¡Se acabó lo que se daba! A mí no vengan a dar un feliz año pa ti, el 1 de enero, porque para nosotros el año parte el 10 de enero. Y el 11 de enero: “feliz año, Venezuela, tenemos nuevo presidente”. Ya está todo ensayado. Esa vaina no puede fallarnos, nos importa un carajo la soberanía de los pueblos, la autodeterminación de los pueblos, la legalidad del voto, lo hacemos, eso sí, en defensa de la democracia, actuamos en nombre de los principales valores nuestros, que los tenemos, aunque parezca mentira... Así que el 10E la Unión Europea, El grupo de Lima, y Trump, que está brincando en una pata, salen a deslegitimar el gobierno del dictador, y listo, aquí nos llega el poder en bandeja de plata y a celebrar el año nuevo y ábrannos la puerta que ya es navidad. Y aquí manda papá Montero, zumba.
El compañero que estaba echando ese cuento parecía tan entusiasmado que no provocaba detenerlo, porque a los imbéciles no se les puede interrumpir, porque les da una temblequera. Es que somos expertos buscando donde están los errores para salir corriendo a cometerlos. Ya acaparamos todos los errores del mundo en política, y parecía que ya no quedaban más, y apareció el Frente Amplio por una Venezuela Libre y por Puesto y nos dijo: “quedaba unoooo”. Y listo, ya estamos dispuestos a caerle encima, con pasión, y sin compasión. Hay compañeros que nos dicen que nos dejemos de pendejadas que yo no hay más elecciones en todo este tiempo, y que nos calemos tranquilamente los seis años del dictador, y que nos pongamos a trabajar con la gente en la calle, y a solucionar vainas al lado del pueblo unido y tal, pero ni de vaina, esa gente quiere el poder ya. No están dispuestos a esperar porque la múcura esté en el suelo, y mamá no puedo con ella.
La gente está madurando menos nosotros. En Colombia está prohibido ser líder social porque te dan un tiro en cualquier momento, pero no pasa nada. Israel mata palestinos de día y de noche, pero no pasa nada, MaCri hace lo que le da la gana con el dinero de los jubilados y reprime a su antojo las manifestaciones, pero no pasa nada. A Macron, los chalecos amarrillos le caen encina, en el Arco del Triunfo, en Champs-Élysées, una pendejada, pero no pasa nada, al presidente de Honduras se le va un gentío caminando para Estados Unidos, pero no pasa nada, y aquí somos la preocupación del mundo es ancho y ajeno. Es una vaina que todavía hay gente que no entiende cómo lo baila Miguel. El Grupo de Lima le cayó encima a López Obrador para que apoyara también este desnalgue político, pero el hombre les dijo: “No es no. México no se mete en esa comparsa”. Y los dejó con la carabina al hombro, y no les dio tiempo de montar en su caballo.
Además, el 5 de enero tenemos nuevo Presidente, pero en la Asamblea en desacato, y quien anda más feliz que el carajo, es Omar –Pozo de muerte- Barbosa, estaba deseando salir de esa cosa que es más inútil que parachoque de avión, como le dijo un maracucho, y se le presentó el chance y al carajo los enfermos, anda con una sonrisota respirando el grato olor de la salida de esa cosa que llaman Asamblea.
El papá de Margot llegó diciendo que “a los compañeros no los entiende nadie. Nos está haciendo falta la claridad meridiana del Chúo Torrealba para que nos alumbre. No es posible, ya se están repartiendo los cargos y a mí me dejaron por fuera. No somos más imbéciles porque ya estamos contra la pared”. Y se fue al cuarto y le metió aquel coñazo tan duro a la puerta, que la nevera se estremeció y los afiches de Borges y Ledezma bailaron un rock en la pared de la sala, y los vecinos gritaron: ¡Temblor!” ¡Temblor!.
- Vengo a decirle adiós a los muchachos.- Me canta Margot.