Existen hechos históricos que mantienen una altísima relevancia en la vida institucional de un país, que en sus diversas interpretaciones y percepciones, se pierde de vista cualquier argumento que pueda fundamentar su importancia y valor en la sociedad, y que significan referentes axiológicos por su papel clave y estratégico, cuando de manera paradójica, se fortalecen con el transcurrir del tiempo…y es lo que ha estado sucediendo con nuestra Constitución Nacional, en su primer cuarto de siglo de vigencia, entre el 15 de diciembre de 1999 y el 15 de diciembre del 2024.
Cuando analizamos la historia de nuestras constituciones desde la primera que tuvimos en 1811, observamos que hasta 1961, hemos tenido 25 cartas magnas en esos primeros 150 años, para un promedio de 6 años de duración…a diferencia con las dos últimas Constituciones Nacionales vigentes entre 1961 y el 2024, ya han pasado 63 años para un promedio de 31 años y medio…por lo tanto, la Constitución Nacional vigente (1999) se convierte en la segunda con más larga duración en los últimos 213 años de historia constitucional venezolana.
Por supuesto que nuestra carta fundamental ha tenido enemigos muy poderosos (la ultraderecha nacional e internacional) y que tuvo su momento cumbre de satisfacción para el radical antichavismo, cuando en abril del 2002, "el carmonazo" derogó de una manera ilegal a la Constitución Nacional, durante unas cuantas horas…haciendo énfasis como punto de honor del ultra derechismo venezolano en eliminar la palabra "Bolivariana" de nuestra Carta Magna.
Con las elecciones de las juezas y jueces de paz comunal del pasado domingo 15 de diciembre del 2024, se perfecciona la democracia participativa y protagónica, con el mandato constitucional (Artículo 258) y que significa una clara demostración de acercamiento de la justicia a las comunidades.
Prácticamente llevamos 30 procesos electorales en estos 25 años de vigencia constitucional, concretando el talante democrático de nuestra institucionalidad y para mayor ironía, la oposición política más radicalmente antichavista y extremadamente antipatriótica, mantiene una feroz guerra mediática cuando "acusa" a Venezuela de tener la peor de las dictaduras que existe en el planeta tierra.