Ni ser ni parecer hablador de gamelote (I)

Parafraseando aquella famosa cita originada en los tiempos del emperador Julio César (100-44 a.n.e.): El revolucionario no sólo no debe ser hablador de gamelote, sino tampoco parecerlo.

Cuando los deslindes de algunos son timoratos y/o parcos, no aclaran sino que facilitan y tienden a la confusión –o, peor aún, al mimetismo político–, aunque se encubran tras los artilugios de una fraseología rimbombante.

Con sobrada razón se han hecho múltiples señalamientos críticos, especialmente en meses y años recientes, hacia la gestión de Nicolás Maduro como presidente de la República y actual máximo dirigente de la denominada «Revolución bolivariana», y hacia el partido de gobierno.

Maduro es bastante mentado –con distinto tono y diverso sentido–, aunque las más de las veces se hace obviando un aspecto que no es menor, y es el referido a que ha sido y es un aventajado discípulo de su mentor.

Ciertos articulistas noveles –muy del gusto de muchos comprensiblemente descontentos y de unos «honestos melancólicos que con ilusoria añoranza de verdad creen que: "todo fuese diferente si Chávez siguiera vivo" o "una cosa era el gobierno de Chávez y otra el de Nicolás Maduro"»[1]–, ahora critican enfáticamente «la nomenclatura religiosa […] para justificar y, en muchos casos, imponer decisiones en nombre de Chávez… y de Dios».

Por lo visto, al menos para algunos autores, el uso de «nomenclatura religiosa» para justificar e imponer decisiones desde la Jefatura del Estado, surgió y se difundió durante la gestión del mentado y no del mentor.

Sería extraordinariamente extenso mencionar decenas de citas del mentor que refutan lo que dicen esos escritores, pero valgan sólo dos que de seguro todos recordarán: «No soy un individuo, yo soy un pueblo», y «La voz del pueblo es la voz de dios». A quien rememore algo de matemática básica le sonará la relación de equivalencia y la propiedad transitiva (aplicable también en lógica elemental), en la que si A=B y B=C, entonces A=C; ergo, si Chávez=Pueblo y Pueblo=Dios, entonces Chávez=Dios.

Ese «sincretismo político-religioso», que apenas recientemente unos están «descubriendo», se describió en mayo de 2013 –menos de tres meses después del fallecimiento del mentor de Maduro–, en uno de los editoriales de Tribuna Popular, que como director (2009-2019) redactaba personalmente:

«[…] En general puede entenderse el chavismo como el sentimiento profundo que comparten quienes tenían y tienen como principal –y a veces único– referente al presidente Chávez.

»Eso caracteriza que lo siguieran por igual católicos, evangélicos, protestantes, teólogos de la liberación, pentecostales, judíos, musulmanes, gnósticos, metafísicos, seguidores de Sai Baba, algún que otro ateo, trotskistas, maoístas, guevaristas, peronistas, perezjimenistas, positivistas, socialdemócratas, socialcristianos, mariateguistas, neokantistas, hegelianos, nietzschistas, marcusianos, postmodernos y "neomarxistas".

»Este eclecticismo político-religioso se basaba en que cada uno de ellos se identificaba con algún aspecto del discurso o la práctica del Presidente, […] asumiendo cada uno que su visión de la vida y del mundo estaba reflejada en la propia persona de Hugo Chávez. […]

»Es indudable que el presidente Chávez tenía unas características discursivas y una capacidad de comunicación con las que lograba enlazarse con la gente, […] y se le llegó a ver por encima de todos los problemas y deficiencias que aquejaban la gestión de gobierno. […]»[2]

Asimismo, se denuncia con indignación «la idea madurista de "transcender la izquierda"» y se arguye el uso de «frases descontextualizadas de Chávez» por parte de una «corriente pequeño-burguesa», defendiendo un imaginario rumbo que estaba transitando hacia el marxismo-leninismo y que sólo fue truncado por una muerte temprana.

No estaría de más recordarles que el 4 de octubre de 2012 –casi cinco meses antes de morir–, en la última entrevista que concedió previo a las elecciones presidenciales, afirmó: «Los ricos deberían votar por Chávez, si se dieran cuenta de la verdad, porque algunos lo que andan es un poco desubicados», puntualizando que «Gustavo Cisneros debería votar por Chávez, es un ejemplo que pongo, […] Chávez debería sacar 100% en la Lagunita Country Club».

Esclareciendo: «Todavía hay mucha gente de clases medias confundidos, que creen ciegamente en que Chávez es el culpable de sus males, creen todavía en que aquí vamos rumbo al comunismo, […] que les va a expropiar su riqueza»; ampliando que «Aquí no había un mediador, un liderazgo mediador, un Estado mediador en los conflictos. […] Yo estoy dispuesto a abrir estas puertas de Miraflores, a tomar nuevas iniciativas de diálogo, […] con los distintos sectores de la vida económica, la vida económica, por ejemplo, los grandes empresarios. […] Con los sectores católicos, cristianos; con los medios de comunicación; con los intelectuales de derecha, de izquierda.»

Y, para quienes saquen la barajita del «Golpe de timón», en referencia al discurso que dio el 20 de octubre de 2012, cabría señalarles que en esta misma entrevista del 4 de octubre (más de dos semanas antes), uno de los tres entrevistadores (quien para entonces era director del diario Ciudad Ccs y actualmente es ministro de Cultura) le expresó que dirigentes de derecha que decidieron apoyarlo para esos comicios plantearon «el concepto de "el golpe de timón", eso lo dijo Aldo Cermeño [exgobernador copeyano de Falcón], "un golpe de timón"», a lo que el candidato respondió:

«Lo que hago, y seguiré haciéndolo, […] es invitarlos a que construyamos nuestro socialismo. […] el socialismo bolivariano nosotros tenemos que construirlo en el marco de la Constitución bolivariana. Nosotros no tenemos previsto la eliminación de la propiedad privada, ni la grande ni la pequeña […]. Mira, tenemos ahorita más de 150 empresas mixtas, pública-privada; en algunos casos algunos empresarios han aceptado que el Estado tenga 51%, […] en otros casos el Estado tiene 20 o 30%, […] eso casi no se sabe. […] El socialismo del siglo XXI es democracia, nosotros no estamos hablando de la dictadura del proletariado, no, eso fue ya hace más de 100 años y mira en lo que terminó lamentablemente la Unión Soviética, no hubo socialismo ni nada de eso.»[3]

 


 

[1] «Vindicación de Jerónimo, desmitificando supuestos paradigmas», 30 de abril de 2020

[2] Tribuna Popular, Nº 221 (XI Época), 31 de mayo al 20 de junio de 2013.

[3] Entrevista a Hugo Chávez (Vanessa Davies, Vanessa Sánchez, Ernesto Villegas), 4 de octubre de 2012.



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Carlos Aquino G.

Dirigente del Partido Comunista de Venezuela PCV. Analista político. Periodista de investigación.

 caquino1959@gmail.com

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