A 705 días del inicio de la contingencia en la República Bolivariana de Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en la finalización de la semana 101 de esta contingencia, y siendo el viernes 18 de febrero de 2022, que recuerdan los 39 años de una gran devaluación que fue catalogada como "El Viernes Negro" y que significó el inicio de la debacle de la IV República.
Pero no es ese el tema en la edición de esta columna sino uno que, independientemente del signo ideológico que profesemos, debe unirnos como país, y es el tema de nuestra disputa histórica y territorial que tenemos con la República Cooperativa de Guyana por el territorio Esequibo.
Como es público, notorio y comunicacional, en artículos de años anteriores, así como en ediciones anteriores de esta columna nacida en pandemia, me he referido al tema del Esequibo y he proporcionado datos de Guyana y de las transnacionales de diversa índole que allá operan, gracias a la colaboración de un "patriota cooperante" si así puedo catalogarlo, que vive en el Reino Unido, y me ha proporcionado información valiosa que no tendríamos acceso de no tener fuentes en esos países. Y Guyana ha sido uno de los temas recurrentes que he escrito.
Para ponernos en contexto y no hacer tan largo este escrito, debemos recordar que la República Cooperativa de Guyana desde el año 2018 acudió a la Corte Internacional de Justicia en La Haya (Países Bajos) para buscar una sentencia definitiva y vinculante que refuerce el irrito Laudo Arbitral de 1899 para que siga siendo válido para todas las partes, pero obviando que el único documento reconocido por ambos países es el Acuerdo de Ginebra, firmado por la entonces República de Venezuela y una representación de Inglaterra y la entonces Guayana Británica, y que justamente el día de ayer, 17 de febrero se recordaron los 56 años de la firma del referido tratado (17 de febrero de 1966).
De igual manera, ni la República Bolivariana de Venezuela ni la República Cooperativa de Guyana reconocen la jurisdicción de tal instancia, pero lo que llama poderosamente la atención es que tanto la CIJ se declaró competente para conocer del asunto, así como la posición del propio Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, avalando la utilización del mecanismo jurisdiccional para dirimir la controversia territorial, cuando las partes no se han puesto de acuerdo en la utilización del mismo, y que violenta el propio Acuerdo de Ginebra.
Lo cierto del caso es que, para el próximo 8 de marzo de 2022, La CIJ ha instado a la República Cooperativa de Guyana a presentar una memoria (alegatos) sobre los cuales sustenta su pretensión sobre el territorio en disputa. A Venezuela le correspondería presentar una contra memoria (su defensa) el 8 de marzo de 2023, pero cabe destacar que Venezuela no acudió a la audiencia de la CIJ de febrero del año 2021, por no reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia para dirimir el diferendo. Todo ello expresado en un comunicado de nuestra Cancillería del 26 de febrero del año pasado.
Lo cierto del caso es que, luego de la decisión de la Corte Internacional de Justicia del 18 de diciembre de 2020 en la que se declaró competente para dirimir la disputa entre Guyana y Venezuela por el Esequibo, el próximo 8 de marzo le corresponde a Guyana presentar sus alegatos y a Venezuela un año después, el 8 de marzo de 2023.
Sin duda se estarían preparando y generando las condiciones para legitimar nuevamente un despojo de un territorio que pertenece a Venezuela, y que los intereses hegemónicos de los poderosos del mundo, aplicando la piratería moderna, tengan la patente de corso para saquear las riquezas que pertenecen a las venezolanas y a los venezolanos.
Es evidente que detrás de las acciones de Guyana están los intereses de grandes transnacionales lideradas por la Exxon Mobil, además de viejos intereses imperiales británicos y por supuesto de los nuevos signos imperiales de EEUU. Nuestra disputa no es realmente contra el gobierno y el pueblo de Guyana.
Pero es necesario advertir que ante los planes de los enemigos de la patria de abrirnos frentes tanto internos ( las revelaciones realizadas por el Presidente del parlamento, Jorge Rodríguez, sobre la infiltración colombiana de terroristas armados narcotraficantes provenientes de ese país a través de la captación de líderes negativos de bandas criminales y en las cárceles para desestabilizar al país, de eso me he referido en anteriores ediciones de esta columna y nos referiremos de ser necesario en próximas entregas) como externos ( la aplicación de la estrategia de tenaza, denunciada en su momento por el propio Presidente Nicolás Maduro en el año 2015) y sobre todo en un tema álgido y sensible como el del Esequibo, ameritan sin duda todas nuestras atenciones y alertas.
Vaya que hay gente que no puede ver que el país levante cabeza, porque enseguida se trabaja para obstaculizar la estabilidad, la recuperación, crecimiento, prosperidad y la restitución paulatina del estado de bienestar logrado durante la época dorada de la Revolución Bolivariana durante la gestión del Comandante Inolvidable, Hugo Chávez.
Y sin duda, el tema del Esequibo, debe convocarnos a todas y a todos como Nación, más allá de las ideologías, a hacer un solo frente y tomar esto como una causa común.
Gracias a los diputados de la AN William Fariñas, del estado Nueva Esparta, y Hermann Escarrá, del estado Aragua y presidente de la Comisión Especial del Esequibo, quienes por ellos es que nos hemos enterado de estas próximas acciones que traerán a la palestra nuevamente el tema del Esequibo en las próximas semanas.
La Exxon Mobil no le perdona a Chávez y a Venezuela que, en el momento en que Chávez realmente nacionalizó nuestro petróleo en el año 2007, ellos pretendieron que les pagásemos un poco más de 1.200 millones de dólares en indemnización, pero el monto que lograron fue infinitamente inferior pero no le perdonaron al Comandante Inolvidable que no se dejó doblegar ni intimidar ante las amenazas de este poderoso grupo petrolero. Ahora, pretenden arrebatarnos las riquezas que nos pertenecen y que yacen en el Esequibo y su plataforma continental y marítima, a la que Venezuela tiene inalienable derecho. Esto es bueno recordarlo.
Y me sumo a la advertencia dada ayer por el propio Dr. Escarrá, cuando exponía los motivos para la aprobación de un acuerdo el cual ciertamente fue aprobado y por unanimidad por nuestro parlamento nacional, por los 56 años de la firma del Acuerdo de Ginebra en 1966, cuando expresó que una decisión contraria a Derecho como la que pretendería avalar la CIJ por las presiones de las transnacionales petroleras, abriría las puertas a un conflicto geopolítico de impredecibles consecuencias para la región latino caribeña, la cual fue declarada como zona de paz por la CELAC en el año 2014, y que seguramente deberá tomar debida nota y ameritar la intervención del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ya que el propio Acuerdo de Ginebra luego de su firma, fue depositado ante la ONU y ahora la referida instancia internacional desdice y violenta sus propios principios al patear la posibilidad de una salida práctica, pacífica y negociada del diferendo y que beneficie a las partes.
Ahí se las dejo
¡Bolívar y Chávez Viven! ¡Y sus luchas y la patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!