En usted confiamos y con usted estamos, pues sabemos que los enemigos históricos del socialismo nos atacan desde adentro, con los cipayos de siempre y sus verborreas infames; y desde afuera, con la fuerza de los mil demonios encapsulados en eso que llaman democracia y libertad. Una democracia donde los demócratas oprimen a las mayorías pobres, invade pueblos y devastan naciones, y en nombre de la libertad, se lanzan discursos conmovedores, que de retórica inútil tienen tanto, que, hasta sus más afines adictos, le reconocen como infames compulsivos, vacíos de alma y vestidos de odios.
Por ello hoy me dirijo a usted, con el fin de expresarle mi más caro compromiso con la lucha; en esta hora, cuando a decir de sus denuncias y las pocas noticias que con valides de veracidad nos llegan, el imperio mueve tropas armadas por occidente desde Colombia, inspira provocaciones leguleyas desde Guyana, promueve asedio desde el Brasil de Temer e impone desde el Caribe su fuerza en la OTAN, UE y USA, mostrando las fauces en contra de la patria.
Afortunamente, los revolucionarios entendemos que estamos rodeados por el imperio y sus secuaces, que el bloqueo económico no es un cuento, ni la guerra interna contra toda acción del Gobierno por salir de esta espantosa crisis, es de mentira. Dólar Today existe y su nivel de influencia en el mercado es real y concreto.
Miles de veces usted nos ha advertido de los tránsfugas, cobardes y blandengues, que, por su falta de compromiso con la revolución y la patria, prefieren pasar desapercibido o colaborar con el enemigo, tras bastidores de ese teatro burlesque donde se disfrazan de rojo a conveniencia de sus intereses.
Yo mismo soy testigo junto a millones de sus esfuerzos por vencer en esta guerra económica, política y moral, debo decir, soy beneficiario directo de sus estrategias económicas, esas que no han permitido que mi familia muera de hambre, tal y como lo desean los dueños del capital y la miserable burguesía criolla improductiva y parasitaria, que ha vivido del erario público desde el Siglo XIX por decir lo menos, y no arriesga un huevo en pro de la vida en paz e igualdad, aunque para solazar sus penosas existencia, diga ser creyente, devota y comprometida, y pretenda confundir solidaridad, con altruismo, miserable y ramplón.
Desde mi puesto de batalla (la docencia universitaria y la investigación política militante), he señalado y combatido, a los infames, tránsfugas y traidores, he visto como los egocéntricos se debaten entre discursitos absurdos que lo único que reflejan, es la frustración de sus autores y sus carencias de lealtad para con la patria, que, en todo caso, es de todos los que vivimos en ella.
Por eso, le escribo desde esta pagina que alguna vez marco la pauta de la revolución y ahora se consagra en ataques desmedidos contra los revolucionarios y contra todo lo que desde el gobierno bolivariano que Ud., dirige, se hace en favor de la construcción de un modelo de justicia y paz que permita la mayor suma de felicidad posible para todos.
Señor presidente, somos millones los que apoyamos a la Revolución Bolivariana y dentro de ese gran colectivo, estamos convencido que la lucha es a muerte por la patria. Pero es menester, reforzar las fuerzas políticas y profesionales, con la contundencia del pensamiento y acción militante de todos aquellos que mas allá del puesto o la nominación de honor al servicio del Estado dentro o fuera del país, entiendan que la patria demanda una dosis mayor de unidad y sacrifico para salir de esta coyuntura infernal.
Es imperativo remarcar en la cotidianidad del discurso social, que atrás quedo la revolución de a 100 dólares el barril de petróleo, que esta es la hora de los patriotas, no de la queja y el desvarío ante la cruda realidad con la que se nos ataca, es el momento justo de magnificar los recursos disponibles y poner cada centavo en su justo lugar. Pues de nada vale proteger a los hogares con el carnet de la patria, si no se hace conciencia, que cada gramo de alimento y cada bolívar invertido debe multiplicarse por millones de mujeres y hombre comprometidos e involucrados con la lucha que estamos librando.
A ellos hay que recalcarle que ya basta de lloriquear por las consecuencias y de atender a críticas que devienen en acusaciones indebidas sin anclajes en la solución y regodeadas en la desgracia.
En ese sentido, modestamente propongo tres ideas para el debate:
1.- Si queremos un socialismo productivo, echemos los pies al barro y produzcamos en las empresas rescatadas, con la clase trabajadora en cogestión con Estado. Pues el socialismo no es pobreza, todo lo contrario, es repartición de la riqueza. En ese sentido, no es descabellado pensar, que en una empresa X, donde el Estado ha invertido un capital inicial, los trabajadores paguen con su producción el mismo, a la vez que honren sus sueldos y adicionalmente repartan las utilidades de la empresa, entre el Estado y todos los participantes del proceso social del trabajo que en ella estén.
Así Juan Poder Popular, disfrutaría de una propiedad social productiva con la cual coadyuvar en el desarrollo de los altos niveles de eficiencia y eficacia que demanda el País.
2- Es hora de crear un signo monetario con anclaje en las reservas de oro. Un bolívar oro, cuyo cambio sea de 1,50 dólares, de libre convertibilidad y de manejo mayoritariamente por vía electrónica. Así mataríamos al aberrante cambio paralelo y su nefasta presencia en el mercado de bienes y servicios.
3.- Es urgente reconformar los cuadros científicos técnicos comprometidos con la revolución para fortalecer la estructura del esperado Estado Comunal. Para ello, hay que llamar a todos sin distingo por edad y género, pues demostrado esta que no por Hombre o por Mujer, por Joven o por Viejo, ni por Sexo Diverso o Heterosexual, se es mas inteligente, comprometido y revolucionario.
Finalmente, la consigna debe ser: El quiera patria venga con nosotros, el que dude y recule, que se aparte y deje que los comprometidos sigamos adelante.