Luego del 3D, gobierno y oposición están obligados a buscar las vías de confluencia, en lo que pueda haber confluencia. Los proyectos de país del gobierno y de la oposición nunca convergerán totalmente. La izquierda y la derecha nunca han coincidido. Van por rutas distintas. La gente se monta en diferentes estaciones y se baja en otras bien distintas. ¿El este y el oeste? La izquierda y la derecha no pueden coincidir. Y esa no coincidencia se va a seguir mostrando. Lo importante es que se muestre en paz. Atrás deben quedar las pretensiones de la oposición de dirigir el país como si fueran mayoría. Porque la principal diferencia entre esta nueva situación y las anteriores es que finalmente la oposición reconoció que hay una mayoría distinta al sector que representan. Tras el golpe de Estado del 11 de abril y del paro petrolero, la oposición nunca pudo “ver” a esa mayoría varias veces certificada por el Consejo Nacional Electoral. Se aferraron a su cuadra, a su carro y a su perro. Aun hoy, a pesar del reconocimiento de la victoria de Chávez, hay gente que grita fraude. Es la prepotencia de quien sufre del síndrome del merecido, esos venezolanos que le gritaron cobarde al ex candidato Rosales, la noche del 3D.
Los aspirantes a comunistas lo primero que leen es su manifiesto, es lo mínimo que se puede hacer si se quiere abrazar una militancia. En Venezuela se “ideologiza” a través de cierto canal y listo. Las células o círculos de estudio de otrora son los noticieros estelares. “La Entrevista” tiene más poder de penetración que Engels y Marx.
Y es que mientras Rosales reconoce que Chávez ganó, una profesora del Colegio San Agustín le dice a sus alumnos que esa reelección significa “que ya no tienen futuro” y algunos anclas, de algunos medios de comunicación, no se dan por enterados de que el pueblo habló, el CNE ejecutó y Rosales aceptó. La estupidez se yergue sobre de la realidad.
El rojo rojito requiere un matiz, un “brillo de seda” que les permita ver a esa minoría que es Rosales y es Ledezma, pero también es la profesora del San Agustín que se identifica con el pensamiento de Bush. Y es esa gente que necesita más eficiencia, más respuestas y más ayuda y es la clase media que es “genéticamente” antichavista. El Gobierno debe trabajar para ser más eficiente y la oposición debe hacer lo propio, para ver si figura. ¿Murió por fin la cuarta y nació la oposición de la quinta? Ya no hay excusas.