerite la intervención extranjera. Otro comentó que Omar no la tiene "papayita" y es verdad, ya que la situación actual es de dificultades. Pero el ciudadano de a pié confía en haber hecho una buena selección pues nada de lo que ocurre es nuevo sino la repetición de guiones golpistas pasados y derrotados, y ante estos Omar salió siempre victorioso. Cabe recordar que mientras Maracaibo fue sacudida durante mas de tres meses por "atracazos y plastones" en San Francisco no se vio "chorimba" alguna, pues candelita que se prendía, candelita que se apagaba.
Las últimas acciones contra el bachaqueo y el resultado de los procedimientos que se han realizado en las últimas horas en Cabimas y Maracaibo le dan la razón a todo el que se decidió apostar a un hombre de hechos y pocas palabras. Las mercancías que han sido decomisadas se han direccionado a la venta directa al pueblo a través de las instituciones pertinentes. Apenas está empezando y se comienzan a ver algunos resultados que podremos evaluar después de los primeros cien días de gobierno. No es soplar y hacer botellas, no es hacer milagros; es demostrar que se tiene la intención y la voluntad de hacer las cosas para el beneficio de las mayorías. Es como si dijera: "Con lo único que estoy comprometido hoy en día es con cumplirle a todos los que creen que puedo hacerlo y demostrarles a los detractores que si se puede, a pesar de ellos". Como decía Mandela: "Siempre parece imposible, hasta que está hecho". Esa es la esperanza del pueblo.