Me tomé 24 horas para pensar sobre que escribir en mi columna y de tratar de comprender la nueva ofensiva que se busca para hacer fracasar los planes del presidente Maduro. Incluso pensé escribir con lujo de detalles sobre los nuevos planes violentos en marcha, pero mal puedo hacer esto sin explicar las razones que motivan esos ataques.
En mis evaluaciones del entorno, un amigo me hizo la sabia observación (o tal vez mejor expresado, provocación) de un país o de un columnista angustiado. Indudablemente que si la información se saca con pinzas de manera equivocada, las personas que lean esas apreciaciones pueden sacar conclusiones desesperanzadoras, y a través de esta columna pretendo corregir ese error.
Indudablemente la mayoría de los pronósticos aseveran que la post pandemia será muy dura y difícil en medio de la terrible parálisis económica que afronta el mundo. Más el presidente Maduro maneja otras informaciones y consideraciones que otros no manejan.
Avizoramos que, el Plan Carabobo 200 colocaba un especial acento en la gestión de gobierno, y sobre todo en el aspecto económico, dirigido a restituir el estado de bienestar y de alguna manera, minimizar los riesgos de que la oposición logre revocar el mandato de Maduro que sería poner en jaque a la Revolución Bolivariana. Esto delinea una clara guía de planeamiento del gobierno encabezado por Nicolás Maduro.
De ahí, que una vez recuperada la Asamblea Nacional, Maduro sin haber terminado la elección, definió una agenda político electoral, porque hasta voceros de la propia extrema derecha han señalado que para lograr la estabilidad económica y una recuperación en ese ámbito, primero hay que lograr una estabilidad política. De ahí los anuncios formulados por Maduro de las diferentes elecciones a realizarse durante los próximos tres años por lo menos (lo que yo he señalado como ciclo electoral) más los diálogos con ciertos sectores en el país.
Un amigo me señaló que hay personas que han sido tan críticas al propio Nicolás Maduro, que hicieron llegar la siguiente información: Ellos expresan que lo que viene realizando Nicolás Maduro en estos momentos de complejidad es lo más prudente que haría un gobernante ante un asedio y bloqueo contra un país como Venezuela. Y es comportarse como un verdadero estadista, debido a tender lazos con la gente de Fedecámaras (que no son por supuesto santos de nuestra devoción) con los de Consecomercio, por la sencilla razón de que el Estado sólo no puede salir del atolladero económico en el que nos econtramos.
Sobre todo, en la crisis del modelo rentístico petrolero, se ha demostrado que los dólares que están circulando en la economía venezolana no sólo es producto de las remesas que migrantes venezolanos en el exterior envían a familiares que se encuentran en Venezuela. Esos dólares los ingresa el sector privado sin incluir mayores detalles, porque gracias a la estrategia de estrangulamiento comercial y económico, el Estado no está aportando ni un solo dólar a la economía venezolana. También de ahí la importancia de la decisión en su momento del presidente Maduro de establecer una cesta de divisas, y que una de las monedas más utilizadas para nuestras reservas internacionales es el euro.
Y uno de los elementos importantes que podría venir en estos tiempos, y que ya se están observando algunas señales, que por razones de seguridad de Estado no puedo detallar por esta vía, tiene que ver con la inversión extranjera que llega a Venezuela. Inversionistas de varias partes del mundo han manifestado sus intenciones de inversión en el país y de colocar sus capitales en Venezuela.
Pero ante el bloqueo que vive Venezuela más algunos instrumentos jurídicos (leyes) vigentes, los frenan. De ahí que incluso ya la AN en la Comisión de Finanzas se esté planteando, incluso activando subcomisiones, para la reforma del Código de Comercio venezolano que es desde 1916 y cuya última adecuación data de 1.955.
De ahí la importancia de haber recuperado la AN, y de la adecuación de esos instrumentos jurídicos dada la economía de guerra que vive el país, pero sin renunciar a nuestros principios socialistas, sin dejar sin protección a los sectores más vulnerables de la población, pero entendiendo las nuevas circunstancias que le toca vivir al país.
Esto porque ya se están viendo empresas petroleras y de telecomunicaciones ya en el país e invirtiendo. Y esperemos que en los próximos meses eso se traduzca en la tan ansiada reactivación económica y del aparato productivo que esperamos todas y todos.
Y que esto también se traduzca en la necesaria recuperación del poder adquisitivo de la clase trabajadora venezolana y en la provisión de fuentes de empleo, donde obviamente el panorama se ha complejizado producto de la contingencia de la pandemia global de la Covid 19 en Venezuela.
Lo importante es que en estas aperturas económicas y alianzas estratégicas, el Estado siempre posea la mayoría accionaria, es decir, que nunca se coloque por debajo del 51%, y eso fue lo que en su momento hizo Chávez.
Ahí tiene que ver con la aplicación de las categorías marxistas del materialismo histórico y del materialismo dialéctico que algunos buenos camaradas parecieran haber olvidado.
Y de ahí puede inferirse las razones por la que algunos minúsculos, aunque no por ello menos peligrosos y violentos sectores de la extrema derecha, pretenden sumirnos nuevamente en una oleada desestabilizadora, para torpedear estas incipientes ejecutorias destinadas a la restitución del Estado de Bienestar.
No pido que los detalles de ciertas operaciones se expliquen por razones obvias, pero esto hay que comunicarlo al pueblo, para que pueda entender el momento histórico y que aunque no se comprendan en el momento ciertas decisiones del Ejecutivo Nacional, por lo menos se le dé un voto de confianza.
Y bueno, el tiempo también determinará si estas decisiones implementadas fueron acertadas o equivocadas.
Ahí se las dejo
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!