Hace 207 años, los patriotas de 1811 proclamaron nuestra Independencia y tras 14 años de luchas, batallas, derrotas y victorias la conquistaron para toda Suramérica.
Hoy nos toca, a esta generación de venezolanos y venezolanas, defender el derecho a la autodeterminación y a la dignidad nacional frente a la agresión del gobierno estadounidense y operada con desparpajo desde Bogotá.
En el contexto de este mes donde nació la República, en 1811, necesario es recordar que la oligarquía colombiana trazó, desde mediados del siglo XIX, una estrategia para expandir su territorio a costa de despojarnos del nuestro.
Como lo expresó Andrés Eloy Blanco, "Venezuela ha perdido la quinta parte de su territorio sin disparar un tiro", al oponerse al Tratado sobre demarcación de fronteras y navegación de ríos comunes entre Venezuela y Colombia, en 1941, donde se "legalizó" los 100 años de despojo de nuestro territorio.
En verdad ese despojo iniciado desde la década del 40 del siglo XIX, se había producido mientras nuestra Patria se ahogó en sangre, en interminables guerras civiles, hasta principios del siglo XX. Es por ello que concluimos que la desestabilización y los conflictos internos de Venezuela han sido funcionales al plan expansionista de la codiciosa oligarquía colombiana.
La élite bogotana trabaja para que se produzca la guerra civil en Venezuela y continuar su plan de ocupación. Sus objetivos son todo el territorio de La Goajira; el Golfo de Venezuela; franjas territoriales de los estados Táchira y Mérida y más allá de las orillas venezolanas del Arauca, el Meta y el Orinoco.
Ese es el plan. Por eso desarrollan una campaña de satanización internacional contra Venezuela; promueven la crisis en la frontera común; por eso nos hacen la guerra económica; por eso financian, entrenan y arman a los generadores de violencia contra Venezuela. Está claro vienen por más.
Y ante la historia los nombres de María Corina Machado, subordinada al genocida Álvaro Uribe, y de Julio Borges empleado servil del inefable Juan Manual Santos serán tristemente registrados, junto a sus respectivas camarillas, como la quinta columna que sirvieron a estos planes de la oligarquía bogotana, para arrebatarnos más territorio venezolano, nuestro suelo patrio, el suelo de todos los venezolanos y venezolanas.
Igual preocupación genera la activa agresión guyanesa, alentada por las trasnacionales petroleras, para consumar el robo de nuestro territorio Esequibo.
¡No pasarán! Ni unos, ni otros. Para ello debemos fortalecer nuestra unidad nacional, la unidad del pueblo, mediante el reconocimiento y participación de la pluralidad del pensamiento bolivariano venezolano.
Es necesario que todo patriota se sienta incluido en la recuperación del tejido ético de nuestra sociedad; de la producción y la innovación nacional; de una nueva democratización de todas las instancias de participación y decisión; de la lucha para recuperar paulatinamente la normalidad de la vida cotidiana, especialmente de la estabilidad económica, en fin, que todo venezolano, venezolana se sienta que puede ejercer sus derechos con plenitud.
Solo así, todos y todas nos sentiremos auténticamente unidos en torno a nuestro objetivo más preciado, la Patria que nos legó el Padre Bolívar: Nuestra Patria Venezuela. Amén.