En el artículo anterior a este, levantó mucha polémica y algunos buenos amigos y amigas me hicieron algunas observaciones válidas a objeto de realizar algunas rectificaciones. Cuando me referí que la conspiración de los gremios avanza, no tiene que ver con los justos reclamos de ciertos sindicatos y asociaciones de trabajadores (de las cuales me referiré en este artículo) sino de ciertos actores políticos camuflados de dirigentes gremiales (sindicalistas que degeneran en sindicaleros) y por supuesto de los gremios empresariales.
No obstante y por el título que se me ocurrió en el momento para nombrar el artículo, coloqué el término "gremios" en genérico, lo que se prestó a algunas confusiones, y valga esa válida observación para formular esta aclaratoria al tema que nos ocupa.
Formulado esto, paso a entrar en la materia que me he trazado en este artículo de hoy.
Presidente Maduro, han pasado 47 días de su incontrovertida e incuestionable victoria electoral. Indudablemente, y así lo asume quien esto escribe, la derecha y el imperialismo no descansan en sus propósitos por derrocarlo a usted y devolvernos a épocas pretéritas que creemos ya superadas. No podemos negar que hay factores políticos que buscan capitalizar el descontento popular para encender nuestro país. No obstante, como trabajadores y trabajadoras formadores de la clase eternamente explotada, no tenemos permitido ser sumisos ni de condenar las demandas legítimas y válidas de importantes sectores como los trabajadores universitarios y los del gremio de salud, específicamente el del gremio de enfermeros y enfermeras, por solo citar dos casos a modo de ejemplo.
Presidente, conozco de casos donde enfermeras cobran una quincena de 700 bolívares quincenales y que no reciben la caja CLAP, el bono de guerra es eventual y si acaso reciben algunos de los bonos que usted a través del sistema patria activa. Indudablemente los bonos contribuyen a paliar un tanto las bestiales agresiones económicas, pero debemos reconocer que los mismos no resuelven el problema, además de que reflejan de que no hay un plan, y usted y yo sabemos que si lo hay (El Plan de la Patria 2019-2025 el cual estoy leyendo, y una vez finalizada esta tarea auto impuesta, espero compartir mis conclusiones y aportes en próximos artículos).
Conozco también de casos de personas, como el de una amiga (que por razones obvias me reservo su identidad) que funge como directora general de una de las sedes de UNEARTE, su quincena es de apenas 1.800.000 bolívares, la cual evidentemente alcanza a duras penas para medio kilo de queso (como infelizmente espetó el actual ministro del Poder Popular para el Proceso Social del Trabajo, Eduardo Piñate, lo cual no lo ayuda a usted en su gestión gubernamental, por tan desacertado comentario formulado por este colaborador suyo), no cobran bono de guerra, y en los casi 5 meses que tiene mi amiga en la referida institución, sólo ha recibido una bolsa CLAP.
Puedo constatar señor Presidente, y puedo constatar con mis propios ojos, como compañeros y compañeras de trabajo, están cada día más delgados (algunos en niveles alarmantes realmente). Se observan ciertas desmejoras en los indicadores sociales, y en la institución en la que laboro, está cada vez más sola y con menos trabajadores y trabajadoras, que producto de la campaña mediática del enemigo (y la cual no hemos sabido contrarrestar) se van del país. Si bien he expresado que muchos se van sin meditar bien su decisión de emigrar, tampoco los podemos condenar y criminalizar de buenas a primera, entendiendo que no hemos sabido sortear o minimizar los estragos de las agresiones económicas a los sectores más vulnerables de nuestra población.
Hace mucho tiempo que conozco de muchas personas que no consumen proteína animal de ningún tipo (la misma constituye un lujo en estos momentos para muchas familias en virtud de la confiscación de su poder adquisitivo) y comen caraotas, lentejas y otros granos un día sí y otro también. Y estamos hablando de personas que poseen maestrías, especializaciones y doctorados. Esto no es justo señor Presidente, y por ello la deserción es masiva. Conozco de casos Presidente, de valiosos cuadros revolucionarios, que sin dejar de luchar por las demandas legítimas de la clase trabajadora, están sirviendo de muro de contención ante las malas intenciones de la derecha de impulsarle a usted toda una agenda de conflictividad social que busque paralizarle el país, y reeditando movimientos como el "Solidaridad" de Polonia con Lech Walesa, buscar derrocarlo a usted. Indudablemente, no lo van a lograr.
Pero debe entender también usted señor Presidente que no podemos quedarnos callados. Presidente es bueno que usted sepa que hay una percepción en algunos sectores de nuestro pueblo de que sacrifica nuestros salarios para costear los bonos del carnet de la patria. Hay muchos funcionarios públicos y funcionarias públicas desfasadas de la realidad y cuando esta les estalle en la cara, no podrán culpar al pueblo.
Es por ello Presidente que no hay que satanizar ni criminalizar todas las protestas, todas las luchas gremiales, sindicales y populares. Estamos obligados a apoyarlas, las que sean justas por supuesto, sin que ello implique perder de vista a actores de la derecha que pretendan aprovecharse de ellas y el difícil escenario internacional que hoy tenemos. Estamos obligados a demandar y mediar para buscar soluciones que nos convengan a todos.
No puede ser Presidente que mientras estamos afrontando estas dificultades, agresiones y amenazas (que en mi caso no pongo en duda ni las obvio) que nuestra gente se muera de hambre y de mengua. Estamos obligados como revolucionarios y revolucionarias a apoyar al pueblo y jalarlo hacia la revolución, y por eso es importante acompañarlo. Hoy se ve a la dirigencia por un lado y al pueblo por otro, no hay la conexión amorosa que había con Chávez. Por eso, es importante apoyar a nuestro pueblo en sus justas demandas y luchar contra los actores de la derecha dentro de nuestra sociedad.
El que satanice la lucha de los trabajadores universitarios a priori y del gremio de enfermeros y enfermeras a priori, comente una gran torpeza.
Presidente, si supiera lo que gana un profesor universitario, sentiría pena ajena. La situación en ministerios e instituciones públicas es verdaderamente crítica. Los que hemos decidido quedarnos lo hacemos más por nuestras convicciones profundamente revolucionarias, porque en muchos casos los salarios no alcanzan ni para un café. Son importantes mayores incentivos morales, laborales y de otra índole para los trabajadores y trabajadoras. Hay que tomar medidas draconianas en contra de la inflación inducida pero para ayer.
Son algunas reflexiones que me permito compartir con usted, y que recogen el sentir de muchas personas de a pie que no tienen esta posibilidad de dirigirse hacia su persona, como lo hago a través de este artículo, y que por cualquier vía puede llegarle. De alguna manera, siento en estas líneas ejercer la vocería de importantes sectores populares que se sienten angustiados y apesadumbrados, más no tienen voz para hacerse sentir.
Espero con ello haber cumplido con mi cometido, y en aras de garantizar la permanencia del legado de amor y revolución de nuestro amado Comandante Hugo Chávez.
Aún estamos a tiempo de reaccionar y maniobrar. Tome esto muy en cuenta.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!