A casi un año y medio que nos ha correspondido transitar en medio de una pandemia, tuve la oportunidad de participar en un webinar de la Juventud Obrera Católica (JOC), hace un poco más de dos meses. Y realmente este tema del impacto que el coronavirus ha tenido en la juventud trabajadora es uno de los temas que he tenido pendientes.
Escuchando al ex vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, el compañero Álvaro García Linera, estos tiempos que nos signan están marcados por la incertidumbre, y uno debe aprender a gestionarla. Y es en ese sentido que muchas y muchos buscan a aquellos y aquellas que puedan aportarles certezas.
Indudablemente que este terrible virus ha mantenido azotada a la humanidad, ha hecho más visibles las desigualdades, y atizado aún más las contradicciones y la lucha de clases. Y esto, como nos lo señalan la JOC, el sector de la juventud y en especial aquella que debe vender su fuerza de trabajo no escapa de estas realidades y evidentemente estas situaciones los afectan porque viven el impacto y las consecuencias en su cotidianidad, en su vida social, en sus familias y en su trabajo propiamente dicho.
En la realidad actual producto de la pandemia, muchos y muchas jóvenes tienen miedo. Bien porque han sido víctimas del virus o bien porque han estado infectados por su entorno, eso sin contar los que han perdido amigos y familiares producto de este terrible mal. Igualmente tienen el lógico temor de infectarse e infectar a sus seres queridos. Eso sin contar la incertidumbre en cuanto a su futuro y su empleo.
Pero uno de los daños más terribles que sin duda esta pandemia nos ha dejado tiene que ver con el sentimiento de aislamiento y soledad que ha venido generando en importantes sectores de la población y del que los jóvenes no escapan. Eso sin contar que el confinamiento ha contribuido de manera importante, y esto es algo que debe ser digno de estudio y de tesis, el incremento de los denominados delitos intrafamiliares.
Importante es de destacar que a causa de la propaganción del coronavirus, muchos países han adoptado medidas tales como: Confinamiento, toque de queda o el mal llamado "distanciamiento social", sin prever escenarios y realidades tales como:
1.- El de que muchos trabajadores independientes, autónomos o por cuenta propia como ahora se les denomina, han perdido sus proyectos y por lo tanto sus ingresos debido a la crisis que ha devenido de esta situación.
2.- Los que estaban en una relación de subordinación y han perdido sus empleos, muchos de ellos jóvenes.
3.- Los denominados trabajadores informales que son particularmente vulnerables, debido a que no cuentan con la debida protección de la seguridad social, y perdiendo sus empleos e ingresos debido a la interrupción de cadenas de valor mundiales, como por ejemplo el del sector de la confección. Otros están dedicados a las ventas ambulantes o recolectores de basura, encontrándose en la disyuntiva de salir de casa para trabajar, pero arriesgándose a ser infectados y no poder generar los ingresos necesarios para su subsistencia, sin capacidad de ahorro y sin seguridad social.
4.- Hay que incluir a los denominados trabajadores precarios que son otro grupo vulnerable producto de esta contingencia, debido a que si bien hay trabajadores regulares y precarios que realizan el mismo trabajo, no obstante, no tienen los mismos derechos, además que en tiempos de crisis económica, resulta muy fácil no prolongar un contrato temporal o a tiempo determinado.
En resumen, las tasas de desempleo producto de esta situación aumentan en todo el mundo, estando más expuestos sectores como gastronomía, turismo y los viajes, comercio al por mayor y al por menor, servicios de alojamiento y alimentación, bienes inmuebles, actividades comerciales y administrativas y la industria manufacturera. Algunos trabajadores y algunas trabajadoras, al perder sus empleos, buscan la forma de obtener sus ingresos mediante el trabajo informal o por cuenta propia. Sin embargo, por estos tiempos esto es muy difícil, ya que los trabajadores informales o por cuenta propia son muy vulnerables debido a que la inmensa mayoría de ellos no están protegidos por los sistemas de seguridad social.
Y en ese estado de cosas, los jóvenes son las principales víctimas de esta situación, porque son el grupo etario que representa la mayor tasa de desempleo de la población a nivel mundial. Para los trabajadores jóvenes representa un verdadero reto la búsqueda de empleo en plena crisis económica, ya que los efectos y mejoras se espera que ocurran en el largo plazo.
Además de las pérdidas de puestos de trabajo, algunas empresas se retrasan en el pago de salarios de sus trabajadores, lo que les deja con el temor y la incertidumbre de perder totalmente sus ingresos. Mientras que los trabajadores permanentes recibían en algunas partes apenas el 50% de su salario, los trabajadores precarios o contractuales no recibían ni salario ni beneficios, como ha ocurrido en la India. Varios empleadores pidieron a los trabajadores que tomaran este tiempo como vacaciones no pagadas, lo que significa que son enviados a casa sin ningún salario o ingresos. A otros se les pide que terminen sus vacaciones anuales durante este período. En otros casos, los trabajadores son enviados a casa sin salario y están en espera de más información o en espera que los llamen. En algunos países, una de las reacciones de la pandemia es debilitar los derechos laborales y facilitar al empleador el despido de los trabajadores.
En el Brasil de Bolsonaro, la Cámara de Diputados aprobó la medida provisional 905, que entre otros aspectos, reduce las cotizaciones sociales de los patronos como también las multas que los patronos debían pagar al denominado Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio (FGTS) en caso de dimisiones, retira 1/3 del salario y 1/3 de las vacaciones y considera los accidentes en la ruta del empleo hasta el domicilio como accidentes de trabajo solamente si este ocurre en el transporte del empleador; además de colocar los convenios colectivos por encima de la jurisprudencia y las visiones generales del Tribunal Superior del Trabajo de ese país.
