Es espeluznante leer a diario cómo han venido siendo señalados y atrapados por hechos delictivos en diferentes países del planeta no solamente exministros sino todo tipo de funcionarios, amigos y familiares de los presidentes Chávez y Maduro; ladrones del erario público nacional que andan sueltos, de continente a continente, tratando de legalizar las fortunas que han venido amasando a la sombra de los referidos gobiernos. ¿No existe autoridad en el país capaz de reclamar esas fortunas fugadas para ponerlas a beneficio de la nación? ¿O será que los atrapados sólo son testaferros de actuales “autoridades” del Comando de la Revolución?
Esto deja mucho qué pensar:
1. ¿Será que resulta “inconveniente” despojar a los ladrones de lo robado?
2. ¿Cuánto no haría el Estado venezolano con los más de 500 mil millones de dólares que está yendo a parar a las arcas gobiernos foráneos?
3. ¿Será que ninguna autoridad venezolana tiene la moral suficiente para reclamar lo que es nuestro?
4. ¿Cuáles son los países que ni cortos ni perezosos despojan a los ladrones de las fortunas robadas, se hacen dueños de ellas e ignoran que otros, y no las “autoridades” del Comando de la Revolución, somos sus dueños?
Resultan escandalosas y repugnantes las cantinfleras declaraciones oficiales de la cancillería venezolana defendiendo a capa y espada el jugoso negocio de importación de alimentos. Metiendo la mano a favor de los vendedores de cajas clap atrapados en México por violar la ley en relación a comercialización ilegal de rubros alimenticios (sobreprecios) y, peor aún, al develarse que los mismos “alimentos” son de origen transgénico, de baja calidad y contaminados con glifosato y agroquímicos de comprobada toxicidad en seres vivos y por tanto expresamente prohibidos en el país. Total, los hijos y familiares más cercanos al canciller no consumen las porquerías contenidas en las cajas del hambre; para eso tiene a disposición y de sus familiares los aviones de la quebrada PDVSA para hacer mercado en Aruba y Curazao.
Resulta bochornoso que ninguna autoridad ministerial o miembro del poder moral se pronuncie sobre estos hechos delictivos; con su escandaloso silencio sospechamos que forman parte del entramado de corruptelas que arropan la gestión de ambos mandatarios.
Todos, sin excepción, eluden su responsabilidad:
1. El ministro de relaciones exteriores no comisiona a nuestro embajador en México para que averigüe sobre la veracidad o no de lo denunciado por la Contraloría General de la República de México, sino que de inmediato sale a defender a los comerciantes que viven del hambre del pueblo venezolano y con ello, sospechamos, a defender su presunta mascada en el negocio.
2. El Contralor General de la República no abre investigación sobre los contratos de estos mercaderes del hambre con el Estado venezolano. ¿Quién licitó? ¿Bajo qué condiciones? ¿Cuáles y en razón de qué particulares son los precios acordados para cada rubro importado? ¿A qué cuenta bancaria la empresa importadora transfieren dinero regularmente después de cada transacción para cancelar la mascada? Estas, entre otras interrogantes, son las que el cuerpo contralor está obligado a formular en resguardo de los bienes de la nación pero no lo hace porque presumimos están también metidos en la movida.
3. El Fiscal General de la República no procede, ni procederá, a abrir investigación sobre los mercaderes del hambre involucrados en el denunciado negocio, al menos a los residentes en Venezuela, esa orden nunca le será dada. No importa que tales “alimentos” sirvan para que al ingerirlos la población cometa “suicidio colectivo”. No importa que el dinero obtenido por sobreprecios termine en las arcas de los bancos centrales de los países dedicados a hacer fortuna a consta del gran desfalco a la nación. Total, el propio fiscal niega el derecho constitucional a realizar una Auditoria Pública con participación ciudadana de la gestión gubernamental, tanto de Chávez como de Maduro, pues pudiese llegar más lejos y escudriñar su gestión como gobernador del estado Anzoátegui, su relación con el Jeque de la Faja Petrolífera del Orinoco y con la empresa Odebrecht, entre otras tantas triquiñuelas que presumimos no son pocas.
4. Al Defensor del Pueblo no le inmuta que los dineros y la salud del pueblo estén en juego en el jugoso y dañino negocio. Lo suyo es defender el cargo como su predecesora y ahora pescadora en río revuelto. Total, si el padecimiento de los adultos mayores, violación de la Ley del Trabajo de parte del mismo Estado y violación del derecho a la vida de miles de enfermos terminales no le inmuta, que carajo le va a importar lo que pase en este país. Lo suyo es quince u último, y ahora semanal. ¿Cuántos salarios mínimos ha de defender?
