Este triunfo se puede valorar desde muchos puntos de vista; sin embargo, es muy importante verlo desde la perspectiva del imperialismo y el fascismo, especialmente desde el punto de vista de la derecha local que continuará poniendo obstáculos al proceso, y también desde la agenda de luchas y conflictos para el período venidero y los nuevos retos que deberá enfrentar el presidente o, mejor aún, el proceso.
El trabajo de zapa será la herramienta básica de la derecha. Además de sembrar dudas sobre la evidente victoria revolucionaria, la derecha venezolana, como caja de resonancia de la derecha imperial, afinará sus acciones con el fin de enfrentar u obstaculizar la profundización del proceso bolivariano. Para ello, tendrá como instrumentos básicos el halago, el ofrecimiento de prebendas, el inventario de coincidencias y la posibilidad de llegar a acuerdos con sectores que, aun diciéndose chavistas, en su fuero interno continúan apostando por una Venezuela bajo la égida del neoliberalismo con toda su carga de falsos valores. Esos conspiradores y traidores a la patria también jugarán a ser los abanderados de una pléyade de “pensadores”, “intelectuales”, “políticos” y “dirigentes sociales”, que representan el capitalismo más recalcitrante, y que siempre se opondrán a la introducción de cualquier práctica político-cultural considerada ajena al “occidente moderno, libre y democrático”.
Se delinean así dos frente de batallas para los golpistas: en lo interno, seguirán intentando coincidir y captar a los sectores vacilantes del chavismo en el esfuerzo de alcanzar triunfos en uno que otro referéndum regional, en una que otra acción de provocación, en una que otra campaña de desprestigio al proceso y, en lo externo, ser puntal principal en una ofensiva político-cultural del imperio y, llegado el momento, ser las principales voces plegadas al llamado del intervencionismo yanqui, bien directamente o a través de sus lacayos, en las tierras de Bolívar.
La situación post electoral esta marcada por contradicciones. Una Constitución novísima y en algunos aspectos revolucionaria, y un andamiaje jurídico institucional verdaderamente caduco y tramposo que requiere un acelerado proceso de actualización de leyes, de parlamentarismo de calle entendido revolucionariamente, desde el máximo desprendimiento. Un voluntarismo político revolucionario expresado particularmente en el Presidente Chávez, ante una modorra burocrática que hegemoniza y desarma la participación protagónica y revolucionaria de este pueblo. Grandes expectativas del pueblo en este nuevo período en contraposición a una mentalidad cuarto republicana que corroe despachos, curules, alcaldías, gobernaciones y hasta algunos Consejos Comunales.
Desde estas consideraciones evaluamos no tanto los posibles conflictos y luchas sino lo mas importante, la forma de intervenir en ellos y que día a día tendrá que ser la defensa del proceso desde las trincheras de la calle.
Muchos son los retos que se plantean en esta nueva etapa del proceso. Por nuestra parte, nos limitaremos a presentar algunas prioridades que consideramos básicas para enfrentarlos de manera integral.
Un desafío básico, fundamental, casi de vida o muerte, que debe ser atendido con carácter prioritario en este nuevo período, tiene que ver con la consolidación del poder popular, a cuyo servicio deben ponerse las mejores experiencias que hayan tenido los grupos, partidos, movimientos, colectivos y redes. Poner a disposición de la Revolución todas las herramientas necesarias que le permitan al pueblo desplegar su creatividad para que consolide su propio programa. Es necesario garantizar la defensa de sus conquistas actuales y futuras. Sólo así será posible deshacernos de los despojos del capitalismo para crear una sociedad de justicia, de libertad y de igualdad.
También es indispensable defender férreamente a la patria, no sólo internamente, sino a través de una política internacional solidaria e integracionista, consecuente y presta a respuestas oportunas. Sólo así será posible construir una América y, por que no, un mundo en el que lo principal sea el ser humano.
Por último, un gran reto a resolver es el que tiene que ver con el Socialismo del Siglo XXI, pues esta es la bitácora, la guía para nuestra acción. El debate sobre este tópico tiene que ser medido por la multiplicidad de voces que participen, por la democratización del propio debate y por el rescate y actualización de temas trascendentales en la vida de los pueblos, como es la relación dirigentes-dirigidos y la cuota de sacrificio que corresponde a quienes ocupan altas responsabilidades en la conducción del estado socialista, así como el rechazo de los privilegios y las prebendas.
Está claro, que a partir de este 3 de diciembre no hay más tiempo que perder ni hay otro camino: el principal reto es la consolidación de la Revolución.
Sólo el pueblo salva al pueblo
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