INTRODUCCIÓN
El 15 de febrero de 1819 el Libertador logrado ya el reconocimiento por parte del resto de caudillos patriotas convoca en Angostura la instalación del Congreso para refundar la república que había dado sus primeros pasos en el Congreso de 1811. Hoy a casi 200 años de esta importante iniciativa Venezuela acusa casi que los mismos problemas; elementos más, elementos menos pareciera que se han detenido en el tiempo en una especie de maldición que no nos deja avanzar como quisiéramos. Es evidente el ansia intervencionista de los norteamericanos; han venido ensayando una cantidad de tácticas, bajo la misma estrategia, para abortar el proyecto iniciado por Chávez y que hoy según nuestro humilde criterio se encuentra en pleno retroceso. De Bolívar se sigue hablando como héroe, como mito, como demiurgo, clarividente; pero Bolívar no fue otra cosa que el producto de las contradicciones dialécticas de la sociedad del momento. En la historia de Venezuela ningún gobernante se ha atrevido a hablar mal de Bolívar. Desde Páez arranca el culto a Bolívar a pesar de ser el responsable de que el libertador no pudiera ingresar a su país natal; Guzmán Blanco, Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez, Rómulo, Caldera, Carlos Andrés, Chávez y ahora Maduro nunca hablaron mal de Bolívar. Otra cosa distinta es preguntarse si su accionar estuvo en concordancia con los elementos fundamentales de las ideas de Bolívar; por ejemplo, su antiimperialismo, la unidad de la América española. A continuación intentaré un acercamiento a lo que fue la instalación de ese Congreso por parte del Libertador como un homenaje a nuestra juventud venezolana hoy cada vez más confundida al oír como de un bando y otro se habla en nombre del pueblo y éste sigue sumido en sus mismas miserias e incertidumbres de siempre.
1.- EL CONTEXTO SOCIOECONÓMICO
Hablar del tema bolivariano a pesar de ser apasionado no deja de tener sus riesgos. Uno de ello es volver a repetir los sitios comunes. A riesgo de no ser novedoso debo decir que estas líneas van orientada en dos direcciones: en primer término tratar el tema del Discurso de Instalación del Congreso de Angostura a partir de un enfoque marxista y el segundo sucedáneo al anterior tratar el tema desde la historia comparada, de la historia como problema, de la historia síntesis de la que nos habla el historiador antifacista, el francés Mar Bloch.
Parto en primer término, como lo plantea Acosta Saignes, debo decir que lo correcto es hablar la "Revolución de Independencia" antes que de "Guerra de Independencia". Ésta última denominación es demasiado estrecha pues sitúa al proceso de descolonización en el marco bélico exclusivamente. El primero es el correcto púes ubica lo ocurrido en un proceso político que tuvo como telón de fondo las contradicciones de las fuerzas productivas en pugnas entre los colonialistas españoles y los criollos propietarios de tierras y esclavos además de capitales mercantiles.
Estas contradicciones al interior de la sociedad venezolana y por extensión la latinoamericana se enmarcaba a la vez en las contradicciones internacionales que oponían a los intereses europeos entre sí y a estos con los que en su oportunidad denominó el Libertador el "Gran Coloso del Norte: los Estados Unidos de Norteamérica".
De allí que sería impropio estudiar al Libertador obviando el contexto internacional tanto europeo como americano. Menos aún, aspirar por una razón metodológica pretender estudiarlo como un solitario de capacidades eminentes cuyo solo genio lo llevó a ser guía o héroe. Tal como nos los dice Miguel Acosta Saigne en su Libro premio Casa de las Américas: Acción y Utopía del hombre de las Dificultades: "Así lo presentan muchos historiadores y políticos, para que la enseñanza de su esfuerzo resulte baldía y para que las masas combatientes… no vean ejemplo y enseñanza en las peleas de los esclavos, de los pardos, de los indios, de los mestizos, quienes formaron los ejércitos de liberación".
