Las líneas de esta nota, quiero esbozarlas con sentido de prosa poética, a estas alturas del asedio y de las amenazas desde el norte, del oeste y ahora del sur, no olvidemos aquel augurio que dijo Mao Tse-Tung: "en tiempos difíciles recuerda los mejores por venir". Es hora de hacer un ejercicio de las contradicciones que vienen agudizándose cada día, ya no con una oposición fuera de combate sino dentro del propio movimiento revolucionario y desde afuera.
Estamos observando fuentes fundamentales de contradicciones, que son los pivotes y el motor de la historia como diría Hegel y que Marx reivindicó y que hoy toma forma de interpretación ante dos tipos de sujetos que se muestran claramente contradictorios en el escenario interno de Venezuela y que puede derivar en actos de fuerza que pueden brotar en próximos momentos, que también resulta una amenaza para la Revolución Bolivariana.
Por un lado los que se sujetan a la estructura del viejo estado rentista, desde comisionistas, contratistas, negociadores y mercaderes de la política que están localizados dentro de las instituciones o que orbitan cerca de los cuentadantes y los que propugnan por una transformación radical y que tiene su expresión mayor en la constituyente. En ambos bandos circulan parte de una y de otra posición, es decir un diálogo entre lo negativo que se sujeta al viejo estado y lo positivo que empuja a la transformación social de un nuevo estado.
Las serias amenazas externas, obligan a que las contradicciones mencionadas arriba se pospongan a segundo plano y proponer una tregua para enfrentar a un enemigo externo poderoso y múltiple que desea aprovechar esas contradicciones para socavar la unidad interna y que está interviniendo a Venezuela en el escenario internacional descaradamente.
Creer que somos un pueblo resistente y poderoso moralmente no es un cuento, que tenemos una ideología firme sólida basada en la doctrina de Bolívar, tampoco es una jácara, que tenemos la fortaleza de crear nuevos formas de lucha no es fábula y la capacidad de hacer la historia mediante actos de conciencia, razón y fuerza tampoco es un invento.
Tenemos una historia que nos da los elementos de juicio para reconocernos soberanos, independientes porque no agigantamos en las luchas por la emancipación desde Bolívar y los épicos del siglo XIX y Chávez y este pueblo que se ha negado a arrodillarse ante los agresores, antipatriotas y los tiempos duros que hemos enfrentado.
Ahora cada quien debe ir pensando ordenadamente, disciplinadamente cual será el puesto de combate, cada quien según su vocación y experiencia, pero nadie se llame a mentiras, el asedio y la intervención se agudiza desde Colombia con su ejército mercenario y Brasil con un neonazi de presidente, no hay dudas que las marionetas empezaran a bailar al compás de los tambores del norte tan pronto cuando les den la orden y sientan la oportunidad de atacarnos.