Por qué y para qué los candidatos del PSUV a la AN

Con el permiso del resto de candidatos que se han postulado a la Asamblea Nacional (AN) y con el debido respeto que se merecen los del bando opositor, por cuanto optaron por allanar caminos democráticos, a pesar de lo que le han dictado algunos de sus inversionistas y cofrades, me referiré, modestamente, a los candidatos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), desde una visión parcial y, hasta mezquina, pues sé que hay muchas y mejores razones para optar por votar por ellos, mujeres y hombres del PSUV, este próximo 6D.

Los primero que se viene a la conciencia es el porqué o a cuenta de qué, votar por una nueva Asamblea Nacional (AN) y por qué por ellos.

Sucintamente, me respondo. Porque el experimento electoral pasado, para elegir a la actual AN fue todo un fiasco, un fracaso. Los unos, porque llevaron a una mayoría de desconocidos de la oposición, cuyo único interés fue utilizar este foro parlamentario como plataforma para liquidar el proyecto bolivariano y socialista del Comandante Hugo Chávez, lo que pasaba por la salida del actual y todavía presidente constitucional, Nicolás Maduro Moros, incluso, planificando e intentando asesinarlo. Los otros, aunque pasivos, silenciosos y con mucha rabia, jugaron al "Voto Castigo", que se convirtió en un escupitajo pa'rriba que retornó en mayor fraude político y sufrimiento del Pueblo agobiado, ya no de las largas colas por el Desabastecimiento Programado, sino que esto se convirtió luego en destrucción del poder adquisitivo, dolarización a la fuerza, mayor corrupción, actos de Traición a la Patria y violencia económico material contra esa mayoría del Pueblo.

Muchos chavistas andaban arrechos (o muy enojados) con el gobierno, porque muchos no miraron las causas de ese desastre económico, mientras que por otro lado estaba la perenne oposición que se reparte entre los sanguinarios fanáticos que odian a los chavistas, le temen al socialismo bolivariano al que culpan de toda desgracia y aquella gente racional y seria de la derecha que prefiere una sociedad con clases sociales bien divididas, con el "yo aquí y tu allá", incluso, con aquellos que en nombre de dios ven una jerarquía de mujeres y hombres en los que unos están llamados a ser los ricos dueños de los modos y medios de producción y, por lo tanto, únicos beneficiarios de la riqueza, mientras otros, "naturalmente" nacieron para ganarse el reino de los cielos, sirviendo por un miserable sueldo a esos ricos privilegiados.

En fin, con esa AN que debemos enterrar se profundizó el capitalismo voraz, se contribuyó en la ruina del país, se ha conspirado contra la paz, Verbigratia, lo que venía haciendo el inefable periodista de farándula chic y diputado a la AN, Roland Carreño, repartiendo armas y dólares, además de negocios-fachada para arruinar más al país.

Huelga referirnos a dos lacras sociales que han hipotecado al país: Juan Guaidó y Henry Ramos Allup, desde el foro de la AN. Estás razones son más que suficientes para plantearnos retomar la AN y sin ofrecer lo que no es posible, ni cantos de sirena o pajaritos preñados, proponernos que la próxima AN se dedique a: legislar, ser contralora de toda la gestión pública y abrir caminos democráticos que nos lleven a una riqueza productiva nacional y entremos con audacia, hacia una nueva forma de ser y de existencia social que ridiculice y liquide el bloqueo imperial estadounidense, de la Unión Europea y de sus colonias servirles.

Necesitamos más leyes y mejores propuestas que no nos dejen engatillados en la crisis económica o que nos empujen a una crisis de gobernabilidad, que a fin de cuenta es lo que persiguen algunos sectores dizque "democráticos" toda vez que puedan llegar a la AN.

En cuanto a nuestro candidatos del PSUV, es cierto que unos ya son reciclados y otros se están estrenando. Aquí se trata es de que cada candidato se haga merecedor del cargo al que será electa o electo. Aquí se trata de que cada diputado estudie mucho, que se proponga quitarse de la cabeza el rancho y la pose burguesa.

