El gobierno de Nicolás Maduro es presunto violador de todos los derechos humanos. De hecho, escribir artículos como estos son una afrenta que por ello te pueden imputar su ley "supraconstitucional" (vaya adefesio y bazofia politica-"jurídica"), donde hicieron de lo que ellos consideran "odio" un "delito" que debes pagar con cárcel, mientras te llevan a las mazmorras de la Dirección General de Contra Inteligencia Militar (Dgcim), y en donde - como fue mi propio secuestro político- te dejan sin agua ni alimentos las primeras 72 horas del encierro dentro de un espacio de unos 4 metros cuadrados, prácticamente desnudo y durmiendo en el piso en máxima oscuridad, probablemente esperando que tengas "una muerte ajena con su voluntad".
Luego, estando "libre", después de vivir como cualquier preso político - por los cuales exigimos libertad para todos - sus "autoridades" me desconocen todos los años que estuve en el servicio de administración pública desde el 2001 hasta 2016, donde más de 10 años fueron como profesor del ministerio de educacion, y en cuyo espacio fui "borrado" de sus listas de trabajadores sin que exista un solo documento que compruebe las razones de tal arbitrariedad.
Es más, para Nicolás Maduro y el madurismo es un "delito" denunciar la destrucción de la infraestructura educativa, sobre la cual ni siquiera funcionan los sanitarios, sin materiales pedagógicos, sin laboratorios, sin canchas deportivas, sin pupitres, en fin, escuelas, liceos, universidades que han sido saqueados y abandonados, y cuyas matrículas en el caso de las instituciones universitarias apenas sí representan un 20% de los estudiantes de 2012, lo cual deja en evidencia el cómo quienes están en el poder sólo han actuado para dejar al país en ruinas.
Ahora, sobreviviendo como la inmensa mayoría de los venezolanos en un país donde el salario mínimo y las pensiones son inferiores a 1 dólar por día, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello ordenan que no me entreguen el pasaporte para realizar mi justa carrera académica en el exterior que ellos han desconocido en Venezuela, y cuya ilegal acción la ejecutan para que abandone el país de manera ilegal, y ellos queden libres de cualquier responsabilidad, evidentemente violadora de mis derechos humanos.
Nicolás Maduro y el madurismo destruyen nuestra nación, sobre la cual han llevado a la emigración aproximadamente a un 30% de la población, mientras quienes aún siguen en Venezuela en cifras que superan el 80% estamos sumidos a un brutal empobrecimiento, aunado con pésimos servicios públicos de agua, electricidad y gas, y en un otrora país petrolero que con salarios de hambre, dolariza los precios de la gasolina y el gasoil en niveles internacionales, lo cual ha disparado la inflación en moneda extranjera, razón por la cual, los mismos 100 dólares que se empleaban para comprar productos hace unos tres años, hoy apenas si representan la mitad de esas mismas adquisiciones.
Además, Nicolás Maduro y el madurismo acabaron con el sistema de salud. Quienes como yo necesitan cubrir tratamientos de alto costo - caso de epilepsia - si no tenemos un promedio mínimo de 100 dólares mensuales solo para medicamentos, estamos condenados a morir lentamente, porque resultaría imposible que con menguados ingresos tengas que decidir entre comer o mantener tu nomenclatura biológica en mínimos niveles de salud ante cualquier enfermedad. O sea, o te mueres de hambre o te mueres por problemas inherentes a tu condición patológica.
El gobierno de Nicolás Maduro y el madurismo en su afán de seguir con la persecución política en mi contra, me han convertido en un ser "sin identidad" para que no tenga derecho ni siquiera al trabajo dentro o fuera del país. Mi voz no la van a callar y menos si utilizan a sus esbirros y criminales para que nos amenacen o promuevan algún amedrentaniento político de volver a llevarme a la cárcel si, supuestamente, "no me porto bien", o "dejo tranquilo al que está quieto", o diciéndome que es "mejor que me calle".
Los presos políticos y seguir empleando a criminales como Valentin Santana o huestes de ramplones "funcionarios" para ampliar sus acciones violadoras de la Constitución y nuestros derechos humanos, son una prueba ante el mundo que Nicolás Maduro y el madurismo sólo aplican el ejercicio de la muerte de la democracia, y con ello, del sometimiento de los venezolanos hasta sus más asquerosos y pueriles designios.
Acudiré ante lo que queda de "fiscalia general de la República" para interponer una denuncia en mis derechos ciudadanos. Tarek William Saab quedará con la última palabra, y dirá si mis acciones contra Nicolás Maduro y el madurismo de querer torturarme para terminar muriendo cuando estuve en la cárcel, y continuar con sus amenazas y acciones en mi contra son o no parte de una persecución política, violando nuestras garantías constitucionales. O sea, para Nicolas Maduro y el régimen un profesor, académico e investigador debe ser sometido a sus imposiciones de tortura, neoesclavitud y muerte "ciudadana" volando hasta "convenios" con la Unesco en materia de educación.
¡Basta de neototalitarismo contra los venezolanos! ¡Basta de intentar asesinarme "ciudadanamente"!