Se ha cumplido un mes del triunfo del Presidente Nicolás Maduro en su reelección para conducir nuestro país y de la Revolución Bolivariana. Observamos que en lo político, además de las cuatro victorias consecutivas electorales de las fuerzas revolucionarias, se observa una fractura y atomización de los factores de la oposición.
No obstante, ese proceso ha venido acompañado por cierto proceso de antipolítica y de desmovilización social, esto debido a las agresiones multidimensionales y multiformes que hemos venido sufriendo en los últimos 5 años.
En lo económico, producto del bloqueo financiero y comercial, y de la manipulación del tipo de cambio, observamos cómo se ha venido aplicando una estrategia de cerco y asfixia en contra del país. Esta situación se ha traducido en una situación de escasez selectiva, en el incremento de los precios de principales alimentos, medicamentos e insumos necesarios para sustentar la calidad de vida de la población y afectar su estado de bienestar. Y esto indudablemente se traduce en dificultades para la Patria, y sobre todo en la merma del poder adquisitivo sobre todo de los sectores más vulnerables de nuestra ciudadanía.
En lo social, sin duda observamos incremento de las protestas, debido a los problemas y a la crisis en servicios públicos como electricidad, agua, hospitales, enfermos, entre otras. Además de las condiciones laborales, todo ello conquistas logradas durante la gestión de Hugo Chàvez, y que hay que reconocer, han sido afectadas y desmejoradas en el gobierno de Nicolás Maduro, por una parte, por las agresiones que sufrimos desde el exterior, y por la otra, producto de errores y fallas en la gestión gubernamental del Ejecutivo Nacional.
En lo militar y policial, hemos podido presenciar el accionar de las bandas criminales de la delincuencia paramilitarizada, ya que aspiran convertir a Venezuela en un Estado Fallido similar a Colombia y Mèxico por solo citar dos ejemplos relativamente cercanos. Se ha trabajado indudablemente en las políticas de prevención y seguridad ciudadana, bajo una visión humanista y de estricto respeto a los Derechos Humanos. No obstante, las nuevas formas de intervención en el marco de una guerra híbrida, obligan a adecuar las respuestas del Estado ante las nuevas modalidades que se han venido implementando para derrocar gobiernos que no se pliegan a los intereses hegemónicos del gobierno de Estados Unidos, y en particular de la administración Trump.
Esto no ha sido impedimentos en los esfuerzos del gobierno de Estados Unidos y de algunos actores políticos dentro del país, a fin de captar algunos oficiales y militares dentro de un minúsculo sector reaccionario que aún pudiera persistir a lo interno de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, a fin de incentivar fracturas y el quiebre de la autoridad y de los mandos dentro del componente armado, a fin de intentar propiciar un Golpe Militar en contra del Presidente de la República y Comandante en Jefe, Nicolás Maduro.
En lo cultural, hemos visto como a través de los diferentes medios de comunicación, con la utilización de figuras del arte, del espectáculo, deportivas y de diversos ámbitos del saber y la cultura se ha tratado de desacreditar las políticas sociales, económicas y de inclusión social promovidas por Chàvez y continuadas por Maduro. Ni hablar de la utilización de caricaturas, de piezas publicitarias, de las redes sociales digitales para desmontar perceptivamente el modelo político socialista, y legitimar ante la idiosincrasia y opinión pública el modelo capitalista, egoísta y profundamente excluyente.
En lo geográfico, han tratado de mostrar el tema de la migración venezolana como un asunto de interés de la región suramericana y de supuesta violación de Derechos Humanos, configurando una situación de refugiados, a fin de continuar con la narrativa de supuesta crisis humanitaria. Eso sin contar con diversos y variados intentos de generar incidentes fronterizos por los lados de Colombia, Brasil, Guyana, Trinidad y Tobago, y el ABC holandés del Caribe (Aruba, Bonaire, Curazao), a fin de justificar una eventual incursión armada en contra de la Patria de Bolìvar y Chávez.
En lo ambiental, el modelo capitalista se ha traducido en un modelo desarrollista que ha creado desequilibrios en el clima. Los huracanes en el Caribe se incrementan, creando destrozos y desastres en países hermanos del Caribe. Venezuela no escapa a esa realidad, y si bien los huracanes no nos afectan, la activación de la zona de convergencia intertropical nos preocupa ante la poca cultura de protección civil y administración de desastres, ante situaciones a las que estamos sometidos, y que muy pocos sabemos cómo vamos a reaccionar.
He tocado tangencialmente los siete ámbitos de seguridad de la nación establecidos en el artículo326 de nuestro texto constitucional. Pero lo hago en estos momentos, en que la Patria es amenazada y agredida desde dentro y desde fuera.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha procedido a convocar la elección número 26 para completar el ciclo constitucional, y que es una materia pendiente, como lo es la elección de los y las integrantes de los diferentes Concejos Municipales del país para el mes de diciembre de 2018. Evidentemente como esta es una elección donde se eligen a los más cercanos legisladores de nuestro pueblo, es a su vez, una elección que despierta muy poco interés, por lo que los índices de abstención pudieran ser bestialmente altos.
Indudablemente, y desde el punto de vista constitucional, en nada deslegitima eso el proceso electoral, aunque políticamente pudiera implicar un punto de quiebre y una ariete que pudiera aprovechar la oposición para buscar desestabilizar el país. No obstante, algunos de sus formadores de opinión nos la ponen “bombita”, y es ahí donde no debemos desaprovechar las oportunidades.
El operador Nelson Bocaranda Sardi, a propósito de la designación de la compañera Delcy Eloìna Rodríguez Gòmez como nueva Vicepresidenta Ejecutiva de la República, y a su vez, el nombramiento de Diosdado Cabello Rondón como nuevo presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, ha señalado de que el Alto Mando Político y Militar de la Revolución prepararía el referendo aprobatorio de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela mejorada para el mes de diciembre, conjuntamente con las elecciones para elegir a los concejales y concejalas de los 335 ayuntamientos municipales de nuestro país. No repetiré acá todos los epítetos a los que este “periodista” nos tiene acostumbrado en cuanto a sus calificativos con respecto a la Revolución Bolivariana.
Asimismo un fulano “Mister Popo” celestial, cuyas “predicciones” de derrocamiento del Gobierno Bolivariano (tiene 20 años en eso y contando) coincide con los argumentos de Bocaranda Sardi. Y al respecto, me permito señalar lo siguiente.
Obvian los mencionados operadores (o lo ocultan más bien) que en las bases comiciales propuestas por el presidente Nicolás Maduro para la convocatoria a esta Asamblea Nacional Constituyente, sufrieron una reforma y se incluyó que, una vez que el órgano supraconstitucional elaborase el texto con las mejoras de nuestra Carta Magna, el mismo sea sometido a referendo popular.
Creo que este tiempo planteado por el Primer Mandatario, de lanzamiento de líneas de acción en el marco del Plan de la Patria 2019-2025, de los 15 motores económicos, del venidero congreso ideológico del Partido Socialista Unido de Venezuela, de la elaboración del programa económico para encarar la coyuntura, de las propuestas de diversos factores del denominado Frente Amplio de la Patria (antiguo Gran Polo Patriótico Simón Bolìvar) y de las cuatro victorias consecutivas en menos de 9 meses obtenidas por las fuerzas de la izquierda en Venezuela, pues que aceptemos el reto y nos vayamos al debate constituyente y del modelo político- económico que queremos para nuestro país para los próximos 50 años.
El comandante Hugo Chávez nos demostró que el modelo de inclusión social contenido en la Constitución Bolivariana funciona, y por eso nos lo asesinaron. Con todo y los gazapos que persisten en nuestra Carta Magna, llegó la hora de corregir esos entuertos y de dar el salto cualitativo hacia el Estado Comunal.
Indudablemente esta idea, pese a algunas bondades y ventajas, no estará exenta de amenazas y debilidades. La situación país se complejiza en el marco de la guerra y del asedio que vivimos, lo que contribuiría a una desmovilización de la población en un tema tan trascendental. Incluso el tema pudiera ser un elemento de reorganización y rearticulación de las fuerzas opositoras en un frente único en contra de la aprobación de la Constitución mejorada. Pero: ¿Quién dijo que este camino sería fácil y exento de riesgos? Creo que hay que asumirlos y hay que correrlos.
Creo que lanzar esta idea sería pertinente. Nos iríamos en el lapso comprendido de julio, agosto y septiembre a una gran consulta y jornada de constituyentismo social de calle, que todos los sectores del país participen, incluso aquellos que adversan el proyecto socialista, y hagan su propuesta para la Constitución que estamos reescribiendo. Y de octubre hasta diciembre, y en la fecha que defina la Asamblea Nacional Constituyente con el respaldo del Consejo Nacional Electoral (CNE) realizar la campaña y la convocatoria del referendo aprobatorio de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela mejorada, con los dos bloques por el NO y el SI claramente definidos. Será un debate dialéctico y que contribuirá a atizar las contradicciones en el seno de la sociedad venezolana, pero esto es absolutamente necesario, visto que nos estamos jugando el destino y el futuro de nuestra Patria, y por qué no decirlo, del futuro de la humanidad.
Indudablemente si la opción del NO gana, se mantendrá la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y el riesgo de que, si el proceso revolucionario se estanca, pueda ocurrirle como el agua que se empoza: se pudra. Y hacer realidad aquella premisa del profesor Carlos Lanz, y que tomo de título a una de sus obras: “La Revolución o es cultural o reproducirá la dominación”. Es el riesgo y la apuesta mayor.
Ahora, si la que triunfa es la opción del SI, no sólo que la Constitución Bolivariana tendrá las mejoras y el blindaje que el actual momento político demanda, sino que la premisa y el gran sueño del comandante inolvidable de que la Revolución adopte la senda del no retorno al puntofijismo y del capitalismo lo hagamos una realidad. Indudablemente se puede perder mucho, pero también podemos ganar y mucho.
En definitiva, ante los escenarios de nuevas dificultades que se avizoran en el horizonte, hay que jugársela a Rosalinda como lo expresa una sabia conseja popular.
Y ante la profundización de las agresiones, de presiones y de campañas, pero a su vez ante la nueva oleada de gobiernos que presagian un nuevo ciclo revolucionario en el continente (México, Brasil, Bolivia y Argentina, por solo mencionar los ejemplos más próximos y cercanos) como parte del nuevo desencadenante histórico, estamos obligados a profundizar y radicalizar nuestra Revolución en Venezuela.
Ese es el mandato popular del pasado 20 de mayo de 2018 a Nicolás Maduro. ¡Cúmplase!
¡Bolívar y Chávez viven! ¡Y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
¡Hasta la Victoria Siempre!