"La Revolución ni se compra ni se vende
su camino esta signado por la conquista de la felicidad
y su praxis es la construcción de la conciencia en favor de la justicia"
La trampa caza bobo de una dolarización de la economía con la cual los opositores y sus candidatos pretenden captar a los electores de la patria, se desborona ante las evidencias de sus verdaderas motivaciones. Para nadie es un secreto que dolarizar es igual a entregar no solo los destinos económicos del país, sino la esencialidad de nuestra construcción antropológica social, la nacionalidad y la identidad.
En términos económicos, al dolarizar los sueldos, se dolarizaran también los servicios públicos y con ellos todos los ámbitos que permiten la vida. Basta ver cuáles son los precios que tienen los servicios públicos en cualquier país de la región dolarizado taxativamente (Panamá, Ecuador y el Salvador) o con precios homologados a la divisa imperial como Perú, la Argentinas Macri, El Brasil de Temer o la Colombia de Santos, para percatarnos de las diferencias sustanciales entre los sueldos que reciben los ciudadanos de esos países en contraposición al acceso que tienen a los bienes y servicios.
Por ejemplo, en Venezuela la Revolución Bolivariana llevó el internet, los servicios educativos en todos sus niveles, la telefonía fija y celular, el agua, la gasolina, la electricidad y la vivienda, a niveles sostenibles con los ingresos que las mayorías ganan. Cualquier ciudadano de esta patria, a pesar de la terrible inflación inducida, tiene un celular, disfruta de internet, goza de luz eléctrica y con todas las fallas que se reportan en el marco de esta crisis económica, cuenta con la mayoría de los servicios públicos que en países antes nombrados de ordinario desangran los ingresos económicos de las mayorías empobrecidas.
No nos llamemos a engaños, Dolarizar implica asumir el mandato neoliberal del libre mercado, ese que produjo muerte y destrucción en los años 80 y 90 en todo el sub continente centro y sur Americano. Es volver a la ponderación de los más actos en detrimento de los sectores menos favorecidos, es regresar al racismo, la xenofobia y la destrucción de toda esperanza para los pobres que se produce por millones en el seno del capitalismo salvaje, enajenador y explotador. Es entregar los recursos naturales al imperio y sus secuaces.
Dolarizar la economía en fin es entregar la patria a los designios de los mismos que han saqueado a Irak, Libia, Egipto, entre otras naciones cuyo destino es cada día más oscuro.
Afortunadamente este pueblo es revolucionario y a pesar de los sufrimiento inducidos desde los centros de poder imperial, este pueblo tiene en sí y en lo colectivo, un alto sentido del momento histórico que atravesamos. En consecuencia, el próximo 20 de Mayo, llueva, truene o relampaguee, nuestro voto será para el Presidente Maduro y la Revolución Bolivariana. El que tenga dudas observe el nivel de participación de los sectores revolucionarios la organización del PSUV, somos 6,5 millones de militantes registrados, casados y comprometidos con la Revolución.
¡¡¡¡En ese sentido el llamado es reiterativo: Los que quieran Patria Socialista y Libre, vengan con nosotros!!!!