Comprender a Bolívar es comprender al hombre de las dificultades como él mismo se definió como un ser de carne y hueso no un semidios y por tal razón verlo como un ser humano expresivo de la dialéctica de la sociedad, en contradicción muchas veces con los principios que ella le infundió y en oposición muchas otras con la fuerzas retrógradas de la propia estructura donde fue hecho guía, las cuales frenaban toda posibilidad de mutación realmente transformadora.
Las bases productivas de la Revolución de Independencia (siguiendo lo expresado por Acosta Signe) descansaban sobre la posesión de la tierra de tipo semifeudal, en el sentido de grandes extensiones en manos de unos pocos explotadores privilegiados. El modo de producción era esclavista, asentado sobre la base de posesión semifeudal de la tierra, obtenida por mercedes, reconocimiento de ciertos derechos por la antigua posesión de encomiendas, por composiciones, o por donaciones o enfeudamiento de tipo municipal o provincial. Veamos allí los antecedentes históricos del Latifundio en Venezuela.
Quien pretenda estudiar algún período aislado de la lucha por la independencia en Venezuela, como por ejemplo, el establecimiento de Bolívar en la región guayanesa, donde instaló el Congreso en 1819, nada entendería sino poseyese algunos datos fundamentales sobre la producción tradicional en Venezuela y sobre las relaciones comerciales que esa producción permitía establecer. Puede resumirse los datos así: las costas o sus cercanías producían abundantes productos agrícolas, entre los cuales sobresalían el cacao como producto de exportación. El maíz, poco nombrado en el comercio exterior, era la base de la alimentación de los trabajadores, esclavos negros e indígenas, así como de los pardos. Por todos los puertos, pero especialmente por los orientales, se exportaba abundante ganado. Es notable la cantidad de mulas, animales propios para duras labores de carga, que salían por el Orinoco y Barcelona hacia Las Antillas. La distribución de las clases sociales era diferente según las regiones. Los esclavos, principales productores en las haciendas de cacao, caña y café, existían en mayor número desde el estado Yaracuy hasta la punta oriental de Paria; en las misiones, establecidas en las zonas llaneras, en las provincias de Barcelona y Cumaná y en Angostura, eran principales productores los indígenas. En los Llanos trabajan pardos, descendiente principalmente de indios y españoles, con pequeña mezcla de negros, y en las misiones habían pocos esclavos. De modo que estos se encontraban concentrados particularmente hacia el norte del país.
Debe recordarse que ya para 1810 momento que se inicia el proceso de rompimiento con la metrópoli, Venezuela acusa una concentración de población hacia el norte, característica que sobrevive hasta 1976, con algunas excepciones debido a la industrialización de Guayana. Las ciudades más grandes estaban en la región costera, incluyendo en ella los valles de la cordillera costanera; los llanos estaban poblados muy reducidamente, con hatos e instalaciones familiares muy distanciados, y en la Guayana había comunidades indígenas dispersas, centros misionales y pocas ciudades. Las principales ciudades según el historiador Federico Brito García eran: Caracas: 42.000; Valencia: 8.500; Maracay: 8866; Cariaco: 6000; Cumanacoa: 4.200; Maracaibo: 24.000; Barquisimeto: 11.300; Guanare: 12.300; Barinas: 10.000; Acarigua: 2.570.
Esa distribución de la población hoy día poco o nada ha cambiado.
2.- LOS ANTECEDENTES INMEDIATOS DE LA CONVOCATORIA AL CONGRESO DE ANGOSTURA.
Hacia 1819 Simón Bolívar desempeñaba múltiples responsabilidades: jefe de guerra, Presidente de la República, guía administrativo y económico. No fue la menor de sus labores en 1818 la creación del Correo del Orinoco, semanario que completaba sus proyectos organizativos y de relaciones nacionales e internacionales. El primer número apareció el 27 de junio. Respondía a un pensamiento de Bolívar: "La prensa es la artillería del pensamiento". Escribió también que: "la imprenta es tan útil como los pertrechos". Fue tal la importancia del Correo del Orinoco que el historiador colombiano Restrepo llegó a escribir que éste ganó más batallas, hizo más prosélitos, que las memorables jornadas de nuestra guerra de independencia.
