En la calle, además de la letanía de la queja por la falta de gobierno que detenga la escalada la hiperinflación, está el rechazo hacia los partidos políticos. Esto lo saben sus cúpulas disociadas, pero les importa un bledo. No obstante, escurren el bulto a la hora de asumir su responsabilidad política por este rechazo. Y como suele ocurrir con los irresponsables, le echan la culpa a otro. En este caso tanto los partidos extremistas de la oposición como los afectos al gobierno le echan la culpa al pueblo, cada uno a su manera. La oposición extremista argumenta que el entronamiento del mal gobierno PRANÁTICO DE NICO, es culpa del pueblo por no acompañarlos en sus locas e irresponsables estrategias para salir de nico y sus compinches. Y su contraparte, la cúpula corrupta e ineficiente de Los BOLIBURGUESES, estrangula a la inmensa mayoría de lxs venezolanxs con la excusa de las sanciones; mientras, ellos cada vez más, se enriquecen de manera descaradas y sus hijos se la pasan de rumba en rumba en los mejores centros comercial usando ropas de marca y montados en sendos carros de último modelo. Esta falsa polarización tiene asteado a la inmensa mayoría del pueblo venezolano.
La otra polarización, la verdadera, es la que busca definirse en los venideros comicios electorales. Por eso es fundamental que lxs ciudadanxs tomemos en serio este proceso y participemos. No es posible mantener una actitud pasiva ante esa disputa estéril de los dos extremos. Son estos quienes les interesa que la gente de a pie no vote; es precisamente a estas cúpulas corruptas, hipócritas e ineptas las que les favorece la poca participación en las elecciones. En la medida que logremos superar el trauma de pisar su mismo piso; en esa medida, saldremos de ellos.
Una ciudadanía activa debe rescatar su protagonismo en la toma de decisiones. No es suficiente con criticar. Debe existir un acompañamiento entre la crítica y la acción. Cuántas veces hemos oído decir que todos los políticos son corruptos, o que ninguno sirve. Pero igual, presenciamos la total pasividad a la hora de actuar. La inmensa mayoría de lxs ciudadanxs no compartimos este perverso ejercicio de la política. Antes que un ejercicio de la política, es un burdo ejercicio pranático del poder.
Lxs ciudadanxs tenemos la obligación de contribuir a encontrarnos en un ejercicio distinto del poder. Un ejercicio que rescate la honradez en el manejo de los recursos públicos y no el desvío o la malversación de los mismos. Qué reivindique el ejercicio del mérito para ejercer los cargos públicos y no el pranatismo político, en donde se auspicia la complacencia, la complicidad y el aplaudir como focas sólo para garantizarse mantenerse en los privilegios. Es necesario reivindicar un ejercicio del poder que conjugue lo que se dice con lo que se hace. Que rescate la política como un apostolado de servir al prójimo y no en utilizarlo.
Urge en estos momentos que lxs ciudadanxs superemos el estado de paralización y frustración en los que nos tienen sometidos estos dos extremos. Únicamente así podremos colocar nuestro granito de arena, para que juntos hallemos el camino perdido. Es la hora de encontrarnos en una unidad pluridiversa que supere la falsa polarización y haga posible la otra.