Obertura
Levanto mi totuma de café recolado como ofrenda en el fogón campesino
Comparto este sorbo de agüita del rio que queda en mi cantimplora
Doy este trago de cocuy –por qué no- que el fantasma de un indio me heredó
Brindo por la vida andada entre selvas, montañas y cuevas para asaltar el futuro.
I
La leve brisa que baja de las cumbres crio tu espíritu con cantos de bosques que levitan
Los cóndores en reducto de vida sofocada danzan el vals del Ande que atardece
Se pone el sol de los venados sobre las hierbas sanadoras de duelos ancestrales
II
Marchando por entre cafetales se adentra la joven militancia a escuchar tu cátedra
Un coro de irreductibles guacamayas entona la copla de la victoria al silbido del viento
Mientras tu idea fluye con el manantial clandestino de cuevas no descubiertas
III
El ruido odioso de la ciudad explota en alcabalas y teatros de operaciones
Vienen a violar la calma del sueño utópico los bombardeos con saña gringa
La campaña del enemigo invade los hogares con televisoras petroleras
IV
Te fuiste con tu ejército de anónimos
Con desaparecidos y torturados
Con presos en fuga
Sin prisa pero con causa
V
Eras callado en el bullicio
Esperabas el turno de tu voz
Que siempre iluminó.
Por 43 años de camaradería