Siguiendo con los antecedentes el 10 de octubre de 1818 Bolívar reunió al Consejo de Estado y nombró Presidente al General Urdaneta. Para el 22 del mismo mes convocó Bolívar el Congreso. El objetivo fundamental de éste era consolidar la estructura de la República. Fue publicado un reglamento para que en cada división del Ejército se celebrasen elecciones primarias y secundarias, para elegir a los diputados. En Margarita y Guayana como provincias libres las elecciones se harían por parroquias, con cinco diputados cada una de ellas. Se convocaba al Congreso para el primero de enero de 1819. En Oriente Arismendi, Bermúdez y Brión enviaron una expedición contra Cumaná. En Casanare Santander sentó las bases de un ejército que serviría a Bolívar al año siguiente. Esta región, a pesar de que se consideraba como de la Nueva Granada, en las circunstancia de la guerra nombró diputados al Congreso. Fueron electos el doctor Francisco Antonio Zea, el doctor José María Salazar, el coronel José María Vergara, el teniente coronel Antonio Morales y suplentes el coronel Fray Ignacio Mariño, el doctor Ignacio Muñoz, Francisco Escobar, francisco Javier Yanes y el presbítero Domingo Antonio Vergara.
El 20 de noviembre se reunieron el Consejo de Estado, la Alta Corte de Justicia, el Gobernador del Arzobispado y el Estado Mayor General. Conocieron la noticia de que España había recurrido a las potencias de la Santa Alianza para que sirvieran como intermediarias para hacer una paz mediante el cual se conservase el sistema colonial. Fue acordada una declaración de la República de Venezuela que suscribió Bolívar como Jefe Supremo de la República y comenzaba: "Considerando que cuando el gobierno español solicita la mediación de las altas potencias para restablecer su autoridad, a título de reconciliación sobre los pueblos libres e independientes de América, conviene declarar a la faz del mundo los sentimientos y decisión de Venezuela… más adelante se señalaba: " que la República de Venezuela por derecho divino y humano, está emancipado de la nación española y constituida en un estado independiente, libre y soberano". Esta declaración estaba constituida por diez puntos y en el séptimo se señalaba: "Últimamente declara la república de Venezuela que desde el 19 de abril de 1810, está combatiendo por sus derechos, que ha derramado la mayor parte de la sangre de sus hijos; que ha sacrificado todos sus bienes, todos sus goces y cuanto es caro y sagrado entre los hombres para recobrar sus derechos soberanos y que por mantenerlos ilesos, como la divina providencia se lo ha concedido, está resuelto el pueblo de Venezuela a sepultarse todo entero en medio de sus ruinas, si la España, la Europa y el mundo, se empeñan en encorvarla bajo el yugo español". Como puede apreciarse los intentos de inmiscuirse en los asuntos internos en Venezuela por parte de las grandes potencias no es nada nuevo.
Como durante todo el proceso de liberación todo el pueblo estuvo permanentemente en armas, no podía ser excluido el ejército de la función electoral. La capacidad de elector estuvo desde 1811 condicionada, pero ninguna cláusula excluyó a los militares, si cumplían las regulaciones generales y, además, otras de acuerdo con su posición militar. Votaban para el Congreso de Angostura, según el reglamento de elecciones, en su artículo 8º: "todos los oficiales, sargentos cabos, aunque carezcan de los fondos raíces o equivalentes designados en esta instrucción…" Fue expresión de la estructura combatiente de la República el que resultasen electos para el Congreso once militares, entre ellos los generales Pedro León Torres, Santiago Mariño, Tomás Montilla, Rafael Urdaneta. Entre los civiles, fueron electos por los votos militares y civiles, hombres de gran dedicación política y de resaltantes capacidades intelectuales: Fernando Peñalver, Juan Germán Roscio, Diego Bautista Urbaneja y los granadinos Francisco Antonio Zea, José María Vergara y José maría Salazar.
