No podemos engañarnos: en la acción coordinada de EEUU contra el gobierno de Nicolás Maduro no hay nada ni existe remotamente una supuesta defensa de la democracia. Tampoco hay algún interés en ayudar al pueblo venezolano a superar sus problemas reales. Lo que existe es la combinación de los intereses económicos y geopolíticos con movimientos oportunistas por parte de algunos gobiernos satélites, como es el caso, por desgracia, de Colombia, Brasil, Argentina, Perú, Chile, etcétera.
Venezuela no es un país cualquiera. Es el titular de las mayores reservas petroleras del planeta. Y este 1° de enero comenzó a ejercer la presidencia de la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Desde la elección de Hugo Chávez en 1998, Venezuela en lo interno ha desafiado al modelo económico y político excluyente que prevalecía y en América Latina, está ejerciendo cada vez con más fuerza el socialismo del siglo XXI.
¿Alguien piensa que, francamente, EEUU está preocupado en el falso positivo sobre la violación de los derechos humanos en Venezuela? ¿Por qué no se preocupan por el hambre en Yemen? ¿Por qué tratar a las personas en el proceso de migración de una manera hostil? Ahí está lo que hizo Trump enjaular niños como los animales? Las dificultades experimentadas por el pueblo se debieron a las sanciones y bloqueos económicos impuestos por los EEUU y sus aliados. Vale la pena recordar que el gobierno de Colombia se negó a vender medicamentos. Lo mismo sucede con otros productos. La reelección Maduro fue considerada ilegítima por EEUU y los gobiernos que conforman el cartel de Lima, aliado a EEUU. Sin embargo, asistieron a la juramentación de Maduro 94 delegaciones internacionales y otras organizaciones, Bolsorano en Brasil tan solo reunió 46 representantes.
Este 10 de enero se vivió una de las grandes fiestas de la comunidad internacional en Venezuela por la democracia social, participativa y protagónica del pueblo venezolano y por el socialismo del siglo XXI.