Los bosques preceden a las civilizaciones, los desiertos las siguen, nos decía René de Chateaubriand (1768-1848), con la salvedad de que en el desierto hay vida. Actualmente, la cosa es mucho más seria: es la ‘vida o la vida’.
En esta primera oleada de las actividades del 3er Motor en el estado Aragua, se observó que sólo en un 10% de las construcciones con los colectivos, apareció el valor ‘conservación ambiental’, y éste, desde el enfoque de la ‘ecología superficial o reformista’ (visión antropocéntrica), el cual se expresa desde la lucha contra la contaminación y la disminución o desaparición de recursos bajo un enfoque pragmático. Y como es sabido, esto se ha convertido en el gran negocio del capital, para muestra: “Expertos dicen que mercado global del agua está en alza. …Escasez y contaminación hacen del agua pura una industria en crecimiento” (Deutsch, 2006); “Los desechos se perfilan como una oportunidad para el emprendedor que le quiera entrar con todo”. Los contactos aparecen en el artículo (Esquivel, 2001).
Ahora bien, si bien es
cierto que para ‘cambiar para siempre’, es necesario ese salto cualitativo
de pasar del valor capital y mercancía al valor humanidad, no sería
suficiente. Lo evidencian, las guerras, la mayoría de estudios sobre
el cambio climático, los riesgos de la ingeniería genética, la biotecnología,
la destrucción de ecosistemas, los aceleradores de partículas, la
nanotecnología, las toxinas ambientales, las epidemias globales, el
dominio de los robots, entre otros. En Venezuela, se podrían
agregar, el petróleo, el gas, el carbón, Imataca, el Orinoco, el desarrollismo,
entre otros. Urge entonces, reconocer el valor ‘vida humana
y no humana’, dado que todas las cosas naturales, los ecosistemas,
la vida, otro, tienen derecho a existir, independiente de su grado de
autodeterminación (paradigma de la ‘ecología profunda’).
Habrá quien señale: ‘vamos por etapas’, ‘los cambios de actitud
son largos’, es cierto, pero ¿tenemos ese tiempo? ¿No sentimos
la presión ‘vida’?
GAIA, la tierra viva,
es un sistema auto organizador ‘vivo’, comprende el suelo, los océanos,
la atmósfera, y el conjunto de los seres vivos. Constituye un
todo, un sistema cibernético auto ajustándose por retroalimentación,
el cual se encarga –léase bien-, se encarga de mantener un entorno
físico y químicamente apto para la vida en el planeta. GAIA,
es la primera teoría científica propuesta en 1969 por el científico
James Lovelock (1), el cual recupera la antigua creencia expuesta en
el Popol Vuh, de que la Tierra está viva.
Naranjo (2004), considera
que nos acercamos a “la misma pesadilla atroz
en que los objetos todos alzaban su voz contra el gran contaminante,
la criatura humana, y le mutilaban espantosamente”. Aquel imaginario
del tejedor de mitos del Popol Vuh…
Referencias bibliográficas
Capra F. (1998). La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos. Traducción de David Sempan. Editorial Anagrama, Barcelona.
Deutsh C. (2006). En un mundo con sed. The New York Times. Pág. 6. Encarte del Diario “El Nacional”. 26-08-06. Caracas, Venezuela.
Esquivel L. (2001).
¿Negocios en la basura?, [en línea]. Mayo 2001. Disponible en: http://www.soyentrepreneur.com
Naranjo J.R. (2004). La ecología
profunda y el Popol Vuch. Anales de Literatura Hispanoamaericana.
Madrid. 33:85-100
*Docente Fagro-UCV. polanco.delia@gmail.com.
Nota