En el interesante artículo de Manuel Martínez: "ANC Una mercancía llamada basura", aparecido hoy domingo 24/12/2017 en Aporrea, en donde exhorta a la Asamblea Nacional Constituyente a legislar sobre este grave problema, y señala que: "Desde hace varias décadas propusimos a uno de los Concejos Municipales del estado Aragua de aquel entonces, que dejara de seguir haciendo ricos a unos cuantos que no resolverán otra cosa que su propios apetitos lucrativos y que, mientras más sucia estén las calles y los depósitos de los desechos y basura, es algo así como que su demanda crezca y crezca y con ellos el precio de su recolección. En concreto, propusimos resolver, más bien, el problema de los numerosos cerros erosionados que sólo esperan un poco de esa basura para renovar sus capas vegetales. El procedimiento o tratamiento de tal mercancía pasaría por los actuales pre-establecidos o improvisados depósitos. Desde allí serían recogidos al vuelo por helicópteros que directamente la irían regando sobre dichos erosionados cerros. Será cuestión de una solución fisiocrática, de algunos meses para que con toda seguridad esa basura dé sus frutos por la bio-gradación del caso que inevitablemente sobrevendría con ayuda de aquellos no biodegradables que les servirán suficiente y eficazmente para retener todo ese polvillo atmosférico que conocemos. El resto de los detalles vendrá por sí sólo con la práctica correspondiente. Por supuesto, la recolección de basura-mercancía potencialmente dañina correría por otros caminos".
En tal sentido, reivindico lo antes señalado por Manuel Martínez, pues en la República Bolivariana de Venezuela tenemos el gravísimo problema con la presencia de desechos sólidos en nuestras calles y avenidas, y que han ido en continuo aumento, encontrándose entre los países generadores de más basura "per cápita", 62% de origen doméstico y 38% de origen industrial (BIOMA, 1991). Adicionalmente, cabe acotar la falta de conocimiento del venezolano acerca del ambiente, ya que solo el 7% de una muestra nacional (BIOMA, 1991), consideró la protección ambiental un tema prioritario. Según el informe, el venezolano no analiza su comportamiento en relación con el estado del ambiente y solo destaca como importantes a los problemas que afecten su entorno inmediato (humo y basura) y aquellos que le son más tangibles por su efecto visual y por estar asociados a un servicio público, como es el aseo urbano.
Otra faceta del problema es que en la República Bolivariana de Venezuela el crecimiento poblacional urbano no ha ido acompañado por la infraestructura y las medidas necesarias para dar un destino adecuado a la basura generada por la población, resultando que su difícil manejo es un problema de salud pública en el ámbito urbano. En nuestro querido país, se estima que, en promedio, cada persona produce 850 gramos de basura por día, y si se agregan los residuos de comercios, hospitales y servicios, la cantidad aumenta en 25% y 50%, y alcanza hasta 1 ½ kilos por persona al día. (ADAN, 1999).
De los 338 municipios que existen en nuestro país, con sus diferencias regionales, físicas, económicas y poblacionales, 89 poseen menos de 20.000 habitantes, para un total de 1.212.401 habitantes, mientras los 6 municipios mayores agrupan 6.921.969 habitantes. Esto da idea de lo difícil que es establecer una estrategia, tanto para los municipios pequeños que generan menos basura, como para la producida por los que superan 1.000.000 de habitantes, pero que no presentan, en muchos casos, infraestructuras urbanas adecuadas por ser áreas subintegradas.
Por otra parte, recordemos que el proceso del reciclaje de basura tiene como objetivo convertir desechos en nuevos productos o en materia para su posterior utilización, y gracias a él se previene principalmente, la contaminación del aire (a través de la incineración) y del agua (a través de los vertederos), así como también disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la producción de plásticos. Asimismo, el desuso de materiales potencialmente útiles, se reduce el consumo de nueva materia prima y se reduce el uso de energía.
El reciclaje es componente clave en la reducción de desechos contemporáneos y es el tercer componente de las 3R ("Reducir, Reciclar y Reutilizar"). Los materiales reciclables son muchos, e incluyen todo el papel y cartón, vidrio, metales ferrosos y no ferrosos, algunos plásticos, telas y textiles, maderas y componentes electrónicos. En otros casos, no es posible llevar a cabo un reciclaje debido a la dificultad técnica o alto coste del proceso, de modo que suele reutilizarse el material o los productos para producir otros materiales y se destinan a diferentes finalidades, como el aprovechamiento energético.