Reflexiones ingenuas: "cuentos de camino"

Caminando las calles, avenidas, autopistas, carreteras, trochas, atajos uno se tropieza con cada cosa, cada suceso que merece la pena compilarlos para escribir un libro de cuentos. Pero como cuentos son cuentos, son parte de la ficción de los autores, he denominado este artículo "Cuentos de camino", es decir, relatos producto de mi imaginación. Cualquier parecido es simplemente es pura coincidencia, por lo tanto, sólo debe tomarse como ocurrencias o fantasías.

1) Se cuenta que en el estado Portuguesa, Acarigua, cerca del punto de control de Agua Blanca salen unos aparecidos, se trata de una banda de enmascarados vestidos de civil, pero tripulando motos militares y portando fusiles AK, que se dedican a atracar a los transeúntes que se accidentan en las proximidades de dicho sitio.

Según los habitantes del sector, un día fueron atracados unos viajeros y les pidieron prestada la camioneta que tripulaban. El dueño del vehículo llamó a un padrino, un conocido que trabaja en uno de los componentes militares y le participó la novedad. El conocido les solicitó la descripción de los asaltantes y los datos del vehículo en referencia, el cual apareció a los dos días en el mismo lugar en que fue tomado prestado. Cosas de la vida.

2) Érase una vez un ministro, de cuyo nombre no quiero acordarme que al parecer desconocía las operaciones elementales de la matemática y asumiendo que los empleados del ministerio que regentaba también padecían de la ignorancia de la cual él sufría, igualmente ignoraba el costo de la vida y los gastos de vida de sus empleados. Pero además padecía de prepotencia, despotismo y autoritarismo, por lo cual desacataba las órdenes y decisiones de la primera autoridad negándose a cancelar los aumentos decretados por ella así como los bonos que les otorgaba por decreto. Igualmente ocurrió con los trabajadores de los entes adscritos, a las cuales se niega otorgarles el aumento decretado por el Presidente y sus ingresos ya están por debajo del sueldo de los empleados públicos a nivel nacional.

Dicho ministro era un conspirador que con su práctica, afectaba la paz de la república al instigar a los paros, huelgas, violencia a los trabajadores que laboraban en su ministerio y por supuesto, instituciones adscritas.

Al final se cree que salió con las tablas en la cabeza.

3) Había un país llamado Veneta cuya característica particular de sus habitantes, los venetanos, además de un optimismo, un buen humor ilimitado, una paciencia extraordinaria, poseían el don de hacer milagros. Eran capaces de pasar semanas sin energía eléctrica, sin servicio de agua potable, escasez de gasolina, gas doméstico, falta de transporte público, sobrevivir a enfermedades crónicas y agudas, accidentes sin medicamentos, servicios médicos, pero lo más importante, soportar el incremento de precios, la inflación con un índice diario de más del 2 %, el acaparamiento, bachaqueo y la corrupción en los entes del estado, funcionarios públicos, agentes de seguridad pública, empresarios, comerciantes amen de la inseguridad alarmante y lo más importante comer, alimentarse. Los venetanos han practicado la magia a través del trueque, la conformación de grupos para ubicar e intercambiar productos, ubicar precios accesibles.

Sobrevivir era para ellos un milagro que se hacía diariamente.

Pero dentro de los parámetros de subsistencia estaba cumplir con sus obligaciones, asistir al trabajo, llevar sus niños a la escuela, atender a los ancianos. En fin, proezas dignas de habitantes de otro mundo, de un mundo mágico.

Los venetanos todavía están esperando las ofertas que les hicieron para mejorar sus condiciones de vida, activar el aparato productivo, cambiar los funcionarios gubernamentales ineptos, acabar con la corrupción.

Hasta ahora sólo ha habido mucho ruido y pocas nueces. Ojala los venetanos no pierdan la paciencia que ha permitido que sus gobernantes se mantengan en sus puestos. Ojala no.

Hasta la victoria siempre. Venceremos

 



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Carlos M. Rodríguez C.

Estudió en la UCV. Docente jubilado

 carrodcas@gmail.com

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