Frente a los resultados electorales del pasado domingo 28 de octubre de 2018, en Brasil, comienzan los lamentos, las alarmas y en algunos casos hasta el regocijo intelectual porque la tesis del "Fin de Ciclo progresista" se está cumpliendo de manera inexorable.
Nos negamos a sumarnos a ese coro lastimero, por el contrario nos obligamos a seguir luchando, aquí en Venezuela, por aplicar a tiempo los antídotos que nos inmunicen para siempre contra el flagelo del totalitarismo cultural, étnico, religioso, político, económico y social. Conocida las causas de la enfermedad, apliquemos el recetario que nos da la Historia:
- Confiar en el pueblo y en sus poderes creadores.
- Gobernar con el pueblo, de manera democrática y honesta, para todo el pueblo.
- Escuchar con humildad las críticas y las demandas de rectificación que hace el pueblo. Y rectificar a tiempo para garantizar la mayor suma de transparencia administrativa, estabilidad política y prosperidad económica y social.
- Promover una cultura del reconocimiento y el tratamiento democrático de las diferencias políticas, culturales y sociales en el seno del pueblo.
- Convocar permanentemente a la reunificación del pueblo en torno a los principios y al programa de la democracia revolucionaria.
- Profundizar los espacios de participación y protagonismo popular en la toma de decisiones.
- Y como decía el CHE "No confiar en el imperialismo, ni un tantito así". Preservar en cualquier circunstancia nuestra soberanía política y económica.
Además de estos antídotos para conjurar los proyectos de exclusión social y cultural que nos intentan imponer, se requiere de un tratamiento permanente: Educación para la identidad y convivencia democrática, cultura del trabajo productivo y facilitar la emergencia del Poder Popular.
En fin, sigamos por el camino de Chávez: democracia socialista, protagonismo popular, todos los derechos para todo el pueblo y escuchar al pueblo, siempre escuchar al pueblo.