La gira del Secretario de Estado de USA, Rex Tillerson por la América Latinocaribeña, pudiéramos catalogarla como parte de los preparativos militares para intervenir Venezuela. Antes esas formas de injerencia eran más sutiles, imperceptibles; pero ante el fracaso de esas fórmulas en la Patria de Bolívar y Chávez, el desespero imperial ante la crisis estructural del capitalismo que amenaza con hacer trizas su economía, acelera las posibilidades de invasión sobre nuestro país.
Antes, durante y un poco después de esta gira de este diplomático gringo, que no en balde no le perdona a Venezuela y a Chávez que hace diez años, cuando Tillerson fungió como ejecutivo de la Exxon Mobil, y el Comandante Inolvidable procedió a la nacionalización de la Faja Petrolífera que hoy lleva su nombre y derroto las pretensiones imperiales que buscaban comprometer de manera importante nuestras reservas petroleras, pretende ahora vengarse de nosotros, y hemos venido observando la ocurrencia de una serie de eventos, fundamentalmente en la capital de la República, que no dudo en catalogarlos sino de terroristas.
En menos de un mes hemos visto en el marco del colapso que ha venido registrando el servicio Metro de Caracas, como este ha sufrido tres ataques con bombas lacrimógenas en estaciones tan neurálgicas como Petare y Plaza Venezuela, buscando propiciar un desenlace violento, además de fatal. De igual manera, y en menos de un mes, las interrupciones intempestivas del servicio eléctrico en varias localidades del país, y sobre todo en la Gran Caracas, entidad que se constituye en el centro político y de la sede del Ejecutivo Nacional como lo es el Palacio de Miraflores, siendo sus instalaciones además, zona de seguridad, todo ello dentro del marco además, de la convocatoria por parte de la Asamblea Nacional Constituyente, de las elecciones presidenciales para el 22 de abril, previo acuerdo con sectores de la oposición, hacen presagiar una convulsa coyuntura de cara a dichos comicios a escenificarse dentro de 66 días.
En ese sentido, y como una especie de profecía autocumplida, el Colegio de Ingenieros de Venezuela, prevé “apagones más frecuentes y prolongados por la crisis eléctrica”. ¿Casualidad? ¿Falta de mantenimiento e inversión? ¿Sabotajes? ¿Todas las anteriores?
A ello hay que sumar las altisonantes declaraciones de mandatarios como Juan Manuel Santos y Michel Temer, de Colombia y Brasil respectivamente, que no conforme con ello, y aprovechando la excusa de la supuesta crisis humanitaria en nuestro país, se han movido hacia la frontera con Venezuela, reuniendo a altos funcionarios de su tren ejecutivo y con movimientos de tropas; Guyana, teledirigida por la Exxon Mobil, pretende dilucidar el diferendo fronterizo del Esequibo en la Corte Internacional de La Haya, contrariando las disposiciones del Acuerdo de Ginebra de 1966; y el ABC del Caribe controlado por Holanda (Aruba, Bonaire y Curazao) reino éste muy plegado a los intereses yanquis, pretenden estrechar aún más, en el marco de la estrategia de tenaza, el cerco diplomático y financiero contra Venezuela.
No conforme con ello, se suscita un importante ataque a las plataformas tecnológicas de la principal entidad bancaria del país, que de paso esta bajo el control del Gobierno Bolivariano y con más de ocho millones de ahorristas. El ataque se da en el marco del disfrute del asueto de carnaval, y peor aún, siendo quincena y en pleno retorno de los temporadistas, fallando los backup y centros de respaldo, que hacen presumir lo no fortuito de este ataque.
Es evidente que ante la cercanía de la preventa del petro, y un mes después su venta, la cual, coincidencialmente se dará en el marco de las elecciones presidenciales rusas, donde todo indica que el Presidente Putin, gran aliado de nuestro país, será reelecto por amplio margen, y que se dará el lanzamiento del petrorublo y el petroyuan, nos permiten entender el por qué el desespero por parte del gobierno estadounidense de Donald Trump por poner fin a la Revolución Bolivariana y el Gobierno encabezado por Nicolás Maduro.
Ahora entendemos con claridad el porqué se dinamitó el esfuerzo del diálogo y la firma de los acuerdos de convivencia y paz en República Dominicana, que hubiesen permitido el desarrollo de la campaña y los comicios presidenciales con mayores niveles de estabilidad política, económica y social. Pero la apuesta de Estados Unidos y sus aliados no es la vía pacífica, lamentablemente, y los hechos lo demuestran.
Aunque, y afortunadamente sin mezquindades de ningún tipo, hay que reconocerle al Presidente Maduro, que a través de acciones inteligentes, no ha permitido la consolidación de un frente interno, que actúe como “cabeza de playa” de las unidades de fuerzas especiales y de otra especie, que facilite ese mecanismo de intervención directa por parte del gobierno imperial. También teniendo claro que el formato de la tradicional intervención militar extranjera, no aplica en estos momentos, por el enorme costo operativo, logístico, pero sobre todo, ante la opinión pública internacional, aunque no por ello descartada. Por eso no podemos confiarnos ni dormirnos en los laureles.
No es mi intención caer en pesimismos ni hacer el juego a los fake news o falsos positivos informativos como parte de las operaciones psicológicas desplegadas por los enemigos de la Patria, a objeto de contribuir a la desestabilización emocional de nuestro pueblo, traducida en incrementar los niveles de angustia, de incertidumbre, de disociación. Todo lo que contribuya a la paz y al sosiego de mi Patria, cuenten acá con un servidor y con un aliado.
Pero no es menos cierto también, que debamos hablar con la verdad a la gente. Los Estados Unidos hará todo lo que esté a su alcance por impedir que lleguemos al 22 de abril, incluso para que no haya ni siquiera inscripción de candidaturas presidenciales, las cuales, de acuerdo al cronograma electoral, inician el sábado de la próxima semana, 24 de febrero, y las formalizaciones de dichas postulaciones sean entre el 27 y 28 de febrero. En esas fechas, encontramos a una oposición atomizada y fragmentada, que aún no ha definido si participará en dichos comicios presidenciales, o una parte de ella; y por el otro lado, las fuerzas revolucionarias contamos con un candidato como lo es Nicolás Maduro, y con dos grandes banderas de combate: La Asamblea Nacional Constituyente y el Plan de la Patria 2019-2025 que en esencia es el mismo Plan de la Patria de Hugo Chávez, solo que adecuado a los nuevos tiempos por los que nos toca vivir a las venezolanas y los venezolanos.
Y es ahí donde el discurso del antiimperialismo que debe emplear tanto el Presidente Maduro como los que lo acompañamos y respaldamos no debe ser simple panfleto y arenga. Esto debe trascender más allá, explicando en su justo contexto las amenazas que se ciernen sobre la República en este momento complejo y aciago, pero como todo parto, doloroso, pero que anuncia la nueva alborada, porque la nueva oleada revolucionaria continental esta cerca, y eso incrementa el desespero del imperialismo contra nosotros.
De allí nuestra responsabilidad de tener la suficiente visión para poder detectar de manera oportuna las amenazas, y sobre todo advertirlas, a fin de neutralizar los planes desestabilizadores e injerencistas contra nuestra Nación, pero dicho plan, como parte de la demanda de nuestro pueblo, en ejercicio de sus legítimos derechos, debe atender también a maximizar los factores de protección, sobre todo de los sectores más vulnerables como las mujeres, niños, niñas, adultos y adultas mayores.
Porque no es menos cierto también, tal y como nos lo establece nuestro artículo 326 de nuestro texto constitucional, que los ámbitos sobre los que se ejerce nuestra Seguridad de la Nación son: El ámbito político, el ámbito económico, el ámbito social, el ámbito cultural, el ámbito geográfico, el ámbito ambiental y el ámbito militar. Además, que esto no es un asunto de responsabilidad exclusiva de cada uno de los componentes de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, sino de todos los ciudadanos y ciudadanas que habitan en el territorio de la República, incluso de las personas naturales y jurídicas, de Derecho Público y de Derecho privado domiciliadas o residenciadas en Venezuela.
Por ello, Chávez nos lo advirtió aquel 8 de diciembre de 2012: “Ante este escenario de nuevas dificultades, del tamaño que fueren, la respuesta de todos y de todas las patriotas, los revolucionarios, las revolucionarias, los que sentimos la Patria desde las vísceras como lo diría Augusto Mijares, es unidad, lucha, batalla y victoria”.
En esta parte del mensaje, Chávez no solo se dirigió a aquellos y aquellas que simpatizamos por su proyecto político. Allí Chávez se dirigió incluso a aquellos opositores y opositoras que pese a adversarnos políticamente, muestran su amor y lealtad a su Patria.
Y también ese mensaje lo señaló como clara advertencia a los que pretenden hollar el sagrado suelo patrio. Hacemos votos porque en el camino no exento de dificultades que habrá de aquí al 22 de abril, debemos afinar mucho el trabajo de organización, de conciencia, de seguridad. El enemigo buscará sumir a Venezuela en una espiral de violencia, y aprovechará cualquier resquicio u oportunidad que le demos para acabar con nuestra Revolución. Nosotros debemos prepararnos para ello, y tanto para un escenario electoral como para un escenario no electoral inclusive.
Y el principal elemento a los efectos de derrotar a cualquier intruso que quiera venir a humillar esta tierra sagrada de todos nosotros, será a través de la Guerra de Todo el Pueblo, en la que cada hombre, mujer, niño, niña, abuelo, abuela sea un soldado o una soldada prestos y prestas a defender la Patria, en el marco de una guerra de resistencia y totalmente asimétrica.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡No nos da la gana de ser una colonia norteamericana! ¡Y si nos da la gana de ser una potencia latinoamericana!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!