"El que tiene fe en sí mismo no necesita que los demás crean en él"
MIGUEL DE UNAMUNO
Anacleto estaba tan ensimismado que no se había dado cuenta de mi llegada. Cuando ya me sentaba, notó mi presencia y me saludó, para inmediatamente continuar con: "Estimado camarita, recuerda usted cuando muchachos que andábamos con aquello de ‘queréis que te eche el cuento del gallo pelón’? ¿Cuál era el cuento del gallo pelón? ¿Tiene usted noción, a estas alturas de la vida, cual era el leit motiv de esa expresión? Digo esto porque ahora los que formaban el G4, en la cúpula de la insepulta MUD, han salido a declarar que van a recomponer ese desparpajo, que lo van a sanar, a recuperar, a reunificar, como si alguna vez hubiese existido la tan cacareada unidad dentro de su seno. Escuchamos declaraciones del viejito Ramos, del saltatalanquera de Falcón, del que ya regresó de Capriles, y de otros que se autodenominan líderes de la oposición que no valen la pena ni mencionar, y se me viene a la mente el cuento del gallo pelón. Porque es que nunca dicen nada. En lo único que han acertado es en que el parapeto nuevo, que formaron los que siempre fueron relegados y que denominaron Frente Amplio de tal cosa, desapareció de la misma manera que nació: sin pena ni gloria y en el total olvido. Henry, el del motor de Volkswagen fundido, aclaró que AD se había retirado oficialmente de la MUD y eso es entendible pues tienen cuatro gobernaciones. Ahora sale a decir que van a recuperar la MUD, a reorganizarla, a ver como sanarla. Y la gente se pregunta: ¿Con quién? Leopoldo sigue preso, Borges sigue autoexiliado, Ledezma es prófugo de la justicia, Guevara está enconchado en una embajada, Machado tiene síntomas de locura, Falcón viene de una pela electoral, Bertucci sigue repartiendo sopitas, los de los partidos relegados siguen disgustados, no tienen pueblo que los acompañe, la otrora llamada ‘sociedad civil’ ya no les cree. Es que durante estas dos últimas décadas no ha presentado ni una sola propuesta en beneficio del pueblo que llame la atención. Es cierto que la situación del país no es para vanagloriarse, porque el efecto de las guerras a las que ha sido sometido, junto al inclemente, inhumano e ilegal bloqueo económico que no nos permite comprar comida y medicinas, sigue haciendo estragos en quienes no han tenido la fortaleza ni la convicción de que elegimos ser libres y dignos, y que no bajaremos la cabeza ante ningún imperio. No se puede tapar el sol con un dedo. Sobretodo, cuando el pueblo se planta ante las intenciones e injerencias internas y externas. ¿Será que por fin nos aclararán cual es el cuento y por qué el gallo es pelón?"
La situación del país tiene su lógica. De un país endeudado con el FMI, que regalaba prácticamente su petróleo, con una inflación de más del 110%, que todo lo compraba hecho y con una economía de puertos al momento de la toma de posesión de Chávez, pasó a ser un país que disponía de sus recursos, sobre todo luego del trabajo de Chávez para lograr la recuperación de la OPEP y la verdadera nacionalización de nuestras reservas minerales, no sólo del petróleo, lo que le permitía hacer algo que gobierno alguno jamás había hecho: pagarle al pueblo la gran deuda social que con él se tenía. Ese pago se hizo, al inicio, por medio de las Misiones Sociales Bolivarianas y hasta hoy por medio de las Grandes Misiones Socialistas Bolivarianas y las bondades que éstas brindaban y brindan. Ningún país del mundo ha tenido dentro de su presupuesto una partida de Inversión Social como la de Venezuela; ningún pueblo ha tenido la protección social como la brindada en nuestra patria, con todos los errores que se hayan podido cometer, disgústele a quién le disguste.
Con el trabajo arduo y constante del Gigante, Venezuela vio como el precio de su petróleo empezó a escalar hasta llegar a pasar la barrera de los $100/b, lo que trajo como consecuencia que a muchos se les abrieran las agallas y nos empezaran a ver con otros ojos. Y si le sumamos a eso el descubrimiento de yacimientos de Coltán y de Thorium, y las reservas probadas de gas, nos convertimos en el platillo más apetecible del planeta. Y empezó el trabajo de tratar de torcernos el brazo para apoderarse de ellos. Pero se equivocaron de peones, porque estos pseudo líderes de oposición no tienen ni nunca han tenido algo en la bola. De ahí el declararnos una amenaza para los Estados Unidos de Norteamérica, de ahí las sanciones, de ahí el bloqueo sanitario y económico, de ahí el cerco mediático; todo respaldado por un grupo de politiqueros apátridas resentidos por no poder volver a gobernar a un pueblo que no los quiere y que lo ha demostrado en infinidad de veces. Ah, verdad, el gobierno no es perfecto.
Es verdad que para el imperio somos una amenaza, porque Venezuela se convirtió en cabeza y punta de lanza de movimientos mundiales antiimperialistas que luchan contra las injusticias diarias en el planeta. Por eso empezaron a aplicarnos el guión del Golpe Suave, tal como lo explicó el Comandante Chávez, así como todo tipo de guerra de no sé que generación, que tanto éxito había tenido en el Chile de Allende y contra Jacobo Arbenz, quien decretara una reforma agraria que tocaba los intereses de la United Fruit Company, de la cual el Secretario de Estado de EEUU, John Foster Dulles, era accionista y hermano del director de la CIA. Sin embargo aquí no obtuvieron el rápido desenlace que esperaban, ni con la participación apátrida de cipayos criollos causantes de chorimbas y plastones, que tanta muerte, destrucción, miseria y desesperanza, trajeron a nuestra patria. Lo más triste es que sin haber logrado su cometido de tumbar a Maduro, se ufanan de ser los propiciadores de las sanciones y que "contra funcionarios del gobierno" y "que no afectan al pueblo". ¡Yo te aviso!
En los últimos tres meses las guerras han cobrado mucha intensidad, en especial la económica. Un producto que hace una semana costaba novecientos bolívares, hoy cuesta nueve millones y no parece haber nadie que lo impida. Y así la mayoría de los productos. Ni hablar de la dualidad de precios: en efectivo o con plástico. Y al preguntarle al gobierno por los primeros cincuenta productos con precios acordados la respuesta parece ser: "¿Queréis que te eche el cuento del gallo pelón?" Y al preguntarle a la oposición por las soluciones que proponen para salir de esta crisis, su respuesta es: "¿Queréis que te eche el cuento del gallo pelón?", porque lo único que han propuesto e intentado es dar un golpe de estado. Es que no tienen más nada. ¿Es que nos van a marear a todos con ese cuento?
En el Zulia, con los bajones eléctricos, la distribución controlada de carga, los precios especulativos de los productos de la cesta básica, la especulación en el transporte, el negocio de la venta del papel moneda, entre los problemas que más afectan a las comunidades, no quieren saber nada de ese cuento; lo que quieren son respuestas claras y concretas a cómo y cuándo vamos a salir de esta situación. Al gallo, así sea pelón, se lo comerían en coco, porque conocen a sus verdugos, a los autores reales de los traumas inducidos por los que atravesamos. Nadie escapa de esta realidad que a todos nos afecta. Recordemos que no hay mal que dure cien años, que en la unión está la fuerza y que el tiempo de Dios es perfecto, para mantenernos firmes y siempre dispuestos a dar lo mejor por nuestra patria. ¿Queréis que te eche el cuento del gallo pelón?