Noviembre 2006
¿Qué llevaría a un buen muchacho de su casa y de su urbanización acomodada a convertirse en arriesgado combatiente de una “célula de resistencia y liberación”, utilizando los consejos impartidos por la CIA (en un manual mal traducido por cubanos gusanos que ya perdieron irremediablemente la lengua madre), evocando las tácticas de la resistencia francesa, irrigando su nueva vida de peligros con la adrenalina acostumbrada en la película o el videojuego de guerra?
Tres cosas al menos:
a) El terror
b) La distorsión simplificadora de la realidad
c) La ficción de la gran amenaza
Las tres son constituyentes de la paranoia como categoría socio-política. La paranoia es el alma enervada del fascismo, el deseo negativo, el deseo y el placer de la destrucción en nombre de la defensa propia, la conservación y la supervivencia.
“Instrucción para la defensa cívica”
Estas instrucciones para convertir la realidad en una psicosis de guerra están a la mano del usuario en una página digital de Miami. Vienen dirigidas al “pueblo democrático de Venezuela” y han circulado en copias ocultas vía correo electrónico. En el fondo son tácticas de guerra que pudieran ser usadas por cualquier bando, en favor de cualquier causa. La violencia desdibuja las causas. La violencia tiene su fin en sí misma.
Pero, en su conjunto, son tácticas que no tendrían lugar en un barrio o un cerro. Son tácticas para la clase media de las urbanizaciones del Este de Caracas, enloquecida por una paranoia de guerra que la llevaría a ver francotiradores en cada sombra o volumen y que, dotada de claves secretas, santos y señas, vestimenta oscura, agua caliente en las hornillas y bombas caseras de bicarbonato, libraría la batalla final por la democracia y la libertad, contra el monstruoso comunismo, a la vera de la conserjería.
Axiomática de la paranoia
La paranoia es un delirio sistemático y totalizante que convierte todo elemento casual de la realidad en los signos concatenados de un propósito final: mi destrucción. Psicosis finalista: todo conduce al Apocalipsis. Existir consiste en la autodefensa permanente. Todo lo real está contra mí, a lo más se divide radicalmente en “amigo” o “enemigo”. Pero aun el amigo puede ser un agente oculto de la causa final destructiva. La autodefensa es metódica desconfianza, continua adrenalina de auto conservación. Su pasión, su locura paradojal, es destruir para conservar.
• Todo lo que no sea semejante o idéntico a mí, es otro, y constituye un peligro para mí. La diferencia pone en peligro la identidad.
• Yo soy bueno, el otro es malo. Yo superior, el otro inferior.
• El otro quiere destruirme.
• El otro debe ser suprimido.
La subjetividad paranoico-fascista se articula en base a aquel silogismo descubierto por Simón Rodríguez en el meollo de la mentalidad colonial:
1º Este indio no es lo que YO SOY.
2º Yo soy HOMBRE.
Conclusión. Luego él es BRUTO.
Consecuencia. Háganlo trabajar a palos.
(El libro de Robinson, p. 141)
Pero la consecuencia del fascismo es: “luego suprímanlo”, o “poco importa que sea suprimido”.
Las categorías funcionales de la paranoia fascista son:
PROPIEDAD / SEGURIDAD / DEFENSA / CONSERVACIÓN
La exaltación de la “autodefensa” ante la amenaza del otro configura un paramilitarismo doméstico. El fascismo ordinario de la vida urbana pequeño burguesa sería un paramilitarismo casero. Este dispositivo es el que dibuja el manual para la “Defensa cívica” distribuido por los cubanos gusanos de Miami, para el “pueblo democrático” en su “lucha por la libertad” y la “salvación de la Patria” de la “amenaza comunista”.
Manual del fascismo
...el fascismo. Y no solamente el fascismo histórico de Hitler y de Mussolini —que tan bien supo movilizar y utilizar el deseo de las masas—, sino el fascismo que está en todos nosotros, que habita nuestras mentes y nuestras conductas cotidianas, el fascismo que nos hace amar el poder, desear esa cosa misma que nos domina y nos explota.
