De ordinario la cabeza lleva al cuerpo, por eso el perro tiene cuatro patas y camina derecho, pero en la dirigencia opositora venezolana, la cosa no es tan sencilla, allí existen más de una docena de cabezas aparentemente conectadas a un presumible cuerpo, las cuales marcan tantas direcciones como puntos cardinales existan, situación que a los opositores le ha confundido los sentidos, al punto de atentar contra sí mismos, contra el Estado de Derecho y lo peor, contra la razón Republicana que sostiene la estructura del Estado de bienestar de todos los venezolanos.
En ese orden de ideas, la trastornada oposición criolla, tienen Una Presidencia de sueños, Una Asamblea Nacional imaginaria, Dos Tribunales de Justicia en el Exterior, una Fiscal prófuga y en auto exilio, Un cuerpo Diplomático sin sentido del ridículo, posiblemente formen Un CNE próximamente y hasta hagan una fiesta de carnaval y elijan una Reina con su Rey Momo y demás vasallos, los cuales pudieran disfrazarse de soldado de plomo y formar su ejército; lo único que le falta, es que se inventen un país y para ello no basta con desear, retar al Estado e inventar fabulas y fantasías mediáticas, saltar rejas y gritar cual locos desesperados.
Ahora bien, según la mitología Griega, el multicéfalo Cancerbero, es el encargado de guardar las puertas del Hades, para que las almas condenadas traídas al infierno por el Caronte no puedan escapar. Algo parecido al papel que cumple la dirigencia opositora venezolana al mando del Auto proclamado y sus secuaces, los cuales con sus múltiples cabezas, anárquicas y sin dirección, reaccionan y atacan a dentadas: a sus sombras; a las cabezas vecinas y a todo aquel que le contradiga el mandato de su amo y las directrices que emanan como designios, desde el infra mundo donde viven los demás endemoniados.
Prueba de los antes dicho, es que los venezolanos por ejemplo, finalizamos el año 2019 de este siglo, rotos pero enteros, golpeados por la voracidad de los ataques económicos, pero triunfantes, porque estamos vivos, tenemos patria y un gobierno encarnado en lo más profundo de nuestras convicciones por la vida y por la paz.
Así entramos al año 2020, con una oposición moralmente derrotada, sin proyecto político conocido y gobernada por una dirigencia empeñada en seguir asaltando los bienes tangibles y de capital de la patria, que se encuentran allende nuestras fronteras los cuales de hecho han sido expropiados por los mismos que se rasgan las vestiduras por la sacralidad de la propiedad privada y paradójicamente construyen argumento mediáticos para justificar el asalto, bloqueo y saqueo de los bienes del país a la vez que impone un discurso mediático de pretensiones universales con el que niega cualquier posibilidad alternativa al capitalismo y sus desmanes.
Ahora bien, independiente de los relatos mediáticos narrativos a favor de las premisas que justifican el discurso de un mundo unipolar, híper modernizado, e invencible, el cual se abroga el derecho divino de bloquear, sancionar y hasta invadir pueblos con el fin de posicionar el American´s Way of Life a todo el planeta, los pueblos han tomado la palabra y emprendido acciones por la construcción independiente de nuevos modos de producción, relacionamiento social y organización político cultural, que los han llevado a transitar por el camino de la autodeterminación, en el marco de las complejidades propias de cada nación y de cara al logro de una alta calidad de vida para cada uno de sus países.
En el caso de Venezuela, la Revolución Bolivariana exhibe y demuestra, cómo una diplomacia multipolar, multiétnica y pluricultural, abre brechas y avanza en contra de los embates del hegemónico agresor, a la vez que se fortalece los relacionamientos con los gobiernos y los pueblos de más de 140 países del planeta desde los ámbitos políticos, económicos, sociales y culturales, y demás áreas de interés bajo el respeto mutuo y de cara al desarrollo de nuevas oportunidades de crecimiento económico, elevación del nivel de intercambio político y social y el reconocimiento pleno de la independencia y autodeterminación como fórmula infalible para la paz.
Por ello, los revolucionarios seguimos en batalla y no descansaremos en nuestro empeño por la construcción de mundo de vida, por la paz. En ese orden, no desconocemos que el enemigo es fuerte y que sus intenciones son derrocar cualquier iniciativa distinta al dogma que conforma su visión; sin embargo, mientras la derecha maltrecha apuesta a la destrucción, nosotros seguiremos sumandos las mayorías.