Desde 1999, el debate entre la oligarquía enquistada en las instituciones del viejo y agónico Estado Burgués y el poder popular creciente y consciente a todo lo largo y ancho de la patria grande se ha ido profundizando. En consecuencia, se ha puesto en evidencia el "malestar de la política" en cuanto a la tolerancia de la discrepancia y de los discursos constitutivos de la narrativa mediática, que viajan por las redes cargados de prejuicios de clases y rémoras de los peores males de etapas históricas pasadas.
Bastó que Chávez llegara al poder en Venezuela, para que las oligarquías y sus seguros sirvientes (una caterva de ambiciosos herederos de los viejos partidos socialdemócratas y sus derivados neo fascistas de la recalcitrante ultra derecha demócrata cristiana), se avocaran a reaccionar cual bestia herida, exponiendo su racismo, xenofobia, aporofobia y demás males históricamente presente en lo más atrasado de las sociedades divididas en clases y sometidas a las imposiciones secularizantes del imperio sobre el planeta.
21 años después, el tema sigue en desarrollo y en consecuencia los reaccionarios defensores del pasado, continúan vomitando con fervor, los improperios de estilo que demarcan su presumible derecho de admisión a los círculos diabólicos de un imperio que los desprecia y los condenan a fagocitar en los remansos de los albañales infestos de convicciones preconcebidas que no admiten el debate y menos aún entienden que perdieron el poder, la exclusividad y la auto influida superioridad.
En ese sentido, aunque resulta un lugar común decir, que esa burguesía maltrecha en 200 años de historia, no pudo lograr la concreción de un proyecto de país y menos aún, un plan de gobierno, que satisficiera medianamente las exigencias económicas y sociales del pueblo, que por las razones que fueren, le dio sustento a sus gobiernos, no es menos cierto, que resulta muy difícil cualquier análisis, sin denotar las incongruencias de esa clase política que mirándose el ombligo se creyó eterna en el poder.
Afortunadamente llego Chávez, la sociedad se politizó y a pesar de los embates del imperio y sus secuaces, tenemos patrias, un plan y la convicción férrea de seguir adelante a de la normalidad impuesta por la razón instrumentalizada desde el hegemónico socio cultural.
En ese sentido, con la fuerza del huracán Bolivariano el siglo XXI enmarco en una agenda concreta, la declaración de paz, el respeto a la autodeterminación de los pueblos, la pluriculturalidad y la multipolaridad como principios inalienables para el relacionamiento entre las naciones, con el fin supremo de exterminar las hegemonías y vindicar la vida en pro de la vida.
He allí la diferencia, mientras los enconados neo fascistas de la derecha recalcitrante y sus adictos insisten en imponer las tesis supremacistas que legitiman los crueles actos de los predestinados por gracia divina sobre las mayorías desposeídas de la humanidad, los socialistas del siglo XXI combatimos por la equidad y la igualdad, por la paz y por la vida.
Mientras la derecha va de remanso en remanso devorando sus infestas excrecencia, el huracán bolivariano rompe nubarrones, alejan tormentas y marca futuro a pesar de esta guerra bestial en la que estamos comprometidos.
Más allá de cualquier retórica enajenante, el pueblo venezolano está organizado, militarmente preparado y sin distingo de edad o posición social, está listo para la defensa de su derecho a seguir gobernando. Por eso Nicolás Maduros seguirá siendo Presidente, el Estado mantendrá sus instituciones y si algún poder público se sale de la lógica organizacional del Estado Nacional, el propio Estado y el gobierno que ejerza el poder sobre sus bases, rectificara ajustado a derecho, la falta, omisiones o malas intenciones de terceros interesados en tomar por asalto lo que por antojo se les ocurra.
¡¡¡Tenemos Patria y No Podrán con Nosotros!!!
¡¡¡VIVA CHÁVEZ CARAJO !!!