Al día de hoy, 19 de enero de 2022, según datos de la Universidad John Hopkins, Coronavirus Resource Center, ha habido desde el comienzo de la pandemia de Covid-19 un total de 335.465.548 infecciones, y 5.559.712 muertes. En los últimos veintiocho días, debido al surgimiento de la variante Ómicron, la tasa de contagio se ha acelerado, al punto de registrarse 57.812.822 infecciones, a la vez que se registran 184.288 muertes en el mismo período.
En países como Alemania, se ha infectado una cantidad de 8.168.850 personas, produciéndose un total de 116.081 muertes. (Ver https://www.deutschland.de/es/topic/politica/el-coronavirus-en-alemania-cifras-y-datos). Tomo a Alemania como ejemplo, debido a que es un país desarrollado que ha llevado la campaña de vacunación como ha sido recomendada por la Organización Mundial de la Salud.
Podemos evidenciar entonces, que la tasa de infecciones es considerablemente alta incluso en países en los que se ha llevado a efecto una campaña de amplia prevención. Aclaro que no se debe relacionar la cantidad de infecciones con la cantidad de vacunaciones, ya que las vacunas contra la Covid-19 no son para evitar infecciones, sino para evitar síntomas graves, hospitalizaciones y muertes.
Las vacunas han demostrado ser muy eficaces en relación a los objetivos para los cuales fueron creadas (ya mencionados arriba). De hecho, según el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya del Ministerio de Sanidad de Rusia y el Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF) la vacuna Sputnik V es eficaz en un alto porcentaje del 97,6%. Por otra parte, la vacuna china Sinopharm (otra de las aplicadas en Venezuela) ha demostrado una eficacia que ronda el 94%, (Ver https://www.elcomercio.com/tendencias/ciencia/efectividad-vacuna-sinopharm-muertes-expertos.html).
Los números oficiales en nuestro país (verhttps://covid19.patria.org.ve/estadisticas-venezuela/) , indican que hasta ahora ha habido 458.731 infecciones y 5.387 defunciones. Estoy seguro de que existe un sub registro grande en Venezuela, y ello se debe a varios factores: en primer lugar, muchas personas no acuden a los hospitales, CDI y, en general, a la medicina pública, sino que se recluyen en sus domicilios, donde cumplen tratamiento; en segundo lugar, muertes que seguramente han sido a causa del virus pero que no fueron registradas como tales, también debido a diversos factores.
Bien sabido es, que las farmacéuticas no crean medicamentos con la finalidad esencial de curar enfermedades, sino de acumular dinero, de generar inmensas ganancias; desconocer eso, es ya cosa infantil. Sabemos también, que la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos por sus siglas, forma parte de la llamada Big Pharma, es decir, las trasnacionales de la farmacéutica y este organismo se pagan y se dan el vuelto a la hora de aprobar medicamentos, etc.
Ahora bien, pasar por alto los datos emanados de muy diversos estudios científicos surgidos de muchos países con elevada preparación y tecnología, pasar por alto lo que ha sido fehacientemente comprobado, pasar por alto la contundencia de los números (datos duros), pasar por alto las advertencias de los más calificados profesionales en el área médica, basados en creer que todos en el mundo están complotados en crear una sensación de alarma terrible que no tiene por qué ser (debido al "bajo" porcentaje de muertes por la Covid-19), revela apodícticamente la enorme capacidad de actuar como imbéciles que tienen muchos seres humanos, más aún cuando se trata de un tema de vida o muerte, de destrucción de familias, de orfandad, de resquebrajamiento social y quiebra económica.
¿Quién en su sano juicio puede pensar que la pandemia es un mero alboroto sin verdadera causa y que las vacunas (al margen de que sí han producido multimillonarias ganancias a los laboratorios) han sido creadas para engañarnos a absolutamente todos los seres humanos en el mundo? Es una imbecilidad, y todo aquél que lo crea es un imbécil, no existe otra razón.
En relación al argumento esgrimido de la "libertad" de escoger o no ser vacunado, creo que debe ponerse por delante la vida, su máximo valor, antes que el mismo. Es decir, el problema no es que una persona no se vacune, sino lo que esa decisión puede costarles a otras, a muchas otras. Desde este punto de vista, una persona que decide vacunarse o no, no solo está decidiendo en torno a su vida, sino a la de muchas otras. Además de eso, está ya probado también, que los casos más graves que requieren hospitalización e incluso cuidados intensivos, en su mayoría son de personas no vacunadas, por tanto, hay un daño económico directo por la decisión "libre" de no vacunarse. En resumen, por cada imbécil que no se vacuna, pagan muchísimas personas más desde todo punto de vista.
Tampoco es válido, esgrimir como argumento para no vacunarse, que ha habido personas que han sufrido agudos efectos secundarios y probablemente la muerte. Ya que, en relación con el porcentaje de quienes seguramente se han vacunado y por ello han salvado sus vidas, las probables muertes y los efectos secundarios son, cuando menos, mínimos.
Nos han dicho que la única forma de salir de esta pandemia es vacunándonos, llevando la vacuna a aquellos países en donde aún no se ha alcanzado el nivel necesario de vacunación (como por ejemplo, los del continente africano), y guardar las necesarias medidas de bioseguridad. De no obrar así, es seguro que el desastre se prolongará por un largo tiempo. Todos debemos vacunarnos y contribuír a una equitativa distribución de las vacunas, es la única vía.