Movido por la fuerza de millones de mujeres y hombres que habitamos esta patria, el compañero Nicolás, llego a la máxima magistratura del Estado Bolivariano.
Para él no era fácil asumirse como presidente después de Chávez, seguir su infinito legado por la construcción del socialismo y ganar el respeto de las y los revolucionarios que en el marco de un profundo luto, le designaron líder, por mandato de la última voluntad del Comandante Eterno.
Sin embargo hay que resaltar, que los encubierto de la derecha infiltrados en el proceso, los negadores del Socialismo Bolivariano en construcción y proclives a los postulados social demócratas de la tolerancia poli clasista, a la usanza de la vieja doctrina de AD- COPEI y el M.A.S, inmediatamente intentaron deponer la voluntad popular, por la voluntad de la cúpula de los "más aptos", en correspondencia, a los fundamentos filosófico doctrinarios, de la vieja y derrotada democracia representativa, que mira al pueblo como masa, homogénea y a crítica, fácil de manipular e incapaz para asumirse protagonista de su praxis socio-histórica.
Por ello, de pronto vimos como los disfrazados de revolución coincidieron plenamente con sus enemigos históricos y viceversa, al apostar sus deseos al fracaso de la gestión de compañero Presidente. Definitivamente, no entendieron que Maduro, era tan solo un militante con una misión específica apoyada por la conciencia colectiva de un pueblo organizado y consciente; solo eso, nada más y nada menos que un revolucionario designado por el Comandante Eterno, para continuar la marcha a la mayor suma de felicidad posible.
Así se develo ante todos, lo que hasta ese momento era un supuesto negado de traición conjurada en vanguardia revolucionaria que acompañó al Presidente Chávez y no admitir, que por convicción el Compañero Nicolás, lejos de cubrirse de arrogancia, les solicito a todos incluyendo a los conjurados; apoyo, lealtad y compromiso revolucionario, en un llamado claro, sincero y pleno como la luna llena, que los político maniobreros y oportunistas se negaron a atender.
Del 2013 al 2018, los anquilosados zorros expertos en lisonjear al poder y traicionar a cualquiera por la preservación de sus intereses; convencidos de pertenecer a una autodenominada "castas dirigentes rojo rojita"; se erigieron como imprescindible, dueños del legado y sabios consultores de la patria; una elite que a la llegada del Presidente Obrero, se les corrió el velo tempranamente y mostraron su condición de adulantes, cobardes y traidores.
Es evidente, que huyeron hacia adelante, pues pudo más las mezquindades, el cálculo político infeliz, la preservación de uno u otro privilegio y sus egos exacerbados; que la lealtad y compromiso que implicaba apostar al éxito del gobierno a pesar de ser la continuación del mismo gobierno donde ellos estuvieron como protagonistas, el mismo proyecto y el mismo plan que juraron cumplir ante el Comandante Eternos y ahora lo dirigía el Compañero Presidente Maduro.
Como cadáveres insepultos. Como zombis de la derrota continuada, con sus ropajes putrefactos de corruptelas, tal cual una película de terror; uno a uno fueron saliendo despavoridos de la revolución, pues las fuerzas macabra de sus ambiciones les derritieron las mascara, le destrozaron los argumentos, les descoloro el rojo de su disfraz. De pronto se les acabo las consignas y a pesar que tuvieron cerca del Comandante Chávez; después de su partida rápidamente se cambiaron de rumbo y se cuadraron al lado sus presuntos enemigos históricos.
Siete años después, derrotados, como han sido hasta ahora, todas las emboscadas del imperio y sus secuaces contra el Presidente Nicolás Maduro, él sigue sin pausa avanzando, derrumbando muros y creando caminos claros en la espesura de las dificultades.
Al Presidente Nicolás Maduro, lo sabemos humano, humilde, devoto de la vida y comprometido con los objetivos históricos trazados, de él, no tenemos duda, pero como dijo el Comandante Chávez, "No faltaran los que aprovechen cualquier circunstancia para ir en contra de la Patria".
Hoy tenemos patria, y el que tenga dudas pregúntele a los miles de compatriotas que están volviendo a ella huyendo del maltrato xenófobo y racista de los gobiernos de derecha en el continente.
En Venezuela estamos viviendo dificultades y de eso no cabe dudas. Estamos en medio de una guerra multi factorial cuyas víctimas se cuentan por cientos de miles en el mundo y afecta a millones de vidas en los pretendidos países del primer mundo. Hoy los EE. UU. UE y algunos gobiernos plegados a su mandato, exhiben estrambótica cifras de muertos por el CORONAVIRUS, y las precariedades de sus sistemas de salud que no atienden a las mayorías empobrecidas.
En ese sentido, mientras ellos, protegen sus bancos, sobre guardan los intereses de la libre empresa y defienden la supremacía de las casta millonarias; el mundo clama por justicia y seguro estoy que en esta coyuntura Pandémica por el Virus, descalabrada en lo Económico por sus desequilibrios y profundo fracaso Político – Social, emergerá una praxis reflexiva que derivara en acciones consientes y en cambios sustanciales y profundos.
Mientras tanto, en Venezuela seguiremos luchando, seguiremos construyendo patria. Nada ni nadie nos hará renunciar a nuestro legítimo derecho a la autodeterminación. Aquí no nos rendimos, somos: Disciplinados en el combate, Leales en nuestra Praxis, Dialéctico en el Pensamiento y Conscientes de nuestra responsabilidad histórica por la preservación de la Paz y el Estado de Derechos.
El Presidente Maduro no está solo, y por cada coleado en el gobierno, tránsfuga o traidor, habremos millones de mujeres y hombre prestos y dispuestos al combate. La Revoluciones se hacen con Revolucionario y ser Revolucionario Bolivariano y Chavista es una condición humana superior a cualquier retribución monetaria o simbólica, así es este pueblo Bolivariano y Chavista. Ojala quienes nos adversan no se equivoquen, al Presidente Nicolás Maduro Moros el único que lo depone es el voto popular.
Y como no llamarle Comandante al Presidente Obrero Nicolás Maduro; si ha mandado obedeciendo al pueblo, como solo lo hacen los revolucionarios auténticos, recogiendo en la unidad de los patriotas, el estadio más alto de la unión cívico-militar, la síntesis de sus exitosas estrategias por la Vida y por la Paz.