¡Vengo del olivo, voy pal olivar! A estos chavistas no los para nadie. El primero de este mes arrancó la navidad. Vistieron con campanitas y otras vainas a todas las plazas Bolívar del país y, fuego al cañón, para que respeten este parrandón. Es que se la pasan de fiesta en fiesta. No perdonan nada. Les importa un carajo que la gente esté ganando tres dólares de sueldo mínimo, y se largan con una fiesta de padre y señor mío. Y el tres de octubre arrancaron las clases, y carajo, no me echen cartas. Más de ocho millones de carajitos volvieron a clases presenciales, y los vacunaron y les dieron un montón de vainas, y hasta a los maestros les vendieron zapatos a nueve bolívares, y una señora se arrechó por ahí y dijo: "a mí que me paguen mi sueldo y me dejen comprar los zapatos que a mí me dé la gana y dónde me dé la gana". En fin, que esta dictadura cada día se va afianzando más y nosotros que fuimos tan sinceros, nos estamos quedando en el esterero, es decir en el suelo, o más allá de más nunca.
Y no vale la pena recordar aquí que abrieron la frontera con Colombia, porque ya eso es clavo pasado. Pero ahora tenemos aquí a los guerrilleros del Ejército Nacional de Liberación –ELN- una guerrilla colombiana en nuestro país, y están dialogando para la vaina esa de la paz que está proponiendo el comunista Petro en Colombia, que de paso, fue militante de esta guerrilla, es decir del ELN. Y nosotros hablando pendejadas y la dictadura avanzando por todas partes. Y además, no solo vino la guerrilla del ELN a negociar, también se presentó el canciller colombiano, el señor Álvaro Leyva Durán y, carajo, solo falta que venga Petro a gobernarnos. Es que como decía el dictador anterior, nos están metiendo medio guiriney. Uno no sabe con qué vaina se vendrá esta dictadura en estos días que quedan de octubre, pero la verdad es que en esta primera semana nos dejaron espabilaos. Y mientras tanto, el interino hablando paja por allá por Puerto Cabello, y le cayeron encima y lo llamaron ladrón y lo bañaron en té, y el hombre sin pena ni gloria se subió a su carro y fue a secarse en otra parte y reparte sin que le toque la mejor parte.
Y de paso, la dictadura hizo un intercambio desigual con el gobierno de nuestro compañero Biden, un siete por dos, que todavía no hemos entendido bien, nos entregaron a dos muchachos, que ya todos sabemos quiénes son, y nosotros entregamos a siete hombres dignos y cargados de honestidad, la vaina le fue bien a Biden pero a nosotros no, además, de ahora en adelante la dictadura se va a poner a cazar gringos por todos lados para cambiarlos por los chavistas que están por aquellos lados. A lo mejor también secuestran a un francés y le piden al compañero Macron un intercambio para traerse al señor Ramírez, al otro, al Ilich Ramírez. En fin, que están pasando muchas vainas y nosotros no respondemos a ninguna. Y les digo una vaina, uno ve al hombre del garrote, el del programa la Feria de la alegría, juramentando jefes por todo el país, y aquella asusta, porque es un gentío del carajo, uno no sabe si son los mismos chavistas que los llevan a todos los estados para juramentarlos, pero aquella vaina da ganas de irse a un estado de esos y juramentarse también ahí.
El papá de Margot llegó de la Plaza Bolívar y dijo: "Carajo, el día que se hicieron las fiestas, los chavistas dijeron: "aquí estamos nosotros". A carajos para fiesteros. Esa plaza Bolívar está hecha un parrandón. Cantan, bailan, ríen y parece que están en otro país, porque uno no sabe qué carajo están celebrando. Y los carajitos van a clases contentísimos, y nosotros en la oposición, no sabemos para dónde carajo vamos". Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió ese coñazo tan duro que la vecina, gritó. "Regresa a clases, gran carajo".
-Con mi burrito sabanero, voy camino de Belén,- me canta Margot