Pensar transformar el mundo —que es hacer—, surge porque se asume sin más que este lo crean mujeres y hombres con su praxis, que son ellas y ellos quienes la gobiernan y dirigen; el mundo se produce y se transforma con su hacer (…) Es decir, tener en cuenta a mujeres y hombres implica aceptar la idea de que todas y todos son capaces de pensar con cabeza propia.
Yolanda, Rodríguez Rincón: Antonio Gramsci subjetividades y saberes sociales
Cada día que se agudiza la crisis: HIPERMEGAULTRA INFLACIÓN, salario menos infinito, fracasos militares en la frontera, caos de los servicios públicos, coquis en los barrios más depauperados, exhibicionismo de la riqueza mal habida, queda claro que la única vía de salir de esta crisis es conjugar el pensar desde la periferia y el actuar desde lo particular. Eso lo entendemos en dos vías fundamentales, veámoslas.
1.- CONSTRUIR DESDE LAS PERIFERIAS:
Hasta ahora quienes pretenden darnos soluciones son los mismos que las generaron. La incongruencia entre el decir y el hacer, tanto de los fanáticos que se oponen al gobierno, como de los fanáticos que los defienden, los descalifica para ser una alternativa de un nuevo tipo de gobierno que coadyuve a construir una transición de una Venezuela distinta a la de hoy y a la de ayer. La farsa polarización para lo único que ha servido es para entronizar en el poder a los mismos vicios. Con falacias argumentativas, nos pretenden hacer ver a la inmensa mayoría de los venezolanos, que no hay otras opciones que las que ellos (LOS DOS BANDOS FANATIZADOS) y eso no es cierto. Construir una transición para LA VENEZUELA DEL VIVIR BIEN es reconocernos entre las diferencias por una sencilla razón: así es la vida, toda una heterogeneidad de formas, de pensamientos, de sentimientos. De lo que se trata es de reconstruir una ecología de la política en donde pueda haber armonía a pesar de las diferencias.
Desde el centro del poder que hoy destruye a Venezuela no hay posibilidades de construir la transición de la Venezuela del vivir bien. Va a ser desde la periferia, que somos la mayoría de la gente que habitamos en Venezuela, desde donde se puede coadyuvar a encontrar la salida. Esa minoría que controla el poder, lo hace entre otras razones por la indiferencia, la comodidad y el miedo de la periferia, que somos la mayoría.
Quiénes somos esa periferia a la que me vengo refiriendo, veamos la caracterización para reconocernos:
a) Todos (as) quienes tenemos un familiar o un amigo que hoy se encuentra en el exterior producto de este desastre criminal.
b) Todos (as) los (as) que vivimos de nuestro propio esfuerzo del trabajo. Quienes desde que amanece hasta que anochece pensamos cómo poder sobrevivir el siguiente día.
c) Todos (as) cuyos bienes materiales son producto de nuestro propio esfuerzo y no de los recursos ajenos.
d) Todos (as) los (as) que con mérito hacemos posible nuestros éxitos y fracasos también, pero que no son el producto de la adulación, la viveza, el aprovechar una posición para mejorar nuestras condiciones de vida.
e) Todos (as) los (as) que hacemos de nuestra práctica diaria un ejercicio diario de lo que decimos.
f) Todos (as) aquellos (as) que nos duele el dolor ajeno y que practicamos la solidaridad como un principio humano elemental y no como una inversión para que nos den algo a cambio por el gesto realizado en favor del desvalido.
g) Todos (as) los (as) que respetamos y nos gusta que nos respeten.
De manera que no se trata de un tema económico la actual crisis en Venezuela. Es planteamiento está mal formulado. La crisis de Venezuela se hunde en la profundidad del propio ser. Se trata de una crisis de valores. Por más dinero, por más riquezas materiales que exista no habrá una mejor Venezuela si sigue privando la corrupción, el mal ejemplo, el egoísmo.
2. RESCATAR EL EJERCICIO DE UNA CIUDADANÍA ACTIVA:
Una de las razones más poderosas, por las cuales estas dos minorías fanaticadas siguen hegemonizando el control político en el país, es porque no hacemos uso de nuestros derechos como ciudadanos. Nos han vendido la idea que la política es algo sucio y para un estereotipo de personas. Como consecuencia de esa falacia, son entonces esas dos minorías fanatizadas la que pueden hacer política. Eso es una gran mentira. Resulta que todos los (as) que vivimos en este planeta, hacemos política todos los días. Veamos cómo es esto. Desde el mismo momento en que pagamos impuestos, vamos a un mercado, soportamos la matraca en una alcabala, respetamos o irrespetamos una señal de tránsito, vamos a un hospital o a una clínica, o somos víctimas del hampa; desde esos momentos, del día a día, hacemos política. Y es que la política no otra cosa que el ejercicio del poder dentro de una sociedad. El poder no sólo lo ejerce quienes están en cargos públicos; el poder también lo ejercen los que por una razón u otra permiten que estas personas sean las que estén en esos cargos públicos y no otras.
De manera que es necesario encontrarnos en un EJERCICIO CONTRAHEGEMÓNICO de ese poder perverso, fanatizado. Una ciudadanía activa pasa por rechazar los mesianismos caudillescos que nos PROMETEN EL PARAÍSO y luego nos queman en las SIETE PAILAS DEL INFIERNO. Una ciudadanía activa debe no sólo criticar sino que debe proponer y realizar acciones concretas para ir construyendo ese proceso de transición hacia una Venezuela del vivir bien.
Debemos entender que la apatía, la comodidad y el miedo son los antivalores que hacen posible que estas dos minorías fanatizadas sigan en su plan destructivo de nuestra Venezuela. Así las cosas, rescatar una ciudadanía activa más allá de las redes sociales pasa por algo elemental: PENSAR CON CABEZA PROPIA. Pensar con cabeza propia es propiciar encuentros de saberes desde LA HETERARQUÍA. La heterarquía no es otra cosa que la manera de discutir, encontrarse y accionar desde la horizontalidad, respetando la heterogeneidad y rechazando el pensamiento único. No es fácil ir construyendo estos espacios para el encuentro, pero urge hacerlo de lo contrario esta pesadilla nos seguirá desvelando.