Dijo Nicolás Maquiavelo que, "quien controla el miedo de la gente, se convierte en el amo de sus almas". No pretendo hoy hacer un Metaverso de la vida y la muerte pero si un ejemplo de lo que a todos afecta directa o indirectamente.
Todos, sin excepción, hemos tenido miedo en alguna etapa de nuestra vida, incluso hay gente que lo arrastra por generaciones y hasta genéticamente.
El asunto es que por miedo nos convertimos en esclavos de quien controla nuestros temores.
Patético es el ejemplo de la gente dedicada al oficio de "guía espiritual", si no existieran los temores tradicionales de la gente y la flojera intelectual por superarlos, "los predicadores de la muerte" estarían desempleados.
Quienes inventaron el cielo y el infierno tuvieron la fuente de riqueza y opulencia que les generaba el miedo colectivo de su feligresía.
En pleno siglo XXI la mayoría de la gente cae en depresión, ansiedad y paranoia por cuatro miedos fundamentales: miedo a la soledad, miedo a la escasez, miedo a la enfermedad y miedo a la muerte, claro que todos los miedos tienen poder de atracción si focalizamos nuestro pensamiento en ellos, aunque no es el tema para mencionar por ahora.
Miedo a la soledad: somos seres sociables por naturaleza, biológicamente hechos para emparejar con otra persona y formar una familia pero constituir una familia se convirtió en un juego de loterías para alguno de los miembros, sobre todo por las costumbres y tradiciones reducidas al "parecer" en lugar de "ser", al tener en lugar de ser y a la imitación de personajes inoculados desde los grandes medios. Uno habla con un chico para explorar sus aspiraciones y su fuente de inspiración y es normal, anteriormente, los hijos querían ser como papá pero este ídolo fue sustituido por personajes sacados de las narconovelas, los muchachos quieren tener poder económico, armas y mujeres bonitas, totalmente cosificados sin esfuerzo para el estudio o trabajo.
Lo anterior influye en la construcción del núcleo familiar pero también influye el hecho de la deformación desde el hogar donde se inculcan todos los patrones de conducta machista donde el hombre observa a la mujer como objeto y esta se exhibe como mercancía, así es imposible que se llegue al estadio superior de la comunicación como herramienta para generar confianza y respeto.
Con familias conformadas bajo la tormenta de lo antes descrito es posible que algunos "se acostumbren" a sobrellevar la cruz por miedo a ser señalados de fracasados, por miedo a no tener las posibilidades de sostener el hogar y por miedo a la soledad, aunque la soledad es un acto de liberación, curación y superación física y espiritual.
Miedo a la escasez: vivimos en un mundo consumista, todos los días hay cosas nuevas de moda, algunas no son tan nuevas pero si se ponen de moda aumentan su costó, aquí surge la triste realidad que la mayoría padece, en otra época se compraban las cosas necesarias para el hogar y eran para toda la vida, la gente guardaba hasta las cosas que se dañaban por si en algún momento podía repararlas pero ahora no, ahora todo es desechable, hasta inventaron la fórmula mágica de la "obsolescencia programada", mecanismos perverso mediante el cual las grandes empresas le colocan a sus productos un periodo de vida útil obligando al consumidor a comprar de manera compulsiva las cosas que ya tiene, por ejemplo: las empresas productoras de telefonía móvil, no sé si es cada tres o seis meses que lanzan al mercado nuevos aparatos que convierten en obsoleto el que ya tenemos y lo peor es que le cambian hasta los programas de tal manera que te veas obligado a migrar a la nueva tecnología.
Así están las cosas, mucha gente no comprende la diferencia entre lo importante y lo urgente, el mundo vive una crisis económica que deriva de múltiples factores, entre ellos la pugna entre los dueños del capital, el cambio de dueños del poder económico y la ausencia de humanidad en los grupos de poder económico y político.
Por eso vemos gente que prioriza la vanidad en lugar de la satisfacción de las necesidades existenciales ya que son influenciados por el status cuo de lo que mencione anteriormente, son pobres que imitan el modelo de vida de los ricos.
Miedo a la enfermedad, todos somos vulnerables al contagio de cualquier enfermedad, también existen los casos de enfermedades genéticas pero la experiencia reciente con el tema del COVID 19 trajo consigo el miedo colectivo de la humanidad por una enfermedad que pudiéramos calificar de controversial por su origen y no me refiero al país donde se presentó el primer caso a sino quienes la pudieron producir.
El miedo a la enfermedad muchas veces termina enfermando al que le teme, pero si vemos el asunto desde una perspectiva de águila encontraremos que la enfermedad es una justificación para que existan laboratorios, médicos, clínicas y farmacias, es un negocio porque si nadie se enferma estas empresas no serían rentables, nadie va invertir dinero en un negocio que no produce ingresos.
Por ser un negocio bien remunerado tenemos que tener mucho cuidado a la hora de adoptar medidas para la salud de nuestro núcleo familiar y social.
Miedo a la muerte: toda la humanidad tiene sembrado en el corazón el deseo de tener vida eterna, nadie quiere morir pero el reloj no se detiene y tarde o temprano nos toca vivir el último aliento.
El consuelo de muchos es la resurrección que nos han predicado desde el inicio del culto a las corrientes religiosas pero hay detalles que no dicen, por ejemplo: la Biblia menciona la resurrección de Lázaro pero no existe ningún testimonio donde él explique su experiencia.
El tema de la muerte es tan complejo y simple a la vez, hay grupos religiosos que asumen la muerte como una ofrenda, el martirio es una poderosa expresión de lo anterior pero si vemos desde otra perspectiva, en la muerte somos lo mismo que fuimos antes de nacer, no debería ser un hecho traumático para una persona que está padeciendo el dolor por una enfermedad crónica, incluso muchas veces el remedio es peor que la enfermedad y me refiero a los tratamientos que se caracterizan por ser una tortura para el paciente y los familiares.
Por la misma razón y lejos de caer en controversia con algún religioso practicante es bueno que se sepa que nosotros tenemos la huella espiritual de provenir de otras vidas, nos vienen recuerdos fugaces de otras épocas, de otra gente, nos maravillarnos de ir por primera vez a lugares que reconocemos haber visto en otra vida, de conocer gente que tenemos la corazonada de conocer de toda la vida y desconfiar de otros que a penas vamos conociendo.
En este momento se escénica un cambio profundo en la vida de todos, hay vientos de guerra en varias latitudes del planeta, pero la situación de Ucrania indistintamente de que pueda desembocar en la tercera guerra mundial lo que si hará es la transición violenta con el surgimiento del nuevo poder hegemónico, mientras se hace la transferencia de poder económico de las familias poderosas del mundo, que controlaron todo desde la primera guerra mundial, a sus descendientes.
La convulsionada tierra será escenario de muchas verdades que serán reveladas más temprano que tarde y daran por concluida la dominación de la mentira como instrumento generador del miedo inoculado, por ejemplo: que dirán los predicadores cuando se haga público la existencia de seres extraterrestres y que no son como los descritos en las películas, donde quedarán las falsas creencias y sus rituales si se demuestra que todos somos hijos de la luz, energía y tenemos el poder de atraer lo que somos.
La muerte es una transición, es parte del camino para continuar vivo.
Quién muere deja de sufrir, sencillamente se nos adelanta en la situación que a todos nos espera, este es nuestro propio Metaverso.
Que tengan un feliz día.