A 892 días del inicio de la contingencia en la República Bolivariana de Venezuela producto de la pandemia global de la Covid 19, en el transcurso de la semana 128 de esta contingencia, y siendo el miércoles 24 de agosto de 2022, la edición de esta columna la escribo con una lágrima en el corazón.
La mañana del martes 23 de agosto de 2022 fue muy triste para mí. Un joven guerrillero de 94 años de edad, como lo fue José Fruto Vivas, decidió cambiar de paisaje, y reunirse con su entrañable amigo, Aquiles, el de "Las cosas más sencillas".
Puedo decir que en estos tiempos de Fidel y Chávez, tuve el honor de conocer a grandes hombres: Uno de ellos este gran compañero como lo fue Fruto Vivas.
Siempre agradeceré a mi hermana Angélica Lugo y a mi camarada alias "Comando", quienes fueron los que me llevaron a conocer a este excelso ser humano, que era mucho más que un arquitecto. Era un intelectual orgánico como lo señaló Gramcsi, un poeta, uno de los imprescindibles como lo diría Bertold Brecht.
Envió desde acá mis más sentidas palabras de condolencia a tu esposa, la colega abogada Soraya Suaréz, a tus hijos, nietos y demás familiares. No hay palabras para expresar tanta tristeza y dolor junta.
Pero siempre te recordaré con esa bonhomía, con tus críticas a mis artículos y a tantas enseñanzas que un hombre de tu calidad siempre tuvo para conmigo. Y por eso es que tú para mí no has muerto. Sino que te volviste eterno.
Y en el marco de las reuniones que hicimos hace un poco más de cuatro años en el Ministerio del Poder Popular para Servicios Penitenciarios, que acompañábamos al Comandante William Izarra en la conformación de un Instituto de Investigación del Socialismo Bolivariano, junto a tu compañera leíste, y me regalaste tu Manifiesto Planetario por la Paz y para el fin de todas las guerras. Como lo expresé en el programa "La Realidad Inventada" que lo leí, creo que un buen homenaje para ti será reproducir el referido texto de manera íntegra
Manifiesto planetario por la paz y por el fin de todas las guerras
Somos seres planetarios producto de millones de mutaciones para poder ser lo que somos. Somos el único planeta vivo hasta hoy en el universo conocido. Tenemos el privilegio de conocer la vida y junto a todo el mundo biológico, de plantas, animales y microorganismos que en una mágica armonía podemos reproducir hasta el infinito.
El siglo XX fue el siglo del gran salto de la técnica, del poder ver volar el primer avión, salir las naves espaciales del sistema solar. Lograr detener muchas enfermedades pero al mismo tiempo entrar en el corazón de la materia y producir las bombas atómicas que a mitad del siglo destruyeron a Hiroshima y Nagasaki.
Y sin bombas atómicas murieron millones de seres humanos por desastrosas guerras donde la obra milenaria donde estaba guardada la cultura de los pueblos fue arrasada y borrada para siempre.
Igual nos duele Berlín, Londres, Bagdad o Stalingrado.
Al planeta le comenzó la cuenta regresiva, y no por el holocausto o la desaparición de los dinosaurios sino por la acción de los grandes poderes que hoy manejan el mundo.
Estamos ante un alerta donde vemos por primera vez derrumbarse los polos y acabar con la capa de ozono que nos protege de los rayos UV del sol.
Creíamos que el siglo 21 sería el siglo de la vida, de la paz, de la armonía planetaria. Y hemos visto masacrar pueblos indefensos.
Actos de cobardía Irak, Afganistán, Chechenia, Grenada, Panamá, bloqueo inhumano a Cuba para apoderarse de sus recursos. Hoy es obligatorio, emergente, imprescindible comenzar a hacer el gran frente para la paz planetaria.
Por la salvación de lo que queda: de árboles, animales y el patrimonio cultural. Paremos para siempre todas las guerras, paremos la tala de los bosques y la muerte de las especies animales. Paremos la contaminación que nos roba el oxígeno que es la vida.
Paremos las mutaciones biológicas que alteran el mundo natural. Paremos las agresiones económicas que ahorcan a nuestros pueblos.
Paremos todas la basura mediática que inunda el planeta y envenenan las mentes de los pueblos.
Paremos la producción y comercio de las drogas.
En síntesis, salvemos lo que nos queda de planeta para que exista futuro para nuestras próximas generaciones.
Invirtamos todo nuestros recursos en acabar para siempre con la pobreza. Dediquemos toda la ciencia y la cultura para llenar de felicidad la vida de este planeta.
Construyamos el mundo de la alegría donde todo sea de todos y alcance para todos.
No olvidemos a Julius Fucik al frente de la horca y no olviden nunca que por la alegría vivo y que por la alegría he ido al combate y por la alegría muero.
Que mi nombre no sea jamás unido a la tristeza.
Hagamos una inmensa hoguera con todas las armas, incluyendo las atómicas.
No olvidemos que Vietnam conquistó su victoria contra el imperio más poderoso de la tierra con una sola arma: su cultura y su amor por la libertad.
Contra el poder inmenso de los imperios, no hacen falta armas sino la voluntad de vencer con nuestra inteligencia.
Recordemos que los vietnamitas no tenían tanques, pero inventaron los huecos donde caían los tanques.
Convirtamos los cuarteles en escuelas, que los soldados sean soldados de la vida.
Que todos pasen a sembrar los campos y sean creadores de riqueza social.
Enfrentemos todo nuestro bagaje cultural y creativo contra la barbarie que tienen los imperios. El pueblo unido jamás será vencido. Sólo la paz es posible el hombre libre, ser dueños del futuro y la esperanza.
Si todos los hombres del mundo las manos se pudieran dar, que danza tan bella podríamos danzar.
Hasta Siempre Fruto
¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y patria socialista!
¡Viviremos y Venceremos!