Ya sabíamos que las elecciones burguesas asombran por los absurdos, en ellas cabe casi todo, cualquier promesa es permitida y luego olvidada; es un acuerdo entre candidatos y electores, es parte del juego, nadie reclama; cualquier recurso por más sucio que sea vale, desprestigiar, calumniar; el mundo electoral está lleno de extravagancias. Pero estas raras elecciones superan las expectativas, no existen contrincantes, no hay expectativas.
El único candidato, los demás son patéticos adornos, Maduro, a falta de contrincantes creíbles montó él sólo el combate. Se enfrenta él contra él, Maduro contra Maduro, se ataca a sí mismo. En esta suerte de yo con yo político, Maduro promete solucionar los problemas que Maduro creó. El asunto se quedaría en la burla planetaria si no fuera por lo grave de la situación. La conducta electoral es una señal clara de la decadencia, no sólo del gobierno sino de todo el estamento político, oposición incluida. Es así, vivimos momentos tormentosos, navegamos sin timón, se derrumban los pilares que sostienen el espíritu de la Patria.
Lo que sucede es digno de estudio ¿Qué nos pasó? Ayer eramos águilas que surcábamos el cielo de América, y hoy nos convertimos en exportadores de jóvenes, en una mentira, en una falsa Patria, en una mala caricatura de revolución. Los dirigentes en estos últimos años se congelaron, prefirieron callar para evitar el dolor del Chávez ausente física y espiritualmente, prefirieron ignorar la traición embriagarse con las falsificaciones cada vez más descaradas. Las masas desconcertadas, sin líder, sin vanguardia se refugian en sus millones de egoísmos, cada uno buscando su solución individual. No hay lucha social, sólo los destellos de lo personal, la gente sale del país, otros se exilian en su propia vida.
Somos un país de asustados, que se levantan atemorizados a ver cuánto subió el dólar, cuánto bajó el sueldo, cuánto subió el alimento, a vivir la angustia de una existencia incierta, todos padecemos esta situación que no comprendemos. Corremos peligro de convertirnos en carne del fascismo, alguien puede surgir y aprovechar el miedo, el susto de las masas y convencerlas de que algún grupo humano es el causante de todos los males, que ese grupo humano es el único obstáculo en el camino al Edén. Así comenzará el infierno.
Alguien ha dicho que somos repetitivos, y tiene razón, ¿quién sabe cuántas veces hay que gritar alerta? La situación es de extremo peligro. Se habla de crisis humanitaria y se preparan alimentos, medicinas, pero el alma herida no encontrará sanación en lo material, el mal que padecemos es espiritual, allí reside la carencia, nos despojaron de razones para luchar, de dignidad, nos volvieron mendigos carnetizados, con el corazón metido en una caja. Mientras el desenlace se produce, sea cual sea su signo, vivimos una de las etapas más oscuras de que tenga noticias la historia nuestra. Ojalá la dignidad que yace sepultada en el fondo de los corazones se encuentre con el valor necesario para rescatar a la Patria de tanta mediocridad, tanta payasada, tanta humillación.