La situación en el Metro de Caracas es prácticamente insostenible. Desde mínima capacidad de vagones en funcionamiento sin ningún tipo de cumplimiento en normas de higiene y seguridad industrial, en los cuales hasta se quedan cerradas las compuertas, o nulos sistemas de aire acondicionado, aunado con el deterioro que presentan las estaciones y máquinas de acceso, hasta el desgaste de los rieles, sin obviar que la mayoría de su personal calificado ha sido sustituido por la ignominia de egresados de mal llamado plan "chamba juvenil", sólo nos permiten alertar que ese servicio el cual una vez fue la presentación de una Caracas moderna, no sólo está colapsado, sino que de continuar con su funcionamiento en tales circunstancias se convierte en una bomba de tiempo para los usuarios y la ciudad en general.
De hecho, no sólo son las denuncias de los trabajadores¹ por las pésimas condiciones se servicio y laborales que confrontan usuarios y el personal adscrito de lo que fue una empresa modelo e insignia del Estado desde tiempos de la denominada cuarta república, sino que existen serias preocupaciones por las constantes fallas eléctricas que pudieran por terminar generando cualquier accidente en forma de un descarrilamiento extremo, – como sucedió hace unas semanas atrás, y con reincidencia con un supuesto vehículo de "mantenimiento ² - o peor, que llegara a producirse una explosión en cualquiera de sus túneles o andenes, máxime cuando ni siquiera los sistemas anti-incendios pudieran apagar un fósforo dentro de las instalaciones.
Pero entre las múltiples denuncias y reportajes que diversos medios han publicado sobre el deteriorado servicio del Metro³, existe uno que nadie habla ni menciona que está relacionado con la revisión de estaciones de servicio de gasolina que se encuentran cerca de las líneas y túneles, es decir, ya nadie realiza los informes sobre el mantenimiento que han tenido los tanques de combustibles, suya supervisión estaba bajo la responsabilidad de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), para evitar filtraciones o posibles rupturas o fugas en las tuberías correspondientes, pero que debido a la quiebra de la petrolera estatal, y obviamente la nula supervisión de Metro de Caracas, añaden otro elemento preocupante para quienes todavía utilizan el desmantelado servicio, o aún laboran en esta "empresa".
Los maduristas en secreto han ofrecido el servicio del Metro a la trasnacional rusa Transmashholding⁴, aunque éstos últimos han dicho que necesitan la aprobación de la Asamblea Nacional para comenzar a invertir en Venezuela, y hacer algún tipo de "asociación estratégica" con el régimen, razón por la cual, no es casualidad que estén apurados en adelantar elecciones parlamentarias, pactando con una minoría opositora que según ellos, les legitime el poder "legislativo" en caso de que vayan a unas elecciones parlamentarias repitiendo el guion del 20 de mayo de 2018.
La crisis del subterráneo es total. Es más, al madurismo pareciera no importarle que haya un accidente de magnitud en el Metro de Caracas, y hasta juraría que el desmadre que ocurre en todo el sistema de transporte masivo lo anhelan con premeditación y alevosía, esperando que se origine una tragedia en donde la sangre llegue al río, para decir que la oposición sería la responsable de un "atentado terrorista", y encarcelar a quienes se oponen al régimen desde diversos medios y con sus acciones políticas.
En síntesis, o cierran el Metro de Caracas, o podría haber una tragedia. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
²https://www.elimpulso.com/2019/09/18/reportan-nuevo-descarrilamiento-en-el-metro-de-caracas-18sep/