(Michel Foucault, Dits et écrits, # 189)
La clase media de derecha no es simplemente una clase dominante que se opondría y se defendería de unas clases dominadas. Ella misma es una clase dominada, esclava del mercado y del qué dirán, vive para el dinero y el consumo, su sentido, su valor y su bien son las mercancías que adquiere. Su propiedad la hace. Ella es lo que posee y sin ello no es nadie. Por eso los temas de la seguridad y la defensa se enlazan tan fácilmente a la visceralidad del instinto de conservación, arrastrada por la pasión política del miedo. El miedo es origen de la violencia. Un sistema de dominación sociopolítica opera, como bien lo describió Spinoza desde el siglo XVII, mediante una manipulación de las pasiones, básicamente del Miedo (deseo de evitar el mal mayor) y de la Esperanza (deseo de adquirir el bien mayor). Mediante la amenaza y la promesa el poder despótico impone la obediencia. Los diferentes tipos de poder se fundan en diferentes tipos del deseo. El fascismo manipula el instinto de conservación, el deseo de seguridad y la fuerza parapolicial, la avidez de la propiedad exclusiva. El explotado (ese que trabaja y vive como esclavo para comprar y consumir) ama y admira al poderoso, quiere ser como él, se contiene con su sutil amenaza y se solaza con su próspera promesa. El poder tiene pleno agarre y eficiencia cuando el sujeto desea y goza su sumisión. Entonces, dirá Spinoza, los hombres luchan por su esclavitud como si se tratara de su propia salvación. Dice Foucault que el individuo es el producto del poder. El fascismo es un dispositivo extremo de autoconservación del individuo modelado, subjetivado y sujetado por el poder burgués, capitalista, mercantilizante. El fascismo es un deseo paranoide de sobreponer el individuo por encima de todas las cosas, aun a costa de todas las violencias. Para el fascista el otro amenazante es suprimible, del modo que sea. El fascista niega y destruye el mundo del otro, el mundo que representa y expresa el otro, destruyendo directamente al otro.
Ahora bien, en una operación semántica de inversión del valor y de disolución del sentido los esclavos del capitalismo, autómatas mercantiles que viven para consumir lo que pueden comprar, se llaman a sí mismos “defensores de la libertad y de la democracia”. Arrogarse los nombres de los valores humanos (Libertad, Democracia, Patria...) funciona como un axioma ciego. Nunca encontraremos una definición del sentido de estos términos. El fascista los encarna sin más, por autodecreto, así como dice “yo soy el bueno”, “el otro es el malo”. El valor político, el fin social de la acción, se convierte en una mera marca, como ponerse un Armani o un Dior. La bandera negra y la antorcha nocturna. El valor también se vuelve un objeto de consumo.
El escenario narrativo
El escenario narrativo de este manual de paramilitarismo doméstico, como un guión hollywoodense o un videojuego ultra violento, es trillado, monótono, maniqueo, previsible. Su condición de posibilidad es la ficción de la gran amenaza chavista —la peste comunista—: sólo así responden los resortes del terror. Pero distorsionándola, el manual se aparta de la realidad, simplifica todo en términos de buenos y malos, de aliados heroicos y enemigos mortales. Con ello se convierte en pura cinematografía o fantasmagoría, pesadilla fascista en que las transversales de Los Palos Grandes son escenario de espionajes, comunicaciones secretas, armamento escondido, escaramuzas con bombas caseras, captura e interrogatorio de prisioneros chavistas, contactos furtivos con el “ejército patriota” o los “profesionales militares amigos” que harán el verdadero trabajo.
Nada en la realidad resultaría como lo prevé este guión de película, elaborado por extranjeros en lengua extranjera, que propone tácticas de la mitografía bélica del siglo XX. Tal vez su función sea sólo psicológica, o psicopolítica: la inducción de la paranoia, el delirio y la alucinación fascistas. El “pueblo democrático venezolano” paraliza el ascensor y embadurna de aceite quemado las escaleras de los dos primeros pisos, para proteger “su Edificio” de la amenaza fantasma.
La situación es la siguiente:
En circunstancias indeterminables, pero por ello perennemente posibles, el chavismo-comunismo rompe el orden constitucional mediante un golpe de Estado o un “perverso autogolpe”. Así llevará a miles de prisioneros disidentes al Estadio Universitario y se dedicará a allanar los domicilios.
