Llevamos una semana de campaña electoral en paz. Nuestro compañero Nicolás Maduro se despliega como candidato de la Patria, mientras sigue gobernando en todos los frentes, avanzando en logros, conteniendo las agresiones contra la economía y contra nuestra soberanía. Acumula fuerza popular para alcanzar una gran victoria y poder enfrentar con mayor precisión los desafíos que la compleja situación que atravesamos nos impone.
Los principales candidatos de la oposición se despliegan con sus ofertas engañosas. Henry Falcón candidato del Fondo Monetario Internacional (FMI), enarbola la bandera de la dolarización y su inevitable consecuencia, un paquetazo neoliberal. Estemos claros, no nos llamemos a engaños, dolarizar es ceder la autonomía monetaria al Departamento del Tesoro de los Estado Unidos, y eso se traduce en congelación y reducción de salarios y pensiones, desaparición de la inversión social del Estado en educación, salud, alimentación, aumento de las tarifas de los servicios públicos a precios internacionales y pare Ud. de contar.
Por otro lado la oferta populista, de un pretendido mesías, que pretende cabalgar sobre la Fe cristiana que profesamos la inmensa mayoría de venezolanos y venezolanas. Como pueblo, históricamente, hemos sabido diferenciar entre nuestra profunda y honesta creencia en Dios, nuestro Señor, y el ejercicio de la política. El fariseísmo se estrellará contra la conciencia popular.
Ahora bien, todos y todas sabemos que estas candidaturas opositoras, al igual que las posiciones del bloque opositor abstencionista, son parte del mismo juego que se conduce desde la propia Casa Blanca, desde el gobierno de Donald Trump, gobierno constituido por una elite racista y muy belicista, que ha desatado una ofensiva de desestabilización contra todos los pueblos independientes de este mundo.
Frente a esa agresión superior, se impone que las fuerzas revolucionarias salgamos a batallar con ímpetu estos días que corren hasta las elecciones presidenciales. Debemos lograr una masiva participación electoral para preservar la independencia y la paz nacional, a la par que seguimos luchando por el carácter democrático, popular, ético, socialista y chavista de la revolución bolivariana y demandamos las profundas e inaplazables rectificaciones que se necesitan.
En víspera del 1 de mayo, día internacional del trabajador, debemos elevar nuestra conciencia de clase para contener la ofensiva restauradora del neoliberalismo en todo el continente. Venezuela es hoy trinchera de combate por la causa proletaria en el mundo. Vamos trabajadores y trabajadoras, con Gaitán decimos, “Siempre adelante, nunca atrás, que lo que ha de ser sea y que pase lo que tenga que pasar”. Vamos a vencer por el camino de nuestro socialismo y no por otro. ¡Vivan los trabajadores y trabajadoras del mundo!.