Seguramente en estos próximos días, nos aturdiremos con análisis y explicaciones sobre el triunfo de Bolsonaro en Brasil. Ya nos habíamos olvidado completamente del triunfo de Marcí en Argentina. Memoria corta. Lo de Brasil se deja ver como algo inesperado y casi sorpresivo. Se tenía la esperanza de ganar perdiendo.
Leo por ahí, que el maestro y filósofo Enrique Dussel nos había dicho que a la "corrupción toca a la izquierda" y supongo que este frase acompañara a muchos de los análisis que estarán disponibles a partir de ahora para su lectura. Probablemente oiremos mucho del factor corrupción que minó a la izquierda y esto servirá como una bonita guinda a los análisis.
También leí que las "preferencias electorales son muy volátiles y toda realidad es muy efímera". El voto, decía un analista se bambolea. Para ser más preciso; el analista planteaba: "… el voto se mueve de lado a lado sin tiempo real para que se produzcan grandes cambios estructurales en el medio"[i] Una muy simpática manera de sacarle el rabo a este asunto, porque esto de las bamboleadas de un lado a otro del voto, deja el tema del lado de los electores y omite otros problemas. Omite el asunto de la Dirección política. No hubo tiempo para los del cambio, pero la derecha tuvo su tiempo y supo administrarlo.
No sé si la opinión que asomo el maestro Enrique Dussel ya era una anticipación a esta derrota y una posible explicación de todo el avance que viene tomando la derecha en América Latina. No muy aconsejable y saludable, lanzarse contra el maestro Dussel, sin embrago luce muy necesario porque él mete en este asunto a la izquierda y no sé si este plato roto con toda la vajilla la rompió la izquierda.
Tengo la ligera impresión, sobre todo por el contenido de las políticas, que no fue precisamente la izquierda quien gobernó en América Latina. El golpe a Dilma asoma, que esta supuesta "izquierda" gobernó como creyendo en pajaritos preñados y dejó cosas intactas, que luego la derecha supo usar.
Si algo reclama un debate hoy, es el tema de la izquierda. No vaya a suceder, que estemos pasándole indebidamente factura completa a la izquierda. Tal vez no se ella la que ha gobernado pero muy tranquilamente se dispone a pagar la cuenta.