Si tú, integrante de la clase media, te interesaras un poquito por conocer lo que ocurre en estos momentos está ocurriendo en las economías capitalistas del mundo, podrías enterarte de que las de los países de Europa y los Estados Unidos, que siempre se han presentado como paradigmas de prosperidad y progreso y con una solidez a prueba de crisis y debacles, están en estos momentos literalmente en el suelo. Es decir, completamente colapsadas, y lo que es peor, sin posibilidades ninguna de recuperación. También podrís darte cuenta de que como resultado de esa deplorable situación, no sólo el desempleo se propaga como la peste, sino también que los salarios se han contraído a niveles de hambre y que los derechos laborales de todos los que viven de un sueldo o salario, como el derecho a la salud, a la contratación colectiva, prestaciones sociales y demás reivindicaciones, han sido eliminados, debido a lo cual quienes viven de su trabajo, han quedado en el más completo y absoluto desamparo.
A qué se debe esta catástrofe que con brutal saña golpea a los sectores medios y bajos de esos países? ¿Qué ha hecho que el temible espectro de la miseria, con su espantoso cortejo de hambre, de enfermedades, de prostitución y delincuencia, de niños desnutridos y abandonados, etc., esté visitando los hogares de esas naciones, hogares que hasta no hace mucho vivían si no en la abundancia por lo menos con un cómo nivel de vida? Si tú te pones a observar el aspecto de las personas que protagonizan esas masivas manifestaciones de protesta, podrás observar que no se trata de ninguna manera de marginales. Se trata, por el contrario, de una clase media que espantada ve seriamente amenazado el envidiable status social y económico del que tradicionalmente habían venido disfrutando. Así que señores y señoras de la clase media, como decía el padre Barnola, coman avispas porque cigarrón atora. Porque el modelo económico que ha llevado a esos países a esos extremos de ruina y pobreza, es el mismo que la oposición aplicaría en el infortunado caso de que llegaran a controlar el poder en Venezuela.
HONDURAS:
Como se sabe, la población de Honduras, casi en su mayoría, acuciada por el hambre, la pobreza, la desesperanza y, por supuesto, por la represión más desenfrenada y brutal de un gobierno que, como todos los que apoya los Estados Unidos, también es sanguinario y ladrón; un gobierno producto de un criminal golpe de estado aupado y dirigido personalmente por la Clinton, se vieron forzados a abandonar su país, sus hogares, para dirigirse a la nación del norte.
¿A qué fue esa pobre y desamparada gente a esa nación hostil? No fue, desde luego, a mendingar ni a buscar ayuda a quien está, por razones morales y éticas, estructuralmente incapacitado para ofrecerla. Fueron a reclamar lo suyo, lo que las transnacionales de ese país les han estado saqueando por décadas y que ha sido la causa de su tragedia y la tragedia de muchos pueblos del mundo. Sin embargo, cuál fue el recibimiento que tuvieron por parte de ese desquiciado minotauro del norte, o sea, de Donald Trump? Aparte de insultos y demás expresiones ofensivas que demostraban el infinito desprecio que ese sujeto siente por nuestros pueblos, a los que considera poco menos que basura, le ordenó a su ejército, pandilla de asesinos, dispararles si ponían un pie en territorio norteamericano. Esta es la única ayuda que los gobiernos gringos, emparentados con las bestias más sanguinarias y despiadadas del mundo animal, están en capacidad de ofrecer. Ninguna otra y menos humanitaria.