Para entender lo que ocurre hoy en Venezuela, es necesario tomar una posición. O se considera que es una "dictadura" que presiona "los políticos, los jueces y la prensa, para culparlos por la propia incapacidad", como afirma la periodista brasileña Miriam Leitão (comparando de mala fe al Presidente Nicolás Maduro con Jair Bolsonaro), o se trata de una experiencia auténtica de liberación nacional, anti-imperialista, que rescata la independencia y la soberanía con justicia social para su pueblo.
Venezuela viene siendo duramente atacada por sus aciertos, así como históricamente son atacadas las experiencias progresistas y revolucionarias.
Si Bolsonaro recibe el apoyo entusiasta del supremacista Donald Trump, capaz de enjaular y separar a niños latinoamericanos de sus padres, y usted no percibe la diferencia entre el proyecto fascista de Brasilia y el proyecto revolucionario de Caracas, mejor no siga leyendo. El pueblo venezolano enfrenta muchas dificultades por el bloqueo y por las agresiones de EEUU y en este momento necesita de la solidaridad de las personas de verdadero espíritu humanitario y no de los ataques, vía comparaciones absurdas, establecidas por falsos demócratas.
Desde que Barak Obama firmó la orden ejecutiva del 9 de marzo del 2015, declarando a Venezuela "una amenaza inusual y extraordinaria" para la seguridad nacional de EEUU, las agresiones contra el país vienen creciendo, incluidas las reiteradas amenazas de intervención militar de Trump. A eso se agrega el informe de la Secretaría de Industria y Seguridad – BIS (Bureau of Industry and Security), divulgado el 22 de mayo. Este informe coloca a Venezuela en la lista de países que son "preocupaciones por armas nucleares, químicas y biológicas y tecnologías de misiles". Para comprender los peligros que enfrenta Venezuela y toda la Patria Grande, basta recordar que EEUU invadió Irak en el 2003 bajo el pretexto de que poseía "armas de destrucción masiva". La comparación con Irak, sin olvidar a Libia y a Siria, no es pura retórica. La derecha golpista venezolana, apoyada por EEUU, nombra a su movimiento terrorista contra el Presidente Maduro de "Operación libertad", de la misma forma que llamaron la invasión a Irak.
El 20 de mayo las fuerzas patrióticas de Venezuela fueron masivamente a las calles a celebrar un año de la elección del Presidente Nicolás Maduro, electo por el pueblo en el 2018 con 68% de los votos, respetando todas las garantías democráticas, en un clima de Paz.
Ese acto de reafirmación de la legitimidad del Presidente Maduro simboliza la guerra entre la verdad y la mentira que hoy se traba en Venezuela. La campaña de mentiras que los medios construyen contra la Patria de Bolívar pretende deslegitimar el gobierno bolivariano frente al mundo, mientras condena el Pueblo al hambre y a otras necesidades. Apuestan a una revolución de colores de violencia y muerte que justifique, por fin, una invasión armada. Si eso no ocurrió hasta ahora, es porque la vanguardia de la revolución bolivariana ha sido capaz de evitar trampas y provocaciones, articulando la movilización permanente del Pueblo y de su Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en unidad cívico-militar. Esto, acompañado siempre de la solidaridad internacional que respalda la Diplomacia de Paz de Venezuela.
El 30 de abril, la derecha intentó una nueva acción golpista en el centro de Caracas. Creando una falsa situación de fuga de prisioneros, engañó a un grupo de militares fuertemente armados, colocándolos en posición de ataque en un viaducto. Solo no se produjo un enfrentamiento entre militares, como era la intención de los golpistas, gracias a la serenidad, madurez y visión estratégica singular de la FANB, evitando una tragedia.
Días después, el 8 de mayo, la Armada venezolana expulsó de sus aguas jurisdiccionales al Guarda Costas estadounidense USCG James. Este se encontraba en una clara intención de provocación, dado que sus instrumentos de navegación le permitían saber, con exactitud, las coordenadas en que se encontraba.
Las próximas semanas y meses serán claves para evitar que os tambores de guerra y muerte suenen en Venezuela. Están en riesgo la democracia y la Paz en la región.
La unión cívico-militar, la unidad en la diversidad de los patriotas, son mensajes que hablan de un mundo multicéntrico y pluripolar que está naciendo bajo el protagonismo de Venezuela y con ella, de toda la América del Sur. Su posición geográfica y sus recursos naturales son la envidia del imperio. Pero la fuerza moral y la resistencia heroica de su pueblo, que grita al mundo "sí, se puede", marcan la diferencia. En Venezuela se le dice al imperialismo: somos los hijos de Bolívar, Padre de la Patria Grande y de Chávez, Comandante Fundador del Socialismo del siglo XXI. ¡Leales Siempre, Traidores Nunca!