Necesitamos que cada asambleísta se convierta en un intelectual orgánico, porque estamos viviendo una nueva realidad económica, política y social, tanto en Venezuela, como en el mundo. Si estudian sabrá el porqué personas como yo cuestionamos ese pastiche embrutecedor que mezcla las consejas religiosas, al mismo tiempo que dice ser socialista y humanista, desconociendo que el humanismo es contrario al carácter humano, contrario al socialismo y son antípodas. Ese diputado o diputada si dice que es socialista no puede anda haciéndole carantoñas a la burguesía y debe entender que para construir el socialismo no lo logrará rezando, ni con consignas, sino cambiando una cosa que se llama "relaciones sociales de producción", del capitalismo al socialismo, cambiando leyes para liquidar el Estado burgués, que todavía está vivo y muy fuerte en Venezuela.

Una diputada o diputado a la AN no es gobernador, ni alcalde, ni ministro. El diputado y diputada a la AN tiene facultades que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV: 1999), en el Título V, artículo 187, con 24 numerales en los que se detallan sus funciones.

No podemos negar que en nuestras filas hemos tenido nuestros bobotes y parásitos, pero no es por culpa del chavismo, tal vez, sí, por culpa de quienes tuvieron el poder, la influencia y la osadía de ponerlos allí confiando en una capacidad que no tuvieron, por enamoramiento o por conveniencia de algún tipo, por encima de todo un ejército de mujeres y hombres capaces.

También es cierto, que si nos preguntan por los diputados nuestros, los del Chavismo, con toda seguridad, nosotros recordaremos nombres como Jesús Faría, María Alejandra Díaz, Jehyson Guzmán, Ramón Lobo, Mario Silva, Hermann Scarrá, Tania Díaz, Diosdado Cabello (éste último parece no duerme), y cientos de éstos que han gravitado en la escena política, haciendo y tratando de hacer, dando y llevando, irreverentes en la discusión, leales en la acción. Y si hablamos de los que se están estrenando como candidatos, no faltarán mujeres y hombres, desde la Isla de Margarita, como Carola Chávez, hasta El Vigía, como Rodolfo Zerpa, Wiston Vallenilla (para arrechera de muchos opositores que no saben decir "Familiaaaa"), y, así en cada rincón o circuito de la geografía nacional, los que la memoria o flojera mental no me dejan mencionar en este escrito, pero que cada elector los conoce, los quiere o los odia.

El punto es que en Venezuela, ningún venezolano puede recordar cinco nombres de los actuales diputados de la derecha y de los candidatos, muchos de ellos apenas son vistos en algún canal de televisión o emisora radial.

Dígame usted, amable lectora y amable lector, si no hay tazones de sobra para que tengamos una mayoría sólida de chavistas en la Asamblea Nacional, ente militantes del PSUV y de los partidos aliados del Gran Polo Patriótico- que han decidido seguir en la ruta de Chávez y con Nicolás Maduro, más allá de la rabia que podamos sentir por el Bolívar pulverizado, los dólares como moneda de uso y de cambio, los corruptos fugados, los golpistas impunes gozando una bola en España y USA, el bloqueo económico, la falta de gasolina y gas por causas harto sabidas y los apagones eléctricos, que no nos bajarán la moral en tiempos difíciles, con familiares emigrados y tantas dificultades más. Tenemos una certeza: saldremos vencedores, como nuestros antepasados lo hicieron con Simón Bolívar y hoy nos lo proponemos en estás circunstancias. Ni la generación Cornflakes de Obama, Trump, ni Biden podrán con los venezolanos, así como esa generación Migurt, de Leopoldo López, Capriles Radonski, Goicochea, Roland Carreño, Julio Borges y toda la camarilla de "lechuguinos y petimetres" (Ramos Allup Dixit), jamás han podido, ni podrán quebrar nuestra ruta y nuestra voluntad.

Estoy seguro de que en la conciencia nacional gravita el recuerdo de dos diputados insignes: Darío Vivas y Robert Serra. Venceremos.



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Luis Alexander Pino Araque


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