En el Congreso estaban representadas diversas tendencias: la federalista, de la cual era permanente portador Mariño, la centralista, por boca del propio Bolívar y sus representantes allegados, las gratas a los militares con mayor experiencia como Urdaneta, y las propias de juristas experimentados como Juan Germán Roscio. Algunos han querido ver en Angostura una hechura de Bolívar. El actuó como factor de impulso, mas se reunieron allí muy diversos criterios correspondientes a sectores e intereses diferentes, todos, sí, con el propósito común de la independencia.
El 15 de febrero comenzaron las sesiones del Congreso, con 26 diputados, pues los cuatro restantes no pudieron llegar a tiempo. Fue electo Presidente Francisco Zea y se confirmaron a Bolívar todos los grados y empleos conferidos por él mismo durante su gobierno.
3 EL DISCURSO DE INSTALACIÓN Y LA CONCIENCIA DE LIBERTADOR DE SU PAPEL EN LA HISTORIA
En el discurso de Angostura el Libertador tuvo, como en muchos de sus discursos y escritos, clara conciencia de su papel como individuo. Los hombres geniales, antes de las concepciones científicas de la sociedad que nos permiten hoy día juzgar con propiedad el papel de los individuos en la historia, tuvieron en muchos casos la visión cabal de su papel histórico. Eso lo llevó a decir en el Discurso: "en medio de este piélago de angustias, no he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario que me arrebata como una débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal: fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos."
Al igual como lo había escrito en la carta de Jamaica en 1815 vuelve a hacer una interpretación correcta de la sociedad que le ha tocado transformar:
"¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y del orden actual? Consultad los anales de España, de América, de Venezuela, examinad las Leyes de Indias, el régimen de los antiguos mandatarios, la influencia de la religión y del dominio extranjero; observad los primeros actos del Gobierno Republicano, la ferocidad de nuestros enemigos y el carácter nacional".
Durante su intervención ante el Congreso de Angostura Bolívar expuso su tesis del sistema de gobierno que prefería. Se presenta así la oposición entre federalismo o centralismo. Al respecto señaló: "Cuanto más admiro la excelencia de la Constitución federal de Venezuela, tanto más me persuado de la imposibilidad de su aplicación a nuestro estado…" Es por ello que se adviene a las tesis del centralismo: "Horrorizado de la divergencia que ha reinado y debe reinar entre nosotros por el espíritu sutil que caracteriza al Gobierno federativo, he sido arrastrado a rogaros para que adoptéis el centralismo y la reunión de todos los Estados de Venezuela en una República sola e indivisible. Esta medida, en mi opinión, urgente, vital, redentora, es de tal naturaleza que, sin ella, el fruto de nuestra regeneración será la muerte".
Sobre la educación Bolívar insistía una y otra vez por ello señalaba: "La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una república; moral y luces son nuestras primeras necesidades."
El problema de la unidad nacional fue un tema recurrente en el Libertador de allí que señalase en el discurso: "Para sacar de este caos nuestra naciente república, todas nuestras facultades morales no serán bastantes, si no fundimos la masa del pueblo en un todo; la composición del gobierno en un todo; la legislación en un todo, y el espíritu nacional en un todo. Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa".
J. R. Nuñez Tenorio, en su libro Bolívar y la guerra revolucionaria, escrito en prisión en el año 1967, señalaba: "Ante la democracia reformista levantada por todo el consorcio de los grupos económicos , sociales, políticos, militares y culturales que hoy se asocian al capital extranjero y la oligarquía criolla, el movimiento popular plantea como alternativa de poder la fórmula arrolladora y victoriosa en el despertar de los pueblos oprimidos del mundo: el antiimperialismo socialista…Esta revolución dirigida contra el imperialismo, la burguesía traidora y asociada y el propio latifundio, tiene como fin instaurarse en el poder para construir una sociedad genuinamente justa, igualitaria y democrática, de economía nacional e integrada, plenamente soberana y dispuesta a todo tipo de medidas y tareas que aseguren su progreso y bienestar: el socialismo."
4.- DE LA INSTALACIÓN DEL CONGRESO DE ANGOSTURA A LA CONSTITUYENTE DEL 2018
A dos siglos de la instalación y desarrollo del Congreso de Angostura no cabe duda que la Venezuela del siglo XIX a la del siglo XXI mantiene rasgos casi que idénticos y con tristeza podemos afirmar que muy pocas cosas han cambiado. Desde el punto de vista de su estructura como formación social seguimos siendo un país monoproductor, fundamentalmente de materia prima; en el siglo XVIII exportábamos cacao, en el XIX café y en el XX y XXI petróleo. La sociedad de clases se mantiene, de alguna manera la división de castas no existe en cuanto la color dela piel; no obstante, la división entre explotados y explotadores continua. La estructuración demográfica del país se mantiene, más bien hay que decir que se ha acentuado; cada vez más, hay una concentración de población hacia la zona centro norte costera en detrimento de las otras regiones del país. En cuanto a las características de la población en cuanto a su ubicación espacial, también hay que agregar que cada vez existe menos población rural, para algunos autores hoy no hay más del 6 % de población rural. Esto lógicamente representa un gran problema para el tema del abastecimiento de alimentos. No somos capaces de satisfacer la demanda del llamado mercado interno en estos rubros. A pesar de las grandes inversiones que se han hecho en materia agrícola y pecuaria los resultados son nefastos.
Al igual que en el siglo XIX, sumados a los problemas internos del país se suman las apetencias de las potencias internacionales. Ya sabemos cuál fue la actitud asumida por los EE.UU, respecto a nuestra independencia. En un primer momento, se negaron a participar en ella y posteriormente la sabotearon, incluso enviándole armas y otros pertrechos a los españoles cuando supuestamente habían decidido mantener una postura de neutrales. El coloso del norte desde ese entonces ha visto a Venezuela como al resto de Latinoamérica y el Caribe como su patio trasero; la doctrina Monroe fue su punta de lanza. Hoy esa amenaza se cierne como una sombra que amenaza una vez más con ocultar la luz de nuestra independencia. No obstante, a nuestras dificultades y contradicciones este pueblo sabrá vender bien caro su independencia y los gringos y sus lacayos sentirán en carne propia la fuerza de los hijos de Bolívar. No, no pasarán y si llegaran a pasar aquí se quedan pues los enterraremos y no podrán salir sino en bolsas negras.
En estos momentos funciona en Venezuela una Asamblea Nacional Constituyente que se eligió para fundar de nuevo la república o al menos eso se hizo saber. No obstante, que se eligió para elaborar el nuevo contrato social hasta ahora que se sepa no se ha discutido ni un solo artículo de la nueva Constitución. Se ha utilizado este espacio para perseguir a cuanta persona u organización política social difiera de los que con Nicolás Maduro dirigen el gobierno. Esta ruin actitud no distingue entre quienes hacen un enfrentamiento dentro de los canales de la democracia burguesa y quienes conspiran abiertamente para tumbar al gobierno. Esta situación ha llevado al gobierno a una posición cada vez más comprometida. Acorralado el gobierno, viviendo una realidad virtual entre el canal ocho y TVES con Vallenilla, el de la Guerra de los sexos, como ideólogo y contratista cada vez se aleja más de las enseñanzas de Chávez y, todavía peor, se acerca cada vez más a las políticas de Carlos Andrés Pérez y su paquete neoliberal.
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