"Hay que pensar en la revolución, porque aquí esta en juego la vida de la patria, por eso, qué oportuno este momento tan convulsionado en el ámbito nacional e internacional para revisar las ideas, preguntarnos de dónde venimos y hacia dónde vamos y así evitar el riesgo de la confusión…"
Presidente Hugo Chávez Frías, marzo de 2003.
Desde un afiche en una vidriera en Sabana Grande, la imagen de una mujer mira sugestivamente hacia la calle. Sus labios entreabiertos y la escasa vestimenta interior que lleva puesta, magnifican y proyectan su sensualidad. ¿Qué nos vende? Morrales deportivos. ¿Cuál es la lógica del mensaje?, ninguna. Pero esto no afecta su eficacia, el discurso de la propaganda camina lejos del discurso de la razón.
Resulta singular entonces que en Venezuela la autonomía universitaria esté siendo utilizada como bandera política, como elemento de propaganda. Después de todo, la academia siempre ha estado indisolublemente ligada a la razón y al análisis. Dada esta anomalía, es conveniente ponderar el significado de la autonomía, mas allá de su uso como slogan para el combate político.
La palabra "autonomía" viene del griego autonomia cuyas raíces son auto ("uno mismo", "lo que es propio") y nomos ("costumbre", "ley"). El significado de las palabras evoluciona, por supuesto. Después de un largo tránsito histórico, "autonomía" ahora apunta hacia un amplio espectro de significados, que abarcan códigos sicológicos, jurídicos, económicos y políticos. ¿Que siginifica la autonomía universitaria en el momento que vivimos?
Esta es una pregunta amplia y ambiciosa. Limítemonos aquí a considerar una pregunta más simple, pero no por ello sin importancia:
¿Cómo calibrar la calidad de la autonomía de una institución universitaria?
La respuesta a esta pregunta pasa necesariamente por evaluar la interdependencia entre la Universidad y los factores de poder que sobre ella influyen. ¿Cómo hacer esto?
Estudios académicos realizados en Japón, el Reino Unido y otros países, han demostrado la utilidad de describir la autonomía universitaria en términos de su interdependencia con el siguiente grupo de factores de poder:
El Poder de la Oligarquía Académica.
El Poder del Estado
El Poder del Mercado
El trio de categorias anterior, denominado diagrama de coordinacion de Clark, nos da una idea visual del grado de autonomía de una universidad. Los vértices del triángulo representan situaciones de mínima autonomía. La autonomía ideal, de acuerdo a este modelo, se encuentra alrededor del centro del triángulo, lejos de la influencia de los factores de poder que la limitan.
En investigaciones semicuantitativas, se utilizan encuestas y otros instrumentos similares para estudiar la evolución de la autonomía de una institución universitaria específica. Así se ha estudiado, por ejemplo, el impacto de la economía neoliberal en la autonomía de universidades japonesas y británicas.
Este modelo de Clark no puede ser directamente aplicado al caso venezolano, dada la escasa relevancia local de los factores arriba mencionados. En efecto, nuestras instituciones públicas no tienen ni la fuerza ni el grado de coordinación necesarios para ejercer el control que asociamos con un estado moderno: el Estado venezolano ha sido y sigue siendo, débil. Asímismo el "mercado" es un concepto cuya utilidad, en nuestro país por lo menos, difícilmente trasciende el ámbito académico. Por último, en las Universidades venezolanas las incipientes oligarquías académicas no son el único factor de poder interno. Organizaciones gremiales, partidos políticos, grupos políticos internos, organizaciones profesionales, organizaciones estudiantiles y hasta grupos religiosos son todos factores de poder interno en nuestras instituciones universitarias.
En estas notas proponemos un modificación del modelo de Clark. La variante propuesta nos permitirá visualizar, en forma cualitativa, el grado de independencia real de las instituciones universitarias en Venezuela. Definimos nuestro modelo en términos de los siguientes tres factores:
Los factores de poder universitario.
El Poder del pueblo venezolano. (¿Estado Participativo?)
El Poder de las Oligarquías Nacionales y Extranjeras.
Discutamos brevemente la aplicabilidad de nuestra escogencia.
En lo que se refiere a (1), ya hemos enumerado algunos factores del poder universitario. En relación a (2), el pueblo venezolano, en todos sus estratos sociales, ha demostrado claramente su capacidad de organizarse como fuerza política efectiva. En lo que se refiere al punto (3), la influencia de las Oligarquías Nacionales y Extranjeras a lo largo de nuestra historia es obvia.
En el proceso de cambio en que vivimos debería idealmente resultar en un nuevo Estado que instrumente el poder del pueblo venezolano: el Estado participativo delineado en la Constitución Bolivariana. Si suponemos que este Estado está en formación, podemos sustituir, formalmente, el Poder del pueblo venezolano con el del Estado Participativo. Así, sin que esto signifique olvidar el carácter incipiente del Estado Participativo, lo incluímos en uno de los vértices del siguiente diagrama, como expresión del poder de los venezolanos.
¿Donde se encuentra el locus de poder de la mayoría de las universidades venezolanas? En términos del diagrama anterior la respuesta es simple: en el borde inferior del triángulo, en un punto de equilibrio entre los intereses de los factores de poder universitarios y los de las oligarquías nacionales y extranjeras. La influencia del pueblo venezolano es casi nula.
Esta aseveración es evidente en el caso de la enorme mayoría que habita los sectores populares; las personas de esta mayoría ni siquiera acceden a la universidad como estudiantes. Tampoco cuentan con la voz política necesaria para promover sus legítimos intereses.
El pueblo de clase de media tiene acceso a la Universidad, es verdad. Pero como los sectores populares, carece de mecanismos que le permitan defender sus intereses dentro de las Universidades. Esto es serio, porque es de esta clase media de donde provienen nuestros profesionales y empresarios medios, quienes tendrían mucho que aportar en la definición de los pensa profesionales, por ejemplo.
¿Es conveniente esta autonomía construída sobre el equilibrio de los intereses de factores de poder universitario y los intereses de las oligarquías?. No lo es. Obviemos por ahora las consecuencias perniciosas que ha tenido, como la comercialización de los cupos universitarios. El problema más serio es que este esquema de autonomía es necesariamente inestable ante la influencia del poder de las oligarquías externas.
Los factores principales que motivan a los grupos de interés universitario son el prestigio, el dinero y el poder político. Las oligarquías poseen en abundancia y pueden distribuir a su antojo, estos tres factores. Este poder de intercambio les ha permitido transformar la universidad venezolana de acuerdo a su conveniencia.
¿Cómo corregir esta situación indeseable? De acuerdo al presente análisis, alejándonos del fondo del triángulo, aumentando la influencia del pueblo venezolano, legítimo dueño de las universidades. De este nuevo equilibrio saldrá fortalecida, estamos seguros, la vitalidad académica de nuestras instituciones.
Para avanzar hacia una autonomía ideal, el poder del pueblo debe acercarse a la Universidad. Y la Universidad debe acercarse al poder del pueblo.
Gustavo J. Mata