Sembrando el socialismo: en busca de la semilla

El imperio, algunos países de la Unión Europea, las religiones, el poder oscuro, el Nuevo Orden Mundial y la ultraderecha mundial apuestan por la muerte del socialismo. La caída de la Unión Soviética y de su esfera de influencia no solo elevó exponencialmente el poderío relativo de Estados Unidos, sino que causó un efecto sin precedentes en las filas de la izquierda. La conclusión de que el socialismo era o es un fracaso, era o es imposible, era o es obsoleto, hizo que se iniciara un largo camino para construirla y aún hoy se debate esta doctrina entre los izquierdistas "confundidos o alienados" por el control del capital. La derecha política e intelectual se ha abalanzado con furia en los tiempos actuales a través de la globalización, la tecnología y el libre mercado. Sin embargo, aunque no lo reconozcan jamás estas fuerzas oscuras, se puede comprobar que en este último cuarto de siglo que concluyó, la teoría de Marx muestra una validez impresionante, incluso algunas hipótesis consideradas dudosas o inexplicables en este período neoliberal salvaje han mostrado consistencia, dada la derrota del mismo en todos los órdenes. La pandemia del COVID19 es la mejor evidencia de cómo los países capitalistas no han podido superarla, demostrando la crisis sanitaria existente y su inalcanzable acceso de la población de recibir una atención primaria, o de segundo nivel de vigilancia, creando una vacuna que lejos de inmunizar no garantiza su optimización. El capitalismo no es una ideología, es un poder político organizado de una clase dominante para oprimir a otra, donde el oportunista disfruta de una vida fácil, a expensas de la miseria y sufrimiento de todo un pueblo. Entonces ¿qué ha fallado? ¿Por qué es tan difícil sembrar el socialismo? No es terquedad ni dogmatismo teórico. Estamos en presencia de una ideología, de una visión de la realidad que se deforma en función de los intereses clasistas a los que se responde. Las ideas de quienes ordenan y sistematizan son las de la burocracia dirigente, su modo de ver ese "socialismo" es acorde a la visión de los burócratas, bajo esta perspectiva será difícil sembrar el socialismo.

No se podrá sembrar el socialismo si los líderes de la izquierda siguen abonando el terreno para el capitalismo; si los presidentes de las naciones, cuyos pueblos le han dado el poder para hacerlo, insisten en cimentar el salvajismo; si los que tienen en sus manos el poder para hacerlo no hacen las transformaciones necesarias para sembrar el socialismo. En Venezuela, quizá, solo Chávez estaba claro en la importancia de conducir al país hacia el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, a tal punto que su proyecto, su visión se extendió en casi toda la región, en este lado del continente. Sin embargo, como se está construyendo o conduciendo actualmente es imposible. Se ha vivido un retroceso muy lamentable dentro de la concepción socialista, ya que solo hay cabida para el capitalismo, el mercantilismo, la especulación, el acaparamiento, el desabastecimiento inducido, la dolarización, el burocratismo, el latifundio, la impunidad, la unipolaridad, el egoísmo, la soberbia, la lucha de clase, los monopolios, el crecimiento acelerado de los nuevos ricos boliburgueses, los pactos y acuerdos con el imperio, así como con la U.E. y la derecha. Desde la era Chávez tenemos 22 años sembrando y la semilla se niega a florecer, sin contar los intentos desde la IV República. Si empieza a retoñar los enemigos del socialismo, los que defienden los intereses de ambos lados —tanto los de derecha como los de pseudo izquierda—, cortan sus pétalos para que no surja el proyecto más humano y perfecto: el que da la mayor suma de felicidad posible. El modelo capitalista tiene un mecanismo de reproducción que se ha expandido más de lo normal, se fue sembrando no solo en la realidad concreta, sino en la mente de la gran mayoría de los venezolanos. Se avanza sobre los errores; las Tres R de Chávez es letra muerta, ya ni se propone; la riqueza del país, se reparte en forma desigual; las comunas no son el principal motor del proceso; proponen leyes antisocialistas como la LOZEE y se atrasan otras importantes, mientras que las instituciones encargadas de hacer cumplir las leyes en defensa y protección del pueblo no muestran la efectividad necesaria para su aplicación; la participación protagónica del pueblo para transferirle poder y crear las mejores condiciones para la construcción del socialismo es solo un espejismo.

Mención especial merece el proceso electoral para las postulaciones de los candidatos de este 27 de julio. Fue un acto dominado por la intolerancia, el fanatismo y el extremismo de la mayoría de los candidatos para alcanzar el poder, los rostros viejos que no dejan germinar la semilla se niegan a dar paso a los rostros nuevos que luchan por fundar el socialismo Bolivariano de una vez. Aun tienen los rasgos y efectos de la cultura adeco-copeyana, lejos están de representar un cuadro revolucionario. El método de escogencia aplicado provocó una ola de irrespeto a los estatutos establecidos por el partido de gobierno, se postularon a los más fuertes (los pesos pesados del partido) frente a los líderes de comunidades más reconocidos, postulados por las UBCH, pero que no contaban con la maquinaria del PSUV. Este proceso deja como enseñanza para el partido que se debe dar cambios estructurales, generarse más evolución política y mayor formación con conciencia revolucionaria para lograr dar ejemplo de lo que es ser socialista y comenzar a cimentar las bases para que germine la revolución. El partido está obligado a revisarse, a transmutar, a implosionar, en todo el país, para tener la suficiente moral de ser el promotor y constructor de las transformaciones necesarias que se deben dar. Cualquiera tiene derecho a postularse, pero un partido edificado en una sociedad donde impere el respeto, el compromiso por la dignidad humana, que tenga como norte el camino que conduce a la ética, a la defensa de la patria, luchar de pie por el socialismo, por la clase obrera, por sus derechos, que denuncie a los corruptos y no que los apoye, no debería apoyar, ni siquiera postular a esos oportunistas inmorales contrarrevolucionarios que usaron el partido para hacer del poder la mejor forma para satisfacer sus privilegios; que usaron a Chávez como careta para sus objetivos y nunca mencionan el proyecto de Bolívar porque no conocen su obra ni mensaje. Más formación y menos ego.

Nos costará mucho conseguir la semilla para sembrar el socialismo, en el cual todos podamos vivir en armonía, en un país donde la riqueza se reparta de forma equitativa para el beneficio de todos, donde los salarios de la clase obrera sean justos y el sistema sea para el alcance de todos. Hay que sembrar la semilla en la tierra fértil insertándose en el corazón del pueblo y sembrar con el ejemplo. Ser socialista significa tomar la decisión irrenunciable de someter todo proyecto hacia el camino de la construcción en pro de la humanidad hacia el socialismo; es deslastrarse de todo vestigio de oportunismo, de ambición, de intereses propios. Para sembrar socialismo se requieren apóstoles de la revolución, sembradores exigentes de socialismo, radicales en su formación. La verdadera democracia representativa y protagónica solo es posible en socialismo, la que promulga la derecha es el modelo salvaje del imperio donde gobierna una élite enriquecida a base de explotar a los pobres. El socialismo debe apoyarse en el poder popular que agrupa a la clase proletaria, a las comunas, a las amas de casa, estudiantes y campesinos. ¡Por la Patria Socialista, lucharemos y venceremos!

Fecha: 04/07/2021

 



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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