En su más reciente artículo publicado en Aporrea, Rafael Ramírez hace unas observaciones interesantes.
Ver: Un fantasma recorre la sala del hemiciclo…
Dice:
"… ahora corremos el riesgo de que suceda cualquier cosa, lo que sea, con tal que Maduro salga del poder. Todo puede pasar, cualquier aventura de la derecha, golpe de estado, una explosión social, un evento cruento, invasión extranjera, fascismo, violencia, guerra."
Eso me hizo pensar en lo siguiente:
1- En base a lo que está ocurriendo hoy aquí en Venezuela, a nivel político y socioeconómico, pareciera que para sacar a Maduro de Miraflores habría que hacerlo utilizando la fuerza física, o sea, a patadas.
2- Si a Maduro lo sacan de Miraflores a patadas, también sacarían a patadas a todos --- o la mayoría --- de sus colaboradores.
3- El nuevo gobierno sería probablemente un gobierno derechista y antichavista ya que el chavismo ha sido gravemente desfigurado y corrompido por Maduro y sus colaboradores, destrozando en buena parte la reputación de Chávez, el chavismo, y la Revolución Bolivariana.
Bueno …
Si eso ocurriera …
¿Qué pasaría con las tantas empresas del gobierno, como por ejemplo PDVSA?
O sea …
Si no las venden …
¿A quiénes pondrían en la directiva de PDVSA después de haber sacado a patadas a esos chupasangres e incapaces amigos y familiares de Maduro?
¿Los reemplazarían con otros chupasangres e incapaces, posiblemente amigos y familiares del nuevo gobierno?
¿O buscarían realmente de recuperar a PDVSA, y a todas las empresas del gobierno que Maduro y sus chupasangres e incapaces amigos y familiares destrozaron?
Si ese fuera el caso …
¿A quiénes pondrían al mando de todas estas empresas?
Bueno, de ser un gobierno serio, aun siendo derechista y antichavista, en el caso de PDVSA, creo que escogerían a Rafael Ramírez. Creo que eso sería lógico ya que Rafael Ramírez es probablemente la persona que más conoce a PDVSA desde lo interno y a nivel de sus operaciones internacionales.
También fue, en mi apreciación, muy exitoso en el manejo de la empresa.
Sí señor.
Imagínense a un gobierno antichavista nombrando a un chavista.
Eso sería irónico, ¿verdad?