En muchos países en la actualidad se están perdiendo horas de trabajo, ingresos, empleos, eso sin contar que el costo de la vida no deja de aumentar en muchos países.
Igual debemos destacar el impacto que la digitalización del mundo de trabajo nos ha dejado, y que en los tiempos actuales se acelera sin que a veces nos demos cuenta del fenómeno. Y esto está impactando en nuestra forma de vida, de trabajo y hasta de organización. Estamos hacia la tendencia del "teletrabajo" (yo me incluyó dentro de esas modalidades) debido a que hay que evitar en la medida de lo posible el contacto físico, lo que ha acelerado y aumentado la tendencia hacia los procesos digitales. Hasta el arte se ha vuelto digital, debemos señalarlo sin complejos. Pero participar de esta nueva era digital, el internet y la electricidad son muy necesarios, pero esto no está garantizado en muchas partes ni en todos los países. Hay una brecha enorme entre los países, así como entre las zonas rurales y urbanas de un mismo país.
Así pues, la desigualdad en el acceso a internet es un elemento cada vez más importante, porque puede aumentar una desigualdad ya existente como la que hay entre países, pero también entre las ciudades y el campo dentro de un mismo país. En general, las conexiones débiles a internet se convierten en un reto aún mayor. Al mismo tiempo, la digitalización del trabajo tiene repercusiones para todas las personas implicadas. El teletrabajo sin duda se ha expandido, pero no es menos cierto también que se practica donde éste sea posible.
Esto es importante tenerlo en cuenta porque no todas las viviendas están equipadas para la casa- oficina. En muchos hogares no hay escritorios, apenas un espacio en la mesa del comedor, la cual no está diseñada para trabajar. Las empresas no proporcionan computadoras y hay hogares que no las tienen. Con el teletrabajo, si bien el tiempo y el costro del transporte se reducen, no es menos cierto también que las horas de trabajo aumentan, por lo que los límites entre el trabajo y la vida se reducen porque los "trabajadores siempre están disponibles".
Además de ello, para los padres representa todo un reto hacer teletrabajo teniendo a sus hijos en casa debido al cierre de las escuelas, por lo que deben combinar su "trabajo" con el cuidado de los hijos en casa. Sin embargo, muchos trabajadores y trabajadoras sienten que hay una expectativa de entregar el mismo rendimiento de trabajo bajo estas nuevas circunstancias de trabajo en casa.
Pero no es menos cierto también que hay casos de espionaje de las actividades de los trabajadores y las trabajadoras en línea para controlar su trabajo, porque ya no es posible ver si el trabajador o trabajadora está sentado o sentada en su oficina. Esto no tiene en cuenta la vida privada de los trabajadores o trabajadoras, lo cual podría constituir a la larga una vulneración a su derecho humano a la privacidad e intimidad.
Por ello, independientemente del teletrabajo, trabajar y vivir en línea va de la mano a menudo con el uso de servicios, mientras que damos nuestros datos a las empresas multinacionales que ganan dinero con ellos sin que seamos plenamente conscientes de ello. En el transcurso de esta pandemia, los y las jóvenes trabajadores y trabajadoras han usado mucho las plataformas tecnológicas y redes sociales digitales. Por una parte, facilitan la información, pero por otra también actúan como vehículos de propagación de falsas noticias, además de consagrar nuestro tiempo en superficialidades en lugar de centrarnos en lo que se produce en la realidad y que es más importante muchas veces.
Producto de la pandemia, evidentemente que las compras en línea se han incrementado de manera importante. Sin embargo, las compras en línea se realizan mediante plataformas digitales que potencian las formas de trabajo precario. Puede tratarse de contratos de forma temporal y en muchas ocasiones de "libre elección" sin ninguna responsabilidad a largo plazo por parte del empleador. La producción y consumo de dispositivos tecnológicos también plantea interrogantes tanto en lo que respecta al manejo de recursos limitados de la tierra como a las condiciones de trabajo de quienes trabajan en la producción de los dispositivos.
Hemos pasado también a la educación digital o en línea. Los profesores en muchos casos buscan comunicarse con sus alumnos para ver si necesita ayuda, aunque por supuesto la situación es diferente y se presta mucho menos ayuda a los alumnos, por lo que nuevamente la situación se torna más difícil para los sectores más desfavorecidos porque se trata de disponer de dispositivos tecnológicos, de tener suficiente espacio para seguir una clase en línea y poder arreglárselas sin que alguien se lo explique físicamente. Con los patios de recreo cerrados y las cuarentenas establecidas, algunos niños y niñas necesitan quedarse en casa sin salir, y cabría preguntarse: ¿Se quedará esto sin consecuencias dentro del bienestar físico y psíquico?
De igual manera las desigualdades e injusticias de género se acentúan más. Si bien los hombres están más propensos a sufrir gravemente por una infección de Covid 19, incluidas tasas más altas de muertes masculinas, lo que hasta ahora se explica por razones de carácter biológico como formas del cuidado del cuerpo, las mujeres se ven particularmente afectadas por los efectos socioeconómicos de la crisis, esto debido a que las profesiones consideradas importantes desde el punto de vista sistémico y de mayor presión son hoy en día ocupadas por mujeres.
Pero por razones de tiempo y espacio lo dejaremos hasta aquí, y espero continuar con este tema en la próxima edición de esta columna.
¡Bolívar y Chávez Viven! ¡Y sus luchas y la patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!