5. Al ministro de salud lo único que parece interesarle es remodelar (por enésima vez), y a todo trapo, las lujosas oficinas que ocupa y la jugosa comisión que los mercaderes del hambre presumimos deben cancelar a uno de sus testaferros para obtener permisos sanitarios de importación de alimentos, sin investigar sobre la calidad de los mismos, y sin inmutarle el riesgo que ello acarrea para la población que ignorante del daño que la ingesta de tales alimentos pueda ocasionarle. Total, si el cierre técnico de lo que queda de hospitales, la desesperada huida de galenos que no pueden sobrevivir en Venezuela con los salarios de hambre “justamente” asignados, la diaria muerte de enfermos terminales, el ocultamiento de estadísticas sanitarias y otras fechorías no le resbalan. ¿Para qué darse mala vida y no disfrutar del poder? Al carajo el Juramento Hipocrático ¡Viva la robolución!
1. El ministro de agricultura y tierras también debe estar más preocupado por los churupos que dejan los mercaderes del hambre cada vez que tramitan ante su despacho una licencia de importación de alimentos. Que la existencia de arroz producido en el país supla al importado en las cajas clap y por tanto no proceda la importación, es su responsabilidad, pero eso no deja comisión ¿Cuánto costará importar un kilo de arroz empaquetado? Total, su preocupación actual es ver como torea a los “miserables” campesinos venidos en marcha nacional que con sus denuncias atentan contra el negocio de su sobrinito y ponen en riesgo el de los gerentes de las tiendas agropatria que le dan a él razón de sus andanzas.
2. Que el ministro de industria y comercio no esté enterado, desconozca o sus asesores no sepan que el trigo importado de Rusia no es transgénico, que importándolo a granel es mucho más económico para el país, y que haciéndolo de tal forma sirve para suplir de materia prima a las plantas procesadoras de pasta comestible instaladas en el país y con ello generar empleo, abaratar el costo del producto y evitar el riesgo de contraer cáncer a la población que se ve fraudulentamente obligada a consumir alimentos contaminados, de baja calidad y de alto riesgo para la salud. Igual razonamiento priva para la importación de maíz. Pero eso, ciudadano ministro, no da cagajón ¿verdad?
3. QUE EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA NO ESTÉ ENTERADO, desconozca y sus cientos de asesores no sepan lo qué está pasando en el país no es culpa propia, ni de sus asesores; es culpa de la “guerra económica” que le obliga a aceptar que las cajas clap contengan productos nocivos para la salud del pueblo, aceptar como lícito un negocito tan nefasto para la economía del país, y que además acepte desangrar a la nación de las divisas necesarias para la importación de medicamentos que necesitamos urgentemente para salvar miles de vida en todo el territorio nacional. Total, no es su vida, ni la de Nicolasito, ni la de Celita la que está en juego, es la de los miserables de la tierra que no entienden nada de la guerra de cuarta, quinta y sexta generación que en su descargo trata de explicarnos Carlos Lanz y Julio Escalona, pero estos brutos del coño no captan.
4. QUE EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA NO ESTÉ ENTERADO, desconozca, sus cientos de asesores y centena de usurpadores de la mal llamada asamblea nacional prostituyente no sepan lo qué está pasando en el país no es culpa propia, de sus asesores o los prostituyentitas; es culpa de la “guerra económica” que le obliga a aceptar que las cajas clap contengan productos provenientes de Turquía cuando se pueden elaborar acá en el país, a menor costo y mejor calidad, como por ejemplo la pasta OBA Makarna o la BEPMIWrb que vienen ya empaquetadas desde el lejano oriente (atravesando miles de kilómetros de agua y tierra) en presentación de 350 y 450 gr. ¿Serán estos productos más baratos que un kilo de pasta producida en el país cuyo precio “acordado” en contra del bolsillo del pueblo quedó en 48 Bs.S.?
5. QUE EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA NO ESTÉ ENTERADO, desconozca y sus cientos de asesores y la señora María León no sepan lo qué está pasando en el país no es culpa propia, de sus asesores ni de María; es culpa de la “guerra económica” que le obliga a aceptar que las cajas clap contengan productos como MAXIMASA (harina de maíz) que no sirven para preparar nuestras vernáculas arepas sino para preparar tamales, tortillas y otros antojitos mexicanos. ¿Será que un kilo de MAXIMASA, adquirido en México, resulta más barato que un kilo de harina de maíz producido en el país, cuyo precio “acordado” en contra del bolsillo del pueblo quedó en 20 Bs. S.? ¿Será que sale más costoso importar maíz (no transgénico) para elaborar harina de hacer arepas, empanadas y demás antojitos venezolanos que sabe preparar María? ¿Será que el maíz importado a granel no sirve para ser procesado en la decena de plantas “socialistas” inauguradas por el gobierno “revolucionario” que se encuentran cerradas y desmanteladas en toda la geografía nacional?
¿SERÀ QUE YO ESTOY LOCO? ¿No entienda lo qué significa “la guerra económica” y pretenda negar al pueblo los “suculentos” y saludables alimentos contenidos en las cajas clap? Por loco puedo terminar “suicidado” en un calabozo de la Seguridad Nacional; perdón, de la DIGEPOL; perdón, de la DISIP; perdón de la “socialista” y “humanista” SEBIN.
¡Sabino nos señaló el camino, me señaló el camino, nos señala el camino!
¡Lucha y más lucha hasta instaurar el genuino gobierno del pueblo!