La misión u objetivo del juego:
Liberar a los miles de prisioneros al mismo tiempo que defiendas tu Edificio.
Los personajes:
BUENOS:
El pueblo democrático
Las Células de Resistencia y Liberación
Los profesionales militares
El ejército patriota
Los militares o policías amigos
MALOS:
Los Círculos del Terror y de la Muerte
Los fanáticos chavistas
Los extranjeros cubanos
Chávez
El Comunismo
Es de señalar que la “defensa cívica” tiene un rol segundón en la película, pues la guerra decisiva la llevarán a cabo “los profesionales militares”. La labor de los “civiles comunes y corrientes” que deseen “luchar por su patria, su libertad y su democracia” será la de “apoyar” a los “profesionales” (¿paramilitares?, ¿contratistas civiles?), no “entorpecer” sus acciones.
Enunciados selectos del instructivo fascista
“el objetivo será que apoyes a los profesionales protegiendo tu vida sin entorpecer a los profesionales castrenses”
“ayuda a calentar suficiente agua caliente, prepárate con todo tipo de objeto contundente que ayude a la defensa de tu Edificio”
“observen e identifiquen a los enemigos, cuáles son sus áreas potenciales (personas o instalaciones)”
“Identifica a tu vecino que está de acuerdo con la revolución Chavista, observa sus movimientos, qué hace, cuáles son sus costumbres habituales, dónde trabaja, dónde estudian sus hijos, la hora a que llegan o salen. Qué vehículo tiene, cuál es la placa, quiénes son sus amigos, qué lugares visita, dónde hace mercado, a cuál iglesia asiste, cuál es su club, etc. Al momento de iniciar las contingencias, espicha los cauchos de su vehículo, para inmovilizarlo.”
“Los propios Chavistas van a salir a saquear comercios, para causar caos y confusión”
“no hagas rutina en tus actividades diarias, ellos también te vigilan. Compra periódicos en lugares diferentes, cambia de supermercado, manda a un familiar a buscar tus niños al colegio”
“Identifica a los Chavistas y a los extranjeros (Cubanos) que están encubiertos bajo el Plan Robinsón. Bloquea las cerraduras de su auto con pega de contacto, espicha sus cauchos para que no se mueva, desconecta sus teléfonos para que no se comunique. Evitar que escape o se dirija a su trabajo a dar órdenes. En los Edificios es fácil neutralizarlos, por ejemplo, enciérralos o amárralos con cinta de embalaje o con mecates, en el cuarto de la basura de cada piso. Para ello con tiempo has de colocar cerraduras en las puertas mencionadas.”
“Se necesita una estructura para retener enemigos importantes y su interrogatorio (éste debe ser ejecutado por profesionales entrenados en técnicas de interrogatorio ‘no violento’. NO SOMOS ASESINOS). Organízate. No sabemos cuánto pueda durar esto.”
“Viste ropa oscura de noche. OJO, no te confíes de la oscuridad. No sabes si ellos tienen equipos de visión nocturna.”
“Es nuestro primer objetivo contrarrestar a los círculos Chavistas de la muerte. Éste será nuestro aporte para que los soldados profesionales se encarguen de los Cubanos, las reservas Chavistas y de las tropas comunistas.”
“Nosotros atenderemos a los heridos del ejército patriota y mantendremos preso al traidor Chavista comunista.”
“PREPÁRATE PARA EL COMBATE FINAL ... VENEZUELA LIBRE O COMUNISMO ... TÚ DECIDES ....”
Las instrucciones para una paranoia fascista culminan con una admonición de tono bíblico-apocalíptico. No extraña para nada, pues el paranoico-fascista tiene relaciones privilegiadas con Dios y la revelación:
ESTOS SON LOS ENEMIGOS DEL PUEBLO DEMOCRÁTICO, ESTOS DELINCUENTES SON LOS QUE PERTURBAN NUESTRA PAZ. UBÍCALOS, VIGÍLALOS Y AL DESCUIDARSE ELIMÍNALOS... ESTOS SON LOS HIJOS DEL COMUNISTA MAYOR... HUGO CHÁVEZ... DEBEN IRSE PARA NUNCA MÁS VOLVER.
“EL DÍA ESTÁ LLEGANDO”