Desenfrenados, cual terroristas en descarado y abierto irrespeto al derecho internacional y la autodeterminación de los pueblos, el gobierno estadounidense y sus secuaces no ocultan su irracional y vehemente desespero por llevar a Venezuela a una guerra civil; a la irrupción social, con el consecuente desconocimiento institucional y constitucional, que les de visos de legalidad en la creación y declaratoria de un estado fallido, urgido de "ayuda o intervención humanitaria" con su respectiva protección militar extranjera, ¡Ya no están en las sombras! sus aliados internos han mostrado una total e inocultable ineptitud. ¡Han sido buenos, muy buenos, para vivirse todos y cada uno de los aportes financieros otorgados!
Derrotados durante los últimos 20 años, en todos los sentidos y pretensiones contra la estabilidad social y política venezolana, una vez más, los dirigentes opositores son obligados a sentarse uno al ladito del otro en un replanteamiento unitario, reformateo, llamado Frente Amplio Venezuela Libre, derivativo de la inoperante Mesa de Unidad Democrática y de la ya muy extinta Coordinadora Democrática. ¡Sus rostros lo dicen todo! No están allí por una Venezuela de amplias libertades, no. No están allí con convicción de deber patrio, de unidad, prosperidad y progreso nacional, no. Tampoco lo están por rescate de la dignidad, la democracia, del sentir y ser venezolano, por Nuestra Venezolanidad, no, no y no. ¡No están por nada de eso que los engrandecería! ¡Mirando sus rostros inmirables, me niego a creerlo y deduzco que están allí conminados, obligados por malignas y poderosas fuerzas a seguir un guion cinematográfico! ¡Hoy les han ordenado sentarse en la banca, a resguardo, en la sombrita, ya no son de utilidad ni parte de la primera línea de acción interna contra el Estado Nación venezolano! ¡El turno, el protagonismo, es de otros, decididos y autorizados para acciones de violencia, de ruptura del orden constitucional! Eso; la falta de cámaras, de protagonismo…, los enfada, los enfurece, los vuelve impresentables e impredecibles y los coloca en desventaja, a meced, de los encomendados a la toma del poder por la fuerza de las armas.
Tras el derrocamiento del gobierno e instauración, necesaria y obligante, de una dictadura al amparo y control de fuerzas militares invasoras, ¿qué papel, qué puesto, cuál mando, ejercería esta directiva política desplazada de la primera línea, del protagonismo?
Desde otro escenario del mismo guion; los tiempos de Betancourt, Leoni, Caldera, Carlos Andrés, Luis Herrera, Lusinchi, parecen regresar y marcan la pauta social y política desde el Aula Magna de la UCV ─¡la Casa que entonces decía vencer las sombras!─, con anuencia e invitación rectoral el encargado de negocios de la embajada estadounidense, Tod Robinson, en elocuente y libre expresión de pensamiento ─como cualquier venezolano preocupado por su patria─, coordina, promueve, llama al desconocimiento y derrocamiento del orden constitucional, ¡el derrocamiento de nuestra democracia venezolana, bolivariana, esa que sostiene y mantiene viva a la universidad autónoma, a la universidad pública; a la UCV, UDO, ULA, LUZ, UC…! ¿Cómo digerir tal aberración? ¿Cómo entender tal propuesta de país? ¡Colonizado, intervenido militarmente por fuerzas extranjeras! ¿Dónde están nuestras universidades y la defensa de su autonomía, de nuestra autodeterminación como pueblo, de nuestra venezolanidad? ¿Quién conculcó nuestra universidad irreverente?
¿Alguien entiende que desde el Aula Magna de la Casa que dice vencer las sombras; de la barbarie, el coloniaje, la esclavitud…, sus autoridades den riendas sueltas al encargado de negocios estadounidenses para que ordene, convite, a un golpe de estado, a la ruptura del orden constitucional? ¿Cuál es el destino de nuestra universidad en las mentes y propósitos de estos rectores?
Cuando apoyamos, solicitamos, clamamos…, por simpatías políticas e ideológicas, la intervención extranjera en nuestros asuntos internos ─no resueltos por ineptitud y viveza de la dirigencia opositora─, ¿de qué autonomía universitaria estamos hablando? ¿Quieren nuestras autoridades universitarias vivir en la Venezuela de un golpe de estado, al amparo y mando de fuerzas militares extranjeras? ¡No entiendo! ¿Usted? ¡Si, usted señor lector! ¿Puede usted entender que una autoridad universitaria pública, autónoma, atente contra el Estado-Nación venezolano que le da legalidad? ¿Cómo permite la autoridad rectoral a un extranjero, al encargado de negocios de la embajada estadounidense ─nada más ni menos─, llamar a un golpe de estado, a la ruptura del orden constitucional desde el recinto universitario del que se jacta gobernar democráticamente?
¿Por qué desde las universidades públicas autónomas venezolanas sus autoridades no explican a los venezolanos en qué consiste, qué contiene, de qué trata…, la tan invocada "ayuda, corredor o intervención humanitaria"? ¿Cuáles han sido los efectos y consecuencias de tales "acciones humanitarias" en el mundo? ¿Será que las autoridades universitarias venezolanas claman, a conveniencia, por mayor mendicidad, por intervención militar, tutelaje extranjero, anexión...?
La dignidad, honor, orgullo, de la sociedad universitaria, académica, investigadora, innovadora. Nuestra inteligencia, interés, desprendimiento, lucha académica investigativa…, por una Venezuela vivible desde la mayor suma de satisfacción y bienestar posible, ¿dónde queda? Por conveniencias personales e ideológicas, mezquindades políticas, ambición de poder político o económico, ¿no sabemos, no queremos, no podemos desde nuestras universidades definir un proyecto de país democrático, no tutelado ni anexionado, una Nación prospera, productiva, con equidad e igualdad social?
¿Pasará por la inteligencia académica, pensante, de nuestra sociedad universitaria el inculcar la idea de una Patria Libre, Soberana e Independiente? ¿Por qué no? ¿Somos o no capaces que requerimos ayuda o intervención humanitaria para conducir o gobernar nuestro país? ¿Será esa ayuda o intervención humanitaria la neodefinición de invasiones militares para derrocar gobiernos, Estados-Naciones, y la entrega de sus riquezas naturales?
Claro, muy clara y plenamente, estoy convencido de una cosa; ellos, los dirigentes políticos y autoridades universitarias que durante los últimos 20 años han clamado, solicitado, implorado…, ante el gobierno estadounidense ─hoy en manos de Donald Trump─, sus cortes y vasallos imperiales, por la invasión militar extranjera, la ruptura del orden constitucional y la "ayuda o intervención humanitaria", serán los primeros en dejar el país, nuestro país, ellos, los convictores, no formaran parte de los grupos insurgentes contra el Estado, mandaran a otros, probablemente mercenarios extranjeros a combatir por y para una idea de país anexionado, que ellos, todos y cada uno, desde sus paraísos de confort, luego pretenden, sueñan